Los partidarios del Brexit logran el 51,9 % de los votos en el referendo y hablan del «día de la independencia británica»
24 jun 2016 . Actualizado a las 19:35 h.Terremoto político en Europa. Triunfa el Brexit en el histórico referendo realizado en el Reino Unido, que previsiblemente abandonará la Uníon Europea a través de un proceso aún no concretado. Una estrecha mayoría del 51,9 % de los británicos votó a favor de la salida frente a un 48,1 por ciento que se decantó por la permanencia.
El resultado hunde a la UE en la peor crisis en su historia de casi 60 años y provocó que el primer ministro británico, el conservador David Cameron, promotor de la consulta y defensor de la permanencia, a anunciar su dimisión antes de octubre.
Cameron aseguró que el Gobierno y el Parlamento británicos respetarán la voluntad de la mayoría de la población y negociarán con la UE los términos de la salida del Reino Unido (Brexit).
Los mercados financieros internacionales reaccionaron con fuertes caídas. La cotización de la libra esterlina cayó por debajo de los 1,35 dólares, su nivel más bajo desde 1985. Muchos expertos temen que el «Brexit» provoque una crisis económica, la pérdida de empleos y el derrumbe de la moneda nacional británica.
Los partidos populistas de derecha en Europa recibieron el desenlace del referéndum con júbilo y aprovecharon la ocasión para reclamar en sus propios países, entre ellos Francia y Holanda, la celebración de referendos similares al del Reino Unido. El líder derechista británico Nigel Farage dijo visiblemente satisfecho: «La UE fracasa, la UE está muriendo».
La salida de la UE también trae consigo el peligro de una desintegración del propio Reino Unido. En Escocia e Irlanda del Norte, el resultado del referéndum refuerza la posición de los independentistas que aspiran a abandonar el Reino Unido y que quieren permanecer en la UE. La mayoría de los escoceses y norirlandeses votaron en el referéndum en contra de una sallida de la Unión.
La afluencia a las urnas en el referéndum británico se situó en el 72,2 %. Un total de 46,5 millones de electores se habían registrado para poder participar en la consulta popular.
El líder del Partido Laborista británico, Jeremy Corbyn, pidió el rápido inicio de negociaciones sobre la salida del Reino Unido de la UE. Corbyn dijo a la BBC que «ahora es necesario aplicar» el artículo 50 del Tratado de Lisboa, que regula la salida de un país de la UE. Esas negociaciones deben estar encaminadas a cerrar el mejor acuerdo posible para proteger la economía británicas.
El «Día de la Independencia»
El ex alcalde de Londres Boris Johnson, rival de Cameron en el seno del Partido Conservador e impulsor de la campaña por el «Brexit», argumentó que la salida de la UE acabará con la dependencia del Reino Unido de Bruselas y devolverá la soberanía al país. Johnson bautizó el 23 de junio como el «Día de la Independencia» de la «dictadura de Bruselas».
La UE perderá con la salida del Reino Unido a una de las principales capitales financieras del mundo, Londres; a su segunda economía y al país con la tercera población más grande de Europa. Además, el Reino Unido es, junto con Francia, una potencia nuclear y miembro permanente del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, llamó a los 27 miembros restantes de la UE a mantenerse unidos. «Estamos decididos a mantener nuestra unidad», afirmó en Bruselas. El líder europeo advirtió de que este no es el momento para reacciones histéricas.
El presidente del Consejo Europeo anunció que la próxima semana ya habrá una «reunión informal», sin la participación del Reino Unido, al margen de la cumbre de la UE que se celebrará el martes y miércoles en Bruselas.
Los líderes ultraderechistas europeos Marie Le Pen (Francia) y Geert Wilders (Holanda) reaccionaron con júbilo al resultado del referéndum. En Twitter, Le Pen calificó el triunfo del «Brexit» como una «victoria de la libertad».
Por su parte, Wilders escribió en Twitter: «Bye Bye Brussel» (Adiós Bruselas). Le Pen y Wilders reiteraron su demanda de que se convoquen en sus respectivos países referendos similares al británico.
En el bando opuesto, el ministro de Relaciones Exteriores de Alemania, Frank-Walter Steinmeier, habló de un «día triste para Europa y el Reino Unido». Su colega francés, Jean-Marc Ayrault, subrayó en su cuenta de Twitter que Europa «debe reaccionar y recuperar la confianza de la gente».
El jefe de la diplomacia austriaca, Sebastian Kurz, advirtió en declaraciones a la emisora televisiva ORF que no se puede descartar que el resultado de la consulta en Reino Unido tenga un «efecto dominó» sobre otros países miembros de la UE.
Sin plan B
Una de las grandes incógnitas es el grado de preparación de Reino Unido para un proceso que podría llevar años, puesto que el propio primer ministro había asegurado públicamente que no había plan B.
Tras jugarse su credibilidad a la carta de una apuesta que, según él, haría al «más fuerte y más seguro», Cameron ha quedado ya como el principal perjudicado de una campaña que ha dividido a la sociedad británica por una estrategia partidaria, puesto que, más que por clamor popular, el referéndum surgió para sofocar el incendio que Bruselas llevaba generando en los conservadores desde hace décadas.
La oposición laborista ha sugerido ya la necesidad de su dimisión ante un escenario sin precedentes en el que la única certidumbre es que, de vencer la salida, la decisión sería «irreversible». No en vano, David Cameron había avanzado ya que el proceso formal de retirada de los Veintiocho comenzaría de inmediato.
Aunque el Tratado de Lisboa establece las pautas de este procedimiento en el artículo 50, el primer movimiento ha de partir del estado miembro, que debe notificar a la UE su deseo de abandonar.
De hecho, Londres no está obligado a proceder de forrma inmediata, es más, los partidarios de romper con Bruselas han manifestado ya su preferencia por aguardar, puesto que, pese a meses de campaña, la fórmula que regiría sigue siendo una incógnita.
Los plazos, a priori, están marcados, si bien los dos años establecidos en la normativa comunitaria podrían ampliarse siempre que lo autoricen los otros veintisiete socios. Expertos en Derecho europeo creen que, dada la complejidad, las negociaciones podrían llevar hasta una década y los propios defensores del divorcio asumen que, como mínimo, serían necesarios cuatro años.