Miles de jóvenes despiden la campaña con un acto reivindicativo en Trafalgar Square
23 jun 2016 . Actualizado a las 07:15 h.La campaña del referendo llegó a su fin. Uno de los colofones tuvo lugar en Londres, la plaza capital para los intereses de David Cameron. Fue, sin embargo, un cierre agridulce. La convocatoria era para jóvenes con intención de defender los valores de permanecer en la UE. Ellos son precisamente lo más partidarios de seguir en el bloque común, pero también los más difíciles de movilizar. La concentración se convocó en Trafalgar Square, en el corazón de Londres, el lugar donde lucen grandes pinturas francesas, españolas e italianas colgadas en la Galería Nacional. Pero la plaza se les quedó grande.
El acto apenas congregó a varios miles de personas, de los más de dos millones que se habían interesado en participar en las redes sociales, convirtiéndose quizás en una premonición de lo que ocurrirá hoy en las urnas con los que nacieron a partir de los 80 y de los que Cameron espera el empujón necesario para mantener al Reino Unido dentro de la Unión. «Es la primera vez en toda la campaña que tiene lugar un acto así, una celebración de la comunidad, de las cosas que nos unen» afirmaba Beatrix Blaise, una londinense de 24 años.
En realidad, los jóvenes británicos que ayer se dieron cita en Trafalgar Square no se imaginan un futuro fuera de la UE, sin poder hacer un Erasmus o poder coger un avión para conocer el continente. Y quizás por ello les cuesta participar en la campaña por la permanencia, que se ha desplazado más hacia el futuro de la economía que hacia un mensaje que les incluya directamente. Alice Bragg, una de las concentradas, tenía muchas ganas de exponer sus argumentos: «En esta campaña solo hablamos de asuntos domésticos, tenemos que ser responsables y trabajar juntos. Ser honestos. En esta ciudad tenemos cinco millones de jóvenes europeos trabajando, sí trabajando, sin pedir ayudas», decía a toda velocidad.
Ben Laycock-Bordman es de los críticos con la UE, pero apuesta por seguir dentro y reformarla: «La UE necesita tener un proceso de toma de decisiones más transparente y también una democracia más directa», opinaba. Al otro lado de la plaza Michelle Thomson, de 41 años y natural de Escocia hace ondear una gran bandera de la Unión Europea: «No veo ni una sola razón para salir. Me siento muy europea y escocesa. No hay ni un solo argumento sensato en el campo del brexit, solo se apoyan en un discurso racista y contrario a la migración».
Thomson no se equivoca mucho. En el otro extremo de la campaña, la de los partidarios del brexit, el mensaje que más ha calado es el de controlar la inmigración, recuperar el control sobre las fronteras. Muchos no consiguen salir de ese embudo al ser preguntados por más argumentos y eso explica el éxito de la campaña del exalcalde de Londres, Boris Johnson, junto al líder del euroescéptico UKIP, Nigel Farage.
Contra la inmigración
En las calles de Londres es difícil encontrar a partidarios del brexit a primera vista, pues se sitúan en otros lugares del país donde, paradójicamente, más ayudas han recibido procedentes de la UE.
Eso sí, al poner un pie en un pub la cosa cambia. Así ocurre en una franquicia de la cadena Wetherspoons, famosa por sus bebidas baratas, largas horas de apertura y donde la mayoría de la clientela son hombres que pasan de los 60. Muchos de ellos usan la misma terminología que Farage. Son directos con su respuesta y no cabe duda de que van a ir a votar con muchas ganas: «Quiero que cierren las fronteras y que los que vienen dejen de pedir ayudas», afirma David Blackwell, natural de Yorkshire, de la misma localidad donde fue asesinada la diputada Jo Cox, pero que lleva viviendo en Londres más de seis décadas: «No soy racista, es que no hay ningún tipo de control ahora».