Los expresidentes George Bush, padre e hijo, anunciaron ayer que no respaldarán la campaña del magnate a la Casa Blanca
13 may 2016 . Actualizado a las 10:46 h.El triunfo aplastante de Donald Trump en las primarias ha provocado una desbandada general en el Partido Republicano. Algunos barones conservadores han dicho que apoyarán a Hillary Clinton en las elecciones, otros no han llegado a tanto pero han declarado que no votarán a Trump y los más cautos se limitan, por ahora, a no respaldarlo y escatimarle su apoyo en público. Entre los que ponen pies en polvorosa se encuentran ex presidentes, senadores, congresistas, gobernadores y, casi más importante, donantes clave.
La postura más radical hasta el momento ha sido la del senador Ben Sasse que el miércoles por la noche publicó en Facebook que se negaba a apoyar a Trump o a Clinton y que pedía un tercer candidato que salve la situación: «Mi buzón de voz está lleno de mensajes de importantes figuras de nuestro partido que dicen 'Trump es horrible pero tenemos que apoyarlo porque la única opción es él o Hillary Clinton'».
Otro senador conservador, Dean Heller, aseguraba que se oponía «vehementemente a nuestro candidato porque menosprecia a las mujeres, los hispanos y los veteranos». Heller es senador por Nevada, un estado que cuenta con un notable porcentaje de población latina. Allí y en otros estados en los que ocurre lo mismo la posición de los republicanos se ha vuelto muy difícil porque, si apoyan a Trump, pueden perder sus propios escaños.
Esto es lo que le ocurre, por ejemplo, con John McCain del que se han filtrado unas declaraciones en las que afirmaba que «si Trump está en las papeletas, puede ser el final de mi carrera». Un portavoz de quien fuera el candidato de la derecha frente a Obama hace ocho años ya adelantó que votará por Clinton.
El gobernador de Massachusetts, Chalie Barker, es otro de los que ya ha declarado que no votará al magnate, aunque asegura que tampoco lo hará por Clinton. Los ex presidentes George Bush, padre e hijo, también han hecho saber que no apoyarán a Trump. Como se puede imaginar, su anuncio ha tenido el efecto de un seísmo porque se trata de una dinastía con un importante ascendiente, y cuya actitud tendrá un un efecto seguro de arrastre sobre otros sectores del partido.
Entre los donantes la sensación de retirada es similar. Una parte ha decidido que financiarán a republicanos que se presentan al Senado o a la Cámara de Representantes pero que no apoyarán la campaña a la Casa Blanca. Quizá la postura más provocadora sea la de los hermanos Koch, dos multimillonarios que son los donantes más poderosos del partido. Ayer hicieron saber que no descartan apoyar la campaña de Hillary Clinton porque, como explicó uno de ellos, Charles, el mes pasado en una entrevista en televisión «probablemente, Hillary Clinton lo haría mejor en la presidencia que Donald Trump». Sabiendo de qué pie cojea su adversario y con intención de hacer sangre, la ex secretaria de Estado difundió un vídeo brutal en el que denuncia la ineptitud del magnate y apela a los republicanos y a los independientes para que le entreguen su voto.