Noticia bomba, el Goya y lo de Unicaja haciendo caja

Ángel Aznárez 

OPINIÓN

Operarios sustituyen la cartelera y los antiguos logotipos de lo que fuera LiberBank por los nuevos de Unicaja Banco en la sede central en Oviedo
Operarios sustituyen la cartelera y los antiguos logotipos de lo que fuera LiberBank por los nuevos de Unicaja Banco en la sede central en Oviedo Eloy Alonso | EFE

04 feb 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

I.- Teoría sobre la Noticia Bomba:

Unos, lectores y lectoras de izquierdas, pensarán, frotándose las manos, que lo de ¡Noticia bomba! es referencia a lo que este periódico digital tituló el lunes último, 29 de enero: «Barbón reivindica una política útil frente a la de desgaste que practica la derecha». Otros, los de derechas, bostezarán ante lo que consideran una falsa noticia y abrirán la boca, despreciativos: «¡Baahh, bobadas, delirios de flaqueza por dietas de adelgazamiento!».

Pudiera ser, como posibilidad para los de terceras vías, que la última parte del discurso presidencial fuese cierta, pero consideran la primera, «lo de la política útil», muy falsa, salvo que lo útil sea el empeño permanente de todos los gobiernos, también los socialistas, para que los ricos, viejos y corruptos, de siempre, sean cada vez más ricos y corruptos, Y para que los nuevos, los nuevos ricos, lecheros, tirando de las tetas de las vacas, lo sean a base de los ahorros de otros, también de los asturianos. En diciembre de 1989, Rafael Argullol, autor hoy de Danza humana (Acantilado 2023), escribió en Deseos para la última década lo siguiente: «Que la voracidad de los poderosos no quede disimulada por sus migajas de filantropía». ¡Filantropía, filantropía, viva la filantropía y las fundaciones, qué bonito…!

Y ahora, hasta Izquierda Unida se suma al nuevo «pacto del Duernu», junto al de Laviana y al de Teverga, siendo todo eso ya un acabose; «la cosa nuestra» ahora es total; juntos ya hasta con los de la calle Quintana, de Oviedo.  «¡Tongo, tongo, que se besen, que se besen!», se gritaba en los estadios, coliseos y otros circos cuando los gladiadores no combatían como era su obligación para cobrar la soldada.  

No, pues no. ¡Noticia bomba! no es nada de lo anterior, ni el discurso conocido el lunes ni el nuevo pacto, y ya sin don Gabino, el de los faroles. Pudiera ser «noticia bomba» una de las noticias como las de antes, en aquellos tiempos lejanos, cuando, por ejemplo, Kennedy fue asesinado, en que, además de la «noticia bomba», se oía decir entre aglomeraciones, alborotos y barullos, a voz en grito: «Paso, por favor. Paso a la prensa. Prensa por favor, prensa. Abran paso a la prensa».

Ahora no. Y no es que no haya noticia bomba, es que la actualidad, toda la actualidad, sin interrupción, es una noticia bomba, y, naturalmente, la continuidad quita garras y espantos, añadiendo insensibilidad al fenómeno bomba. Un ejemplo característico de la continuidad de la «noticia bomba» es la política de Pedro Sánchez, el de las hybris y la desmesura continua, también el exprimido, que es una continua «noticia bomba». Eso, la acumulación de bombas, tiene un peligro y riesgo, que pueden acabar estallando todas a la vez y en un mismo instante, «armándose la de dios», que se armará, a pesar la opinión tan compartida, por ignorancia histórica, de que aquí nunca pasa nada.

II.- Lo británico y lo hispánico:

¡Noticia bomba! sí es el título de una novela cómica acerca de periodistas, escrita por el inglés Evelyn Waugh, en tiempos en que los periódicos costaban un penique. Se narran las aventuras del periodista BOOT, redactor de Exuberancia en el periódico BEAST, y las de Lord Copper, magnate de la prensa y de la empresa Megalopolitan, en misión informativa a Ismailía, república africana en guerra. De aquel tiempo, escribió Waugh, antes de bautizarse de católico: «las máquinas de escribir eran de un tipo especial; sus teclas hacían menos ruido que los dedos de un obispo sobre el reclinatorio acolchado».

Siempre me interesaron los novelistas anglosajones, caso de Evelyn Waugh, el gran novelista del siglo XX, como Charles Dickens fue el mejor escritor inglés del siglo XIX, aunque siempre tuve en cuenta la opinión del dandi Harold Acton: «La mayoría de los novelistas anglosajones no son sino predicadores que han confundido la vocación». También siempre me interesaron los arzobispos de Canterbury, primados de la Iglesia anglicana, caso de Robert Runcie; pero los novelistas, a excepción de Waugh, y los arzobispos, a excepción de Runcie, me decepcionaron, quedándome con los poetas, siempre mentirosos, como Edward Thomas, muerto en 1917.

Waugh, que murió en 1966, me gustó por más tiempo, llegando a escribir Brideshead Revisited, interesante episodio novelesco, escrito a mediados de los años cuarenta del siglo XX, traducido al castellano en los años ochenta y visto en televisión en la década siguiente. El impacto de esa novela en las burguesas y provincianas clases medias, admiradoras con envidia de la aristocracia inglesa, fue tal que se pusieron de moda, prendas y textiles de Inglaterra y Escocia, se leía a Walter Scott, el manual de compostura era el Debrett´s, se comían los cucumber sándwiches a base de pepinillos. Los más pudientes se apuntaron, para que los vieran entrar, en los Clubs de Tenis, como el de Oviedo, con ese colorido de tierra en las pistas y verdes las tribunas como las Wimbledon.

El Doctor Runcie, que murió en el año 2000, fue la persona que mejor pronunciaba lo inglés, oídas sus intervenciones pausadas (años ochenta del siglo XX) en la Cámara de los Lores. Todo se podía ver en directo, a las quince horas, gracias a Sky News del australiano y tycoon Rupert Murdoch. Después vendría la espantosa y actual decadencia británica, la crisis del anglicanismo cristiano, lo del Brexit y hasta la muerte de Isabel II. El Doctor Runcie, que tanto me recuerda a un presidente socialista asturiano que fue de Villa, fue el que bendijo el primer matrimonio del actual Carlos III, y del que los británicos no dejan de envidiar su suerte, por haber empezado a trabajar en 2023, a los setenta y tres años. Y Runcie besó al Papa Juan Pablo II.

Pudiera ser ¡Noticia bomba!», no fake news ni reviviscencia del bulo, (esto último y lo del bulero, el propagador de bulos, tan bien explicados por Pedro Álvarez de Miranda en el libro prudentemente titulado Medir las palabras), en periódicos acreditados, de esos que presumen de mesura, ética y verificación de noticias, que llamen a personas, unas veces «pelele» y otras «paleto».

En uno de esos periódicos, de la antes llamada Capital del Estado, en la columna titulada Pincho de tortilla y caña, su autor, empieza y termina de la misma manera, con letras más grandes al principio y más pequeñas al final: «Sánchez acabará engullido por la serpiente pitón que ha elegido como compañera de viaje. Si hay algo que los electores desprecian es a un pelele». Es de acierto de léxico lo de «engullir», con su efecto de exceso como de empacho, que eso es lo propio de la sierpe pitón y pitonisa, como las del Oráculo de Delfos, o que empitonan como las reses bravas ibéricas (lo ibérico siempre fue de pitones). Y también de buen léxico es lo de pelele, que en una primera acepción suena a espanto, pues es «muñeco con figura humana, hecho de paja y trapo».

En otro de aquellos periódicos, un columnista acreditado, con mucha mala leche, tituló en referencia a los catalanes: Terrorismo cuqui y autoamnistía. La columna es tan seria que antes de llorar procede la carcajada. Y con ese título basta, pues sería preferible que fuese una fake news o bulo que lo que es en realidad: una «noticia bomba», el continuo bombazo del que escribimos al principio.

Y en la última página del mismo diario leo una entrevista a un expresidiario, que lo fue por eso tan capital que los suizos llaman «el espionaje económico». Y a la pregunta: ¿Qué le enseñó el dinero sobre la gente?, respondió el expresidiario: «Que puedes ser muy rico y seguir siendo un paleto». Paletos hay muchos, incluso pronunciando discursos políticos. Ya lo escribí en el ejemplo de los malapropismo, que, a la pregunta ¿qué es la hipotenusa? se respondió: «La que está entre los dos paletos» (catetos quiso decir). Y Hervé Falciani, sobre trampas de ricos, concluyó: «Ahora el enfoque está en la opacidad de sociedades». Esto no es fake news, tampoco bulo, y tampoco, desgraciadamente, «noticia bomba». ¡Opacidad de sociedades al Fisco, eso, eso, a por ellas!

III.- El cuadro de la Fundación Selgas Fagalde y don Ernesto:

El lunes 22 de enero de 2024, el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, anunció un proceso de revisión de las colecciones de museos estatales que «permita superar un marco colonial o anclado en inercias de género o etnocéntricas que han lastrado en muchas ocasiones la visión del patrimonio, de la historia y del legado artístico». Fueron comprensibles los inmediatos debates que se produjeron. En un periódico de izquierdas se tituló: Descolonizar un museo: más allá de víctimas y villanos; y en otro de derechas se tituló: Directores, técnicos, sindicatos y asociaciones piden atender a otras necesidades como la autonomía de los centros o el refuerzo del personal.

Señalo que la discutible venta, discutible por razones de legalidad, del cuadro de Goya Aníbal vencedor, propiedad que fue de la Fundación Selgas-Fagalde, en principio, nada tuviera que ver con la pretensión del ministro de «superar un marco colonial o anclado en inercias de género». El caso es que los asturianos, de manera permanente, en beneficio del madrileño Museo del Prado, museo estatal, dejamos de tener en La Quinta de Selgas, dicho cuadro de Goya. Y ello por decisión del ministro anterior, Iceta, el de los bailes.

La preocupación ministerial por lo colonial y restituirlo, es una novedad; como una novedosa sensibilidad, que, saliéndose de lo estrictamente colonial, puede o debería poner en marcha otras «devoluciones» artísticas, sacadas las obras indebidamente de sus iniciales museos, estando hoy de moda los robos de obras de arte antaño a los coleccionistas judíos. El diario El País de 1 de febrero de 2024 dedica la página 23 al listado por la Universidad de Oviedo de las obras incautadas en la Guerra Civil.  

Es natural que el anterior ministro de Cultura, Iceta, casi horas antes de cesar, ordenase al Protectorado de las Fundaciones dar por cerrado y «validada» la venta por el Patronato de la Fundación Selgas-Fagalde del cuadro Anibal vencedor”. Al parecer dijo el ministro: «Que se cierre el expediente; que se dé carpetazo al asunto»; eso es muy natural, pues qué más iba a pretender un ministro de Cultura que un cuadro, sobre todo si es de Goya, se quede definitivamente en el Museo del Prado, arrebatado de Asturias, pareciendo que el primer «protectorado», lo protegible, es el de los grandes museos nacionales y/o estatales, frente a los secundarios museos regionales, casi de pueblo.

--No es natural que una funcionaria de la Administración asturiana, en vez de seguir reclamando el cuadro, se conforme con eso de que alguna vez ese cuadro y por poco tiempo, volverá a Asturias. Eso me recuerda que los africanos y los griegos dijeron no a los franceses (Museo del Louvre) e ingleses (British Museum) cuando éstos pretendieron sólo prestar las obras de arte expoliadas, no devolverlas, y para alguna puntual exposición. Es evidente que los africanos y griegos no son asturianos.

Tampoco es natural la pasividad asturiana, pues sigue sin saberse si la venta del cuadro de Goya, fue legal o no, y eso sólo lo pueden decidir de manera definitiva, no la Administración, sino los jueces. La posición del Ministerio de Cultura es comprensible, ya lo dije, pero lo de Asturias es incomprensible. Pues, frente a la vía administrativa, está la judicial, y de ésta nada quieren saber.

Y llegados aquí, surge una duda: si la sensibilidad de Ernesto Urtasun es únicamente con los procesos políticos de colonización o descolonización en estricto sentido, o si incluye otros análogos. Acaso esa sensibilidad se pudiera traer, ahora, a cuento, pues hay quien asegura, acaso sin razón y con exageración, que los malagueños han colonizando Asturias; que los asturianos somos como antes fueron los engañados del Congo belga o los del «Africa Tropical» en el anuncio del Cola Cao, por lo de la Caja de Ahorros de Asturias, faltándonos cuadros como el de Suarez (propiedad del Banco de allí), según visto en cartelito en la Exposición en el Bellas Artes, el de la calle Rúa, de Oviedo.

Ese supuesto, acaso imaginario fenómeno «colonizador», debería ser comunicado al señor ministro, que no es del PSOE, por si entra entre sus planes. Y ello para que el madrileño Museo del Prado devuelva el cuadro goyesco a esta Autonomía, pagando lo que haya que pagar, naturalmente, y los malagueños, más tarde, hagan lo mismo, y así para que éstos últimos no sólo nos envíen o remitan el personal sobrante de allí, para colocarlos en térmicas y cementeras de aquí. Que vengan, así, acompañados.  

IV.- Unicaja haciendo caja con lo de la Caja (de Asturias): 

Noticia bomba fue saber que el viernes pasado se vendió el edificio de la antigua Caja de Ahorros en la calle Instituto de Gijón, sede que fue de la Caja Municipal de Gijón, antes de su fusión con la de Oviedo. ¿Tendrá algo que decir de ello el Ayuntamiento de Gijón, si se restablece o cura del síndrome de Estocolmo la mujer de vestidos negros y marrones?

 ¡Qué lío de letreros en Oviedo y de Gijón: Cajastur, Liberbank, Unicaja y también «Gestión de Inmuebles Adquiridos SL»!

No dudo que la Hacienda pública, la estatal y la autonómica (me dicen que el consejero de Hacienda de aquí es látigo de contribuyentes defraudadores), estará muy interesada en saber incrementos de patrimonio resultantes. Reitero lo que no dicen los periódicos de papel, pues seguro que no lo saben, aunque se lo repetí y no hay manera: el 58,81% fue de «Gestión de inmuebles adquiridos S.L»., al parecer antes de «Beyos y Ponga S.A., » y ¿antes? ¿de quién fue antes ese 58,81%?

Y Unicaja, tararí, tarará,  haciendo caja.