Turismo de cuchara, un activo desaprovechado
La Voz de los Asturianos
14 Nov 2017. Actualizado a las 19:58 h.
Siguiendo mi último artículo, en el que hablaba de Asturias y el futuro de una forma más general, y por no repetirme, trataré en esta ocasión de profundizar un poco más en uno de los temas que me resultan más cercanos y que se ajustan más a la época en la que estamos: la gastronomía y el turismo.
Asturias tiene un gran potencial para atraer visitas nacionales e internacionales tanto a nivel turístico como gastronómico. Me refiero a potencial porque, estratégicamente, el plan, si lo hubiera, no está desarrollado, ni implementado, ni interiorizado ni promocionado al nivel que debería.
En cuanto al turismo, a nivel nacional estamos muy bien posicionados, pero a pesar de que los datos de turismo internacional han mejorado significativamente, todavía somos un gran desconocido para el mundo. No entrando en temas de conexiones, tan manidos como necesarios, tenemos suficientes recursos naturales, culturales y gastronómicos como para competir con otras regiones de características similares, ya no solo de España sino de otros países, como el Norte de Francia, Italia, Suiza, Irlanda o los nórdicos.
Aparte de la consabida promoción tenemos que focalizarnos en gestionar los recursos naturales y turísticos, desarrollar los servicios, adaptar los establecimientos y los profesionales a una atención al visitante de extraordinaria calidad. Todo esto sin perder, desde luego, nuestra esencia, que es el mayor argumento de venta que tenemos. El que viene a Asturias generalmente se enamora o repite.
En cuanto a la gastronomía, queda muchísimo por hacer tanto a nivel institucional como administrativo y burocrático. No estamos ni a una cuarta parte de nuestra capacidad y eso que es un sector íntimamente ligado a la herencia y la cultura regional, al turismo, al desarrollo local y a la generación de puestos de trabajo cualificados.
Tenemos espejos cercanos en los que mirarnos, como Cataluña, País Vasco, Madrid, Valencia y tantas otras comunidades que han ligado sus recursos turísticos a los gastronómicos con gran éxito.
No hay una región tan pequeña con tantos recursos gastronómicos que promocionar como Asturias: gran notoriedad nacional del «en Asturias se come bien», platos insignia de la cocina española, 7 estrellas Michelin en una región tan pequeña, sidrerías, guisanderas, Mesas de Asturias, chigres.
Comer es una necesidad, una experiencia en sí misma y un placer, especialmente ligado al ocio. Hoy en día, existe una gran popularidad del turismo gastronómico que Asturias no está aprovechando y que debería desarrollar más y mejor.
El turismo gastronómico no sólo refleja los restaurantes, sidrerías y bares de la región, sino que aglutina también a la promoción de los productos y productores locales, la ganadería, la pesca, la agricultura y la artesanía. Esta combinación de recursos genera todo tipo de experiencias pedagógicas y de ocio que son increíblemente demandadas entre los visitantes. Pero, sobre todo, son buenos para la promoción de nuestra cultura y estilo de vida. No solo informamos, sino que formamos a nuestros visitantes en nuestras costumbres y eso atrae un tipo de turista de calidad, familiar y respetuoso con el medio ambiente, que es el que más nos interesa.
Desde la restauración y desde el turismo tenemos que apoyar, defender y promocionar los recursos naturales y a nuestros productos y productores locales, que son la materia prima y esencia de nuestra gastronomía, además del motor del desarrollo rural. Desde la Administración tienen que ayudarles a romper las barreras burocráticas y administrativas, adaptando legislaciones que frenan su desarrollo, crecimiento y sostenibilidad. Se deberían destinar más facilidades y programas a la recuperación de los trabajos rurales y hacerlos más atractivos para los jóvenes.
En cuanto a los recursos humanos, tenemos en esta región a grandes profesionales en el sector turístico y gastronómico, mucho mejor formados que en nuestra época, que han viajado y experimentado profesionalmente en otras regiones y otros países y que hablan idiomas. Necesitamos que no pierdan las raíces pero que aprendan y que vuelvan a desarrollar sus capacidades profesionales aquí: abrir la mente, atraer y retener el talento, a gente trabajadora, creativa y fresca que nos ofrezca una visión renovada y nos ayude a evolucionar.
Todo esto potencia la Marca Asturias, deriva en repoblación de zonas deshabitadas, recuperación rural, desarrollo local, generación de puestos de trabajo de calidad y estabilidad en una región que se está quedando sin población joven. Apostemos por ello y rememos en la misma dirección para que Asturias y su gastronomía sean conocidas, reconocidas y un motor de nuestra economía. ¡Puxa Asturies!