La Voz de Asturias

La pastelería de Turón de la que todo el mundo habla: «Todos los días se agotan todos los productos»

Sabe bien

Esther Rodríguez Redacción

La joven Bárbara Pereira, de 29 años, se ha puesto al frente de este negocio que se ha convertido el templo de peregrinación de los amantes del dulce. Esta tienda es el sueño hecho realidad de esta turonesa que desde bien pequeña ya le encantaba preparar todo tipo de postres

18 Nov 2024. Actualizado a las 09:32 h.

Era poner un pie en casa de alguna de sus abuelas e inmediatamente Bárbara Pereira ya corría a la cocina para colgar el mandil y ponerse manos a la masa. Apenas levantaba unos palmos del suelo y en ocasiones casi era más grande el bol o el cucharón que sostenía que ella. Pero, no le importaba lo más mínimo, porque le encantaba echar una mano en los fogones, ya fuera removiendo los ingredientes, sazonando al gusto o cuidando que cada plato tuviera el toque perfecto. Si encima se trataba de hacer bizcochos, frixuelos o cualquier otro dulce esta turonesa se convertía en la niña más feliz del mundo.

Cada vez que tenía la oportunidad ayudaba también a su padre, quien es cocinero de profesión. Y siempre que su madre la dejaba, preparaba alguna que otra receta en casa. A medida que fue creciendo, su interés por la cocina era cada vez mayor. Llegó un momento en el que siendo todavía menor de edad asumió la responsabilidad de preparar todos y cada uno de los platos que endulzarían, a partir de ese momento, la vida de sus familiares. «Pasé a hacer yo todos los postres», asegura antes de señalar que cuando era el cumpleaños de alguna amiga le preparaba con mucho gusto y cariño una deliciosa tarta.

A Bárbara Pereira siempre le gustó cocinar desde pequeña

Se le daba muy bien todo lo relacionado con la repostería. Es más, todo el mundo le decía que tenía buena mano pero Bárbara tan solo veía preparar platos dulces como un hobby y no como un trabajo. «De aquella no tenía claro que me fuera a dedicar a esto», confiesa. Es por este motivo que una vez finalizada su etapa en el instituto decidió formarse profesionalmente en la administración de empresas. Pero, para su sorpresa, este FP no le terminó convenciendo y apostó por matricularse en el curso de cocina que imparte el IES Valle de Aller. Ahí fue donde realmente descubrió que la pastelería era su vocación, que hacer pasteles y demás dulces para alegrar el paladar de cualquiera era realmente lo suyo.

Una vez superados todos los módulos profesionales de dicho ciclo formativo tuvo la oportunidad de aplicar todos los conocimientos aprendidos en el aula en la afamada pastelería Pomme Sucre, en Gijón. «Al acabar las prácticas coincidió con que era la campaña de Navidad y me quedé trabajando con Julio Blanco», cuenta Bárbara, quien «el 80 por ciento» de lo que sabe fue gracias a emplearse en esta cafetería que es la favorita del chef con estrella Michelín, Marcos Morán. «El trabajo era bastante duro porque eran muchas horas pero en verdad aprendí muchísimo», reconoce esta turonesa a sus 29 años.

Tiempo después se empleó en la más que conocida confitería de Mieres, La Flor de Cacao, hasta que decidió abrir las puertas de su propia tienda de repostería. «Siempre tuve bastante claro que quería tener mi propio negocio y que no quería trabajar para nadie, porque en verdad vengo de una familia de emprendedores. Mis bisabuelos y abuelos tenían su propio trabajo y entonces siempre vi en casa lo que era trabajar para uno mismo, con las cosas buenas y con las malas, por supuesto», dice la joven, que acaba de convertir ya en realidad este sueño al hacerse con las riendas de la histórica pastelería de Turón y uno de los templos de peregrinación de los amantes del dulce: La Gloria.

Así luce desde fuera la pastelería La Gloria

Tras enterarse que los dueños de este afamado negocio de las Cuencas Mineras iban a jubilarse, Bárbara vio la oportunidad perfecta para convertirse en su propia jefa. «Lo hablé con mi marido, que se lanzó también a la piscina conmigo, y fui a negociar con ellos para que me traspasasen el negocio. Me pusieron todas pero todas las facilidades del mundo y evidentemente llegamos a un acuerdo», cuenta la joven, que tiene a su cargo dos empleadas.

Después de darle un buen lavado de cara al local —«salvo el obrador, lo tiramos todo por dentro»— y decorarla al más puro parisino, la turonesa pudo por fin abrir el pasado mes de septiembre las puertas de esta pastelería que se ha convertido ahora en todo un referente para los amantes del dulce. «No me imaginé esta acogida en la vida, está siendo brutal. Desde que abrimos todos los días se agotan todos los productos. Es muy heavy porque además no recibimos ninguna crítica», asegura la joven, que no puede caber de sí en su gozo.

El semifrío es un tipo de postre que se caracteriza por tener principalmente una textura cremosa

Como ahora es su propia jefa, Bárbara aparte de seguir creciendo profesionalmente tiene toda la libertad del mundo para crear aquellas elaboraciones dulces que se le antojen. Es por ello que además de hacer los pasteles de toda la vida, como pueden ser los petisú, los milhojas o los cubiletes rellenos de almendra, elabora también semifríos de cualquier sabor.

Realiza también tartas por encargo y, por supuesto, en su amplia oferta no puede faltar la tarta por excelencia de Turón, la turonesa. «La receta la creó el primer pastelero que regentó La Gloria y salvo los pasteleros que pasamos por aquí nadie más sabe cómo se hace», confiesa la joven.

Para hacer las pastas, la confitera se sirve de mantequilla y chocolate de la marca Valrhona

Con cariño y mucho mimo prepara sirviéndose también de «las mejores materias primas» pastas de mantequilla, florentinas y todo tipo de bollería. «Es mi especialidad», resalta, antes de señalar que las palmeras bañadas en chocolate Valrhona se han convertido en el producto estrella de la pastelería. También los semifríos son un gran reclamo. «Cada fin de semana se están vendiendo cada vez más los pasteles más modernos y quedan en un segundo plano los de toda la vida», confiesa.

Los productos de bollería son la especialidad de Bárbara Pereira

Así es como la joven ha conseguido aumentar la cartera de clientes de esta histórica pastelería de Turón. Gracias a darle «un giro de 180 grados» a la dulce y deliciosa oferta, por las puertas de este negocio se dejan caer, aparte de los consumidores de toda la vida gente de Mieres, otros del resto de zonas de las Cuencas Mineras y hasta vecinos de Gijón.

Es por esta razón por lo que Bárbara aconseja encargar con previa antelación sus productos. «Me da rabia que a veces venga gente de fuera y ya no hay nada porque en verdad los pasteles aquí vuelan» dice la turonesa, que busca que sus elaboraciones lleguen a todos los lugares de la región. «El año que viene quiero habilitar la venta online para así poder vender aquellos productos que no son tan delicados», dice antes de señalar que su principal objetivo es hacerse «un nombre propio» y que tanto ella como su marido puedan vivir de endulzar la vida de los asturianos. Por el momento ya lo están consiguiendo.


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