La Voz de Asturias

Un restaurante de Gijón recibe amenazas por parte de un cliente: «Dice que va a escribir a la guía Michelín»

Viral

Esther Rodríguez Redacción
Imagen de archivo de la mesa de un restaurante

La propietaria del establecimiento hostelero no le ha quedado más remedio que denunciar a través de sus redes sociales el comportamiento de este comensal que «se pasa de castaño oscuro». «Estas cosas pasan de ridículo», lamenta

19 Aug 2024. Actualizado a las 16:31 h.

Reservar una mesa para comer o cenar y no presentarse a la cita supone un gran perjuicio para los hosteleros. No llegar nunca o cancelar con tan solo unos minutos de antelación provoca pérdidas a los negocios, porque no solo dejan de vender sino que rechazan comensales que podrían convertirse en habituales. Aunque son muchos los restaurantes asturianos que aplican ya medidas para evitar estas situaciones, eso no quita que de vez en cuando se traguen alguna no show —así se conoce en el sector a las reservas fantasma—. Es lo que le ha ocurrido recientemente a la chef Lara Roguez, a quien no ha quedado más remedio que denunciar a través de sus redes sociales el comportamiento de clientes «sin vergüenza ni sentido».

La propietaria del afamado restaurante gijonés, Abarike, recibió el día de la Noche de los Fuegos una llamada de un cliente, quien le informaba que se había cancelado la reserva que tenía para cenar ese día. Tras revisar la agenda, Lara Roguez comprobó que tenía una mesa de cuatro comensales guardada para él. «Sí que había una cancelación a su nombre porque no había metido los datos de la tarjeta. Pero como había hecho otra reserva a través de otra plataforma en la que sí metió la tarjeta, su reserva era correcta», cuenta. En este punto, la chef explica que en caso de mesas grandes y en jornadas de mucha afluencia exigen «una garantía bancaria», que consiste en introducir los datos de una tarjeta sin que se produzca ningún recargo, salvo que no se acuda.

Los cuatro comensales acudieron a la cita sin problema. Lo peor vino después. «Al día siguiente teníamos una reserva de una mesa de cinco desde El Tenedor con garantía bancaria hecha, pero no venía». Como no aparecían, el equipo de Roguez se puso en contacto con la persona que efectuó la reserva. «Llamamos para ver por qué no venían y nos responde que ya habían venido a cenar el día anterior», cuenta. Ante la rareza de la situación, comprobaron a ver qué había pasado realmente. El problema era «que el señor había hecho cuatro reservas diferentes para dos días diferentes, con dos emails diferentes, una con los apellidos completos, otra no, con un mismo número de teléfono en distintas plataformas», aclara.

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Teniendo en cuenta que este restaurante recomendado por la Guía Michelín tiene un aforo muy reducido: «solo tenemos cinco mesas y una barra gastronómica con seis sitios» y que el hecho tenía lugar en un día festivo, que estas personas no se presentasen a comer suponía una gran merma para el negocio. Para que además no se viesen todavía más perjudicados, dado que la app de El Tenedor «cobra por cada comensal de la mesa», a no ser que se notifique el no show, a Lara Roguez no le quedó más remedio que informar del incidente. De inmediato se activó la garantía bancaria por lo que «automáticamente se le hizo un cargo de 50 euros» al comensal.

Al ver el cargo en su cuenta bancaria, el comensal se puso en contacto con el restaurante gijonés. Les envió un email solicitándoles el reembolso. «Le contestamos y le explicamos por qué había sido. Le dijimos que no se preocupase que lo íbamos a reclamar a El Tenedor», cuenta Lara. Cuando parecía que la cosa se había resuelto, la chef comenzó a recibir amenazas por parte del cliente. «Nos manda un email llamándonos de todo, diciendo que va a escribir a la guía Michelín, a la Repsol… En plan extorsión porque decía que la comida había sido fantástica pero que no le parecía la forma de actuar. Que lo iba a poner en manos de sus abogados y que no era por dinero porque para eso nos había dejado propina...», relata indignada la chef, a quien no le ha quedado más remedio que contar públicamente la situación para que la sociedad sea consciente de lo que tienen que soportar los hosteleros.

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Esta situación, por desgracia, tal y como asegura la chef en el propio vídeo que ha colgado en sus redes sociales, «pasa en el restaurante en el día a día». Es algo que ya ha aprendido: a aguantar, pero lo que no ve de recibo es que le envíen «emails con amenazas» cuando ha sido un error del propio cliente y que de buena fe intentaron solucionar. «Creo que pasa de castaño oscuro», sentencia Roguez, quien espera que no vuelvan a producirse estas cosas que «pasan de ridículo» «Nosotros no podemos estar revisando si alguien ha duplicado reservas», asegura la chef, antes de apuntar que en días festivos menos todavía porque apenas dan a basto con el volumen de trabajo 


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