El fuego y una mantequilla de 150 kilos, protagonistas de MasterChef en su programa desde Asturias

El plató de MasterChef se trasladó ayer a Gijón. Sus aguas azules, sus verdes montañas, la buena gastronomía y hasta el fuego fueron testigos de cómo el talent show culinario puso a prueba a sus 14 aspirantes. De esta manera, Asturias tuvo de nuevo el privilegio de poder presumir no solo de su belleza sino también de su arte culinario. Sin embargo, el centro de las miradas lo acaparó el Centro de Seguridad Marítima Integral Jovellanos, que fue el eje del programa y sus instalaciones dieron cobijo a la ansiada prueba de exteriores.

Tras realizar la primera receta con los productos de la caja misteriosa -variedad de leches y harina de distintos ingredientes- en las cocinas del programa, el equipo viajó al Principado para llevar a cabo dicha prueba. Allí tanto los concursantes como los jueces, Pepe Rodríguez, Samantha Vallejo-Nágera y Jordi Cruz, participaron en un simulacro en el Centro Jovellanos y vieron de primera mano cómo se rescata a personas que están a la deriva o que, incluso, han quedado atrapadas dentro de cualquier embarcación en llamas.

Una actividad que ha dejado perplejos a los aspirantes y que además ha puesto en valor el centro de formación marítima, que es el más importante de Europa. «En sus 27 años de historia, han formado a más de 100.000 profesionales y han salvado la vida a medio millón de personas. En definitiva 150.000 metros cuadrados destinados a que las costas españolas sean las más seguras de todo el continente», alardeaba Jordi Cruz. Al mismo tiempo, ha servido para que todos ellos aprendan que, en situaciones extremas, cada segundo cuenta y que la precisión y la inmediatez es fundamental. Un consejo que también se puede aplicar en temas de cocina.

Además, Asturias también pudo presumir de la personalidad de su gastronomía, ya que los aspirantes divididos en dos equipos tuvieron que realizar un menú de cuatro platos, basado en los sabores del Principado, para 100 profesores y alumnos del centro. Este constaba de: un entrante, «sopa de mariscos con aire cítrico de perejil»; un primero, «pixín a la sidra con mini tarta de manzana»; un segundo, «solomillo al cabrales con patatines» y un postre, «bizcocho borracho con espuma de arroz con leche quemado».

Una vez puestos manos a la obra y para hacer más interesante el episodio, el chef Nacho Manzano, de Casa Marcial con dos estrellas Michelín, se pasó por las cocinas para aconsejar a los participantes. También tuvo la oportunidad de presumir de la gran calidad de los productos asturianos y de la naturaleza que tanto caracteriza a la región. Además, el asturiano invitó al ganador de la prueba a una masterclass en su restaurante Gloria en Gijón.

Una prueba que fue muy aplaudida en redes sociales no solo por la destreza de los concursantes en las cocinas sino porque los asturianos se sintieron orgullosos de que su tierra apareciese en la gran pantalla. Una ilusión que se acrecentó más con la despedida de la prueba de exteriores por parte de Jordi Cruz, quien quiso agradecer el trato recibido con un «Puxa Asturias».  

Además, una mantequilla de 150 kilogramos puso el colofón final al programa. Así se dejó bien claro que los alimentos asturianos son de calidad, puesto que el «maxi producto» fue elaborado por la empresa asturiana Mantequerías Arias. También, gracias a ella, los aspirantes, con la ayuda del chef jerezano Juanlu Fernández, del restaurante Lú con una estrella Michelín, adquirieron nociones sobre el uso de esta en en la cocina.