Emilio Saracho, el español que reina en la City

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El sucesor de Ángel Ron al frente del Banco Popular  se convirtió en abril del 2015 en el español que más lejos ha llegado en la banca de inversión internacional

01 dic 2016 . Actualizado a las 16:25 h.

Emilio Saracho, el inminente sucesor de Ángel Ron al frente del Banco Popular, se convirtió en abril del 2015 en el español que más lejos ha llegado en la banca de inversión internacional, como vicepresidente global de J.P. Morgan.

Su ascenso en el escalafón de la entidad estadounidense comenzó en 1998, cuando fue nombrado responsable para España y Portugal, cargo que desempeñó durante ocho años. Pero el verdadero salto adelante se produjo en el 2006, cuando se trasladó a Londres para dirigir la división de banca privada en Europa, Oriente Medio y África. Tras un breve paréntesis por un excedencia, coincidiendo con el período más crudo de la crisis financiera internacional, regresó a la City en el 2009, para ponerse al frente del área de banca de inversión y corporativa en esa misma área geográfica.

Licenciado en Económicas por la Universidad Complutense, continuó sus estudios en Estados Unidos, donde obtuvo un MBA en la Universidad de California, en Los Ángeles, en 1980. Fue en este país también donde dio sus primeros pasos profesionales, en el Chase Manhattan Bank -hoy integrado dentro de J.P. Morgan Chase, tras la fusión realizada en el 2000-, donde se hizo cargo de las actividades en el sector de la energía y el de las telecomunicaciones. Cinco años más tarde, en 1985, aterrizó en España, donde participó en la creación del Banco Santander de Negocios, contribuyendo así al desarrollo de una actividad hasta entonces casi inédita en la banca nacional. Allí su destino se cruzó definitivamente con el de Ana Botín, hoy todopoderosa presidenta de la primera entidad financiera española, que también había iniciado su carrera en Estados Unidos y que estuvo detrás del lanzamiento de esta nueva división, donde Saracho se convirtió en uno de sus hombres de confianza. Una relación que han seguido cultivando tras la salida de Saracho del Santander, donde fue responsable de la división de grandes empresas, director general adjunto y, tras un paréntesis de cinco años en la estructura de Goldman Sachs en Londres, director de la banca de inversión global.

De vuelta ya en la capital británica, ya reincorporado a J.P. Morgan, Saracho coincidió de nuevo con Ana Botín, que tras abandonar Banesto en el 2010 cogió las riendas del Santander en el país. Aseguran que en la City ambos ejecutivos compartían con cierta asiduidad cenas privadas en las que comentaban la actualidad del mundo de las finanzas, muy convulso por aquella época.

Esas buenas relaciones con la cúpula del Santander le sirvieron a Saracho para apagar algunos fuegos, como la publicación en junio del 2013 de un informe en el que un analista de J.P. Morgan advertía de las necesidades de capital del primer banco español para cumplir con el nuevo marco regulatorio. Una visita a la ciudad financiera de Boadilla y unas disculpas informales arreglaron el entuerto.

Saracho, miembro también desde el 2010 del consejo de administración de Inditex, practica la autocrítica cuando se le pregunta por las responsabilidades de la crisis. Asume las malas prácticas de su sector, aunque insiste en que no se puede tratar por igual a todos los bancos y tampoco le duelen prendas en apuntar los excesos cometidos por los consumidores. «Cada uno tenía sus obligaciones y todos pidieron muchos créditos, se perdió el sentido del riesgo», zanjaba en una entrevista.