Los dos bandos apelan a los indecisos ante una consulta que cambiará la Unión Europea, independientemente del resultado
22 jun 2016 . Actualizado a las 21:48 h.Dos nuevos sondeos sobre el referéndum británico sobre su permanencia en la Unión Europea difundidos este miércoles dan a los partidarios de romper con Bruselas una pequeña ventaja. Un día antes de la votación, el sondeo del instituto Opinium, elaborado entre 3.011 británicos consultados por Internet, da un 45% de intención de voto al «brexit», 44% para los pro-UE, un 9% de indecisos y 2% que no quisieron responder. El segundo sondeo, de TNS, da un 43% a los pro-Brexit, un 41% a los pro-UE y un 16% de indecisos.
Tras semanas de enconada campaña, 'Stronger In' (Más Fuertes Dentro) y 'Vote Leave' (Vota Abandonar) han aprovechado la última jornada para intentar convencer a los indecisos con las principales armas de las que se han valido para decantar la votación a su favor: la conveniencia económica de continuar y el carácter irreversible del «brexit» por parte de los defensores de la permanencia; y la recuperación de la soberanía y del control de fronteras con el 'Día de la Independencia' prometido por los partidarios del divorcio.
No obstante, ante lo ajustado de los sondeos, el veredicto dependerá en gran medida de los indecisos y notablemente de la participación. El bando a favor de la Unión Europea es consciente de que una baja concurrencia supone una de sus principales amenazas, por lo que está a expensas de la movilización ciudadana. Será fundamental que quienes habitualmente se implican en las generales, pero no en las europeas, acudan a los colegios este jueves.
El electorado deberá resolver una compleja disyuntiva sobre la identidad misma de Reino Unido y el lugar que aspira a ocupar en el orden internacional de este arranque de milenio. La última vez que tuvo la oportunidad de decidir en la correosa cuestión europea fue en 1975, cuando aceptó la entrada en el Mercado Común al que el país se había incorporado dos años antes.
Transcurridos 41 años, la única coincidencia entre el bando a favor de la permanencia y el frente que aboga por el «brexit» es que este nuevo plebiscito constituye una de las decisiones más trascendentales que Reino Unido jamás ha afrontado como país. Además de su futuro en la UE, su dictamen marcará el legado de David Cameron y su permanencia en Downing Street: independientemente del veredicto final, Cameron pasará a la historia como el 'premier' que zanjó la siempre complicada relación con Bruselas.
Así, el peso de una fijación que ha dominado a la derecha británica en las últimas décadas resultó excesivo para un líder que acabó cediendo a las presiones internas. Su envite, con todo, va más allá del territorio doméstico, puesto que, de triunfar la permanencia, además de modificar el vínculo con Bruselas, se habrá obligado a toda una UE a abdicar de sus principios fundamentales para acomodar al miembro más receloso.
En consecuencia, además de la composición misma de un grupo de veintiocho, el plebiscito demostrará si la claudicación a escala comunitaria ha valido la pena, puesto que las concesiones no garantizan que Londres permanezca en el club. Al respecto, el desafío de ambos bandos durante la campaña ha supuesto mantener su granero natural y convencer a los indecisos, un contingente sobre el que descansa el juicio final de mañana.