La princesa fue obligada a firmar un contrato prematrimonial en el que se estipulaba que debía permanecer al lado de su marido cinco años, fecha que se cumple hoy
01 jul 2016 . Actualizado a las 11:23 h.Este viernes se cumplen cinco años desde que el cuento de hadas de Alberto de Mónaco y Charlene Wittstock se hizo real. Sin embargo, tras un lustro de matrimonio y dos hijos en común, la historia de los príncipes de Mónaco cierra una nueva etapa, y es que hoy, al cumplirse cinco años de la boda civil Charlene es libre de decidir si continuar o no su vida al lado de su marido.
El 1 de julio del 2011 Alberto de Mónaco y Charlene Wittstock se daban el «sí quiero» en una boda civil para un día después celebrar una boda religiosa que fue retrasmitida por televisión y seguida por casi un millón de personas. Pero ese compromiso llevaba aparejado, según Vanitatis, un contrato prematrimonial en el que se estipulaba que la princesa de Mónaco debía permanecer al menos cinco años al lado de su marido y darle un heredero.
Hoy ambas cláusulas del contrato se han cumplido, con lo que Charlene por fin será libre para decidir su futuro. Eso sí, si decide vivier alejada del príncipe Alberto también deberá hacerlo lejos de sus dos hijos, los príncipes Jaques y Gabriella que nacieron el 10 de diciembre del 2014, ya que el contrato prematrimonial también recoge que en caso de separarse, la custodia de los niños será del padre.
El día de su boda, Charlene Wittstock no fue una de esas novias radiantes. La que estaba a punto de convertirse en princesa de Mónaco apareció en el Salón del Trono del Palacio Grimaldi con un precioso vestido de Armani que no conseguía ocultar la tristeza de su cara. Durante toda la ceremonia religiosa, la princesa parecía compungida y en varios momentos incluso rompió a llorar. Y hay quienes apuntan a que los motivos de tal desconsuelo se debían al contrato prematrimonial que se vio obligada a firmar en los días previos a su matrimonio.
Ahora, el tiempo dirá si el matrimonio entre Alberto de Mónaco y Charlene continúa siendo un cuento de hadas o termina en pesadilla.