Los partidos huyen de grandes mítines para ganarse al ciudadano en la calle y a través de la tele y las redes
11 jun 2016 . Actualizado a las 09:38 h.La ciudadanía está cansada. Los partidos lo saben y no dudan en reconocerlo. Ante ellos tienen el reto de levantar del sofá a los ciudadanos no comprometidos con ninguna bandera. Llegar al votante de a pie, el que no va a los mítines, se ha convertido en el gran objetivo de campaña de los partidos. ¿Cúal es la estrategia que usarán?. Huir de los grandes mítines, recurrir a las redes sociales, patear la calle y también «habrá mucha tele», como reconoce el vicesecretario de campaña del PP, Fernando Martínez-Maillo. Y tanto que habrá tele. Hasta el candidato popular, Mariano Rajoy, entra con más fuerza que hace unos meses en el terreno de la política-espectáculo al ir a El Hormiguero, una propuesta que, al parecer, no había aceptado hasta ahora y para la que en la anterior campaña había delegado en Soraya Sáenz de Santamaría.
Porque el producto de Antena 3 que puso a bailar a la vicepresidenta no es el programa amable de Bertín Osborne al que había ido el presidente y en el que se desveló como un as del futbolín. Tampoco ha hecho ascos, como el resto de candidatos, a enfrentarse a las preguntas de los más pequeños en el programa 26-J, Quiero gobernar, de Telecinco, donde superó en audiencia al candidato de Podemos, el que más recurrirá al medio catódico eclipsando a su socio de IU.
Afán por el márketing
Ese afán por el márketing de la sorpresa que tiene Podemos lo critican desde el PSOE, que, aunque no rechaza entrar en la campaña espectáculo con el paso de Pedro Sánchez por programas como el de Susana Griso o el de la productora de Ana Rosa, volverá a echar mano de la nostalgia que imprime su marca, «la misma a lo largo de 137 años de historia». Recuerdan desde Ferraz que «otros se presentan en un conglomerado de partidos con la única propuesta de dañar al PSOE». No hay más que comprobar como para reforzar esa idea recuperará a González y a Zapatero para dos actos de campaña.
De esa forma toma distancia sobre la fórmula de su principal contrincante en esta campaña en la batalla por ser la segunda fuerza más votada: «A Podemos le falta ideología y le sobra márketing como hemos visto con un programa en forma de catálogo sueco. Lo que importa a Podemos: la foto, el diseño», argumentan esas mismas fuentes.
La tele también será el modo de entrar en los hogares que usará el candidato de Ciudadanos. Cuestionado por algunos por no acabar de conectar con el hombre o mujer de a pie, hace unos días trató de bajar a tierra confesando, por ejemplo, ante el espectador que no había consumido nunca estimulantes. Pero lo que hará esta vez Rivera, al contrario de lo ocurrido hace seis meses, es moderar su protagonismo omnipresente para jugar la baza del tirón de otros rostros como el de la diputada catalana Inés Arrimadas.
Bajar a la calle
Esta no será desde luego una campaña de grandes mítines. Los populares no quieren desaprovechar la distancia corta con el ciudadano, uno de los terrenos donde Rajoy gana enteros. «Resulta el candidato que más empatiza con la gente», diceMartínez-Maillo. Es algo que trasmite cuando pasea por la calle. Que está en su salsa. Quizá por eso el PP deja a un lado la cartelería y lanza una campaña «más austera en la que no habrá cartelería, ni grandes mítines con múltiples oradores». Lo que hará es centrarse en la calle, el terreno en el que mejor juega Rajoy.
No solo el PP dejará aletargada la fórmula de ese candidato que, a modo de estrella de rock llena aforos con fans llegados en autobús desde pueblos o ciudades cercanas al lugar en el que actúa. El mitin espectáculo no interesa porque en esta atípica campaña lo que importa es movilizar al que tiene dudas. Sánchez ha recurrido ya al puerta a puerta en Móstoles e irá a los actos del Día del Orgullo.
Para Unidos Podemos esta campaña tampoco será igual porque ahora el partido morado va en coalición con Izquierda Unida. Aunque su gran estrategia es la sorpresa, la tele y las redes sociales, el responsable de Discurso de Podemos, Jorge Moruno, indica que «vamos a continuar pateando bastante el país en una campaña muy coral con protagonismo del ciudadano».
Un contexto diferente donde los emergentes ya fueron diputados
Es una campaña diferente en la que «prima la austeridad», aunque las cuatro fuerzas principales no se hayan puesto de acuerdo en reducir gastos o acaben desembolsando un total que ronda 19,9 millones de euros, como contabilizaba Europa Press hace unos días. En lo de que es distinta es algo en lo que no discrepan ni los tres principales partidos (PP, PSOE y Ciudadanos) ni la coalición Unidos Podemos. ¿Por qué no tiene nada que ver con otras anteriores? Porque solo han pasado seismeses de la anterior, porque Albert Rivera y Pablo Iglesias no son ya unos candidatos que no habían pasado por el Congreso y porque los mismos números uno de sus respectivas listas que no han logrado llegar a un acuerdo para formar gobierno han de pedir de nuevo el favor del votante. Sobre todo han de conquistar al indeciso y al hastiado.
«La campaña mejor testada»
Desde el PP dicen que «es quizá la campaña mejor testada porque las elecciones de diciembre son la mejor encuesta que nos dejan ver dónde perdimos o ganamos por poco». Partiendo de esa base, han elaborado el patrón de lugares donde aumentar el esfuerzo en la calle.
Eso mismo es lo que hará Unidos Podemos, que como dice Moruno, además de usar de nuevo la baza de la plurinacionalidad, redoblarán esfuerzos para hacer nuevas conquistas en el Mediterráneo.
En el PSOE cuentan que ahora todo el «escenario resulta diferente al 20D. En estos meses, los nuevos partidos que en cierta manera eran una incógnita por despejar para muchos ciudadanos, han dejado de serlo. Por tanto los actores son los mismos pero las percepciones de cada uno no». Desde Ciudadanos dicen que habrá mucho menos papel que en las anteriores porque de lo que se trata es de «hablar con la gente y con los ciudadanos».