Cimavilla pide ser el casco histórico que se merece

Elena G. Bandera
E. G. Bandera REDACCIÓN

GIJÓN

Sergio Álvarez, presidente de la asociación vecinal Gigia
Sergio Álvarez, presidente de la asociación vecinal Gigia EGB

«No queremos ser una maqueta ni perder nuestra identidad, sino tener más calidad de vida y que el barrio esté cuidado», asegura Sergio Álvarez, presidente de la asociación de vecinos de Cimavilla, con un plan de dinamización en el punto de mira

23 ago 2016 . Actualizado a las 17:12 h.

Cimavilla empezó a recibir a nuevos vecinos, muchos de ellos jóvenes profesionales, hace al menos diez años. Tarde o temprano, el tan reclamado relevo generacional que se venía pidiendo desde las asociaciones de vecinos de Gijón era inevitable. La eclosión en el barrio alto de la ciudad se produjo este mismo año. En mayo, Sergio Álvarez, vecino de siempre del barrio, era elegido presidente de la asociación vecinal Gigia en sustitución de Aida Artime. No sólo recogió la labor que ella realizó durante años sino que se abrió una nueva línea en una asociación que hoy es el mejor reflejo de los habitantes de Cimavilla. «Hay gente joven con niños que ya han nacido en el barrio y gente de aquí de toda la vida con hijos y nietos, y la asociación lo representa muy bien. Además en la asociación tenemos perfiles muy diversos y eso hace que las cosas sean más fáciles», asegura Álvarez, que ya colaboraba ocasionalmente con la asociación de vecinos desde hace tres años. «El revulsivo fue en marzo y abril de este año, que es cuando evoluciona una candidatura de integración, con gente nueva que tenía ganas de colaborar y con la que estaba antes, que pasa a un segundo término», explica. El impulso definitivo al barrio alto de la ciudad está en manos de una comisión creada para abordar un plan integrar de dinamización con el que se pretenden solucionar reivindicaciones históricas.

«No queremos ser una maqueta ni perder nuestra identidad, sino tener más calidad de vida. Que nuestro barrio vaya tan atrasado con respecto a otros cascos históricos es incluso positivo y se le puede sacar ventaja para saber lo que no queremos. Y no queremos ser una maqueta ni un plato de televisión muy bonito pero al que le han quitado la identidad. Lo principal es que el barrio está vivo por sus habitantes. Los vecinos son los que le tienen que dar vida. Por eso queremos que el barrio esté cuidado, pero no con farolas subidas  a una piedra o calles de mármol», asegura Sergio Álvarez. Al mismo tiempo que se producía el relevo generacional al frente de la asociación de vecinos, surgía una plataforma ciudadana en torno al futuro de la Fábrica de Tabacos: «Es curioso que surge a la vez que el movimiento entre los vecinos. La primera reunión de la plataforma se hizo en un local de El Coto y, a partir de ahí, tenemos dos movimientos coetáneos. La asociación de vecinos es parte de la plataforma y existe una sinergia total entre ambas en todo lo que se hace en el barrio». Ejemplos de ello son iniciativas comunes con el estallido de cultura que llenó Cimavilla de libros, una jornada de verano con actividades para niños o el propio plan de dinamización del barrio.

¿Cómo surge el plan de dinamización de Cimavilla?

Xixón sí puede lo plantea en el pleno de mayo y se aprueba crear una comisión de dinamización del barrio de Cimavilla por unanimidad. Los colectivos del barrio se ponen en marcha y el primer contacto con el ayuntamiento, a través de Divertia, se realiza el 26 de julio. El segundo encuentro fue el pasado 9 de agosto. «En aquella primera toma de contacto no había nada planteado, van surgiendo las cosas, pero vemos que, por parte de los representantes municipales, existe por lo menos voluntad. Estamos de acuerdo todos en que las administraciones, hoy en día, no están demasiado preparadas para trabajar en planes de participación. Quizá lo están más los colectivos que la propia administración, pero están tomando nota de cómo se abordan los procesos participativos», considera Álvarez, que de aquella primera toma de contacto extrae dos conclusiones principales.

Por un lado, se había solicitado a los responsables municipales información sobre las actuaciones en el barrio. «Al ser un plan global, reunirse no sirve de nada si no viene un experto en cada área que nos aporte información sobre cada una de las actuaciones. Nos dieron información en la medida que pudieron» y, una vez que finalice el verano y la disponibilidad de los técnicos municipales vuelva a la normalidad, se ha acordado que cada actuación sea debidamente explicada.

Por otro lado, «nosotros creamos un documento único para empezar por lo que creíamos fundamental, que son tres principios básicos: un plan de actuación integral para la mejora de  la calidad de vida en el barrio que sea transversal e incluya un sistema de comunicación y coordinación con las distintas parcelas del gobierno municipal y que proteja la identidad de Cimavilla». Una identidad que debe entenderse como la memoria viva del barrio, la memoria colectiva, arraigada y transmitida de forma individual o en conjunto y que aglutina todas esas características culturales y sociales que hacen de Cimavilla el barrio que es.

«Hay que empezar por un plan integral, no hay que inventar nada nuevo», asegura Álvarez, que explica que se incluyó una tabla de reivindicaciones históricas con la accesibilidad del barrio como primera de todas. Algunas de esas peticiones están en marcha o en camino como el cambio del alumbrado, que ya tiene una partida presupuestaria asignada, o la pista cubierta para el colegio Honesto Batalón, el único centro escolar público de Gijón que no la tiene. El proyecto, en todo caso, está paralizado de momento a la espera de un informe ambiental.

«Les invitamos, en la segunda reunión, a subir a la Casa del Chino (sede de la asociación de vecinos) para presentarles las propuestas y lo asumieron todo. Estaban de acuerdo con todo porque cuando algo es coherente no puedes decir que no. Esta es la línea con la que queremos empezar a trabajar», indica el presidente de la asociación de vecinos, a la que se suman en esta gran tarea que está abordando Cimavilla todos los colectivos con presencia en el barrio: la AMPA del colegio Honesto Batalón, la Asociación de Festejos de Cimavilla, los hosteleros (tanto los pertenecientes a OTEA como a Cimata night), la plataforma de Tabacalera y SOS Cimavilla.

Todos forman un bloque. «Todos entienden que la primera necesidad, que el barrio sea accesible, nos beneficia a todos. La hostelería plantea hacer un plan de terrazas, en vista de que los requisitos van cambiando de un año a otro, y entendieron que las terrazas serán mejores si la accesibilidad lo es. Todo nos implica a todos y eso lo tenemos claro», insiste Álvarez. 

¿Cuáles son las propuestas de trabajo de los colectivos del barrio?

Un simple paseo por el barrio alto basta para darse cuenta de que se hace más que necesario un plan de accesibilidad. «No queremos un barrio peatonal, unas calles lo son y otras no. Principalmente lo que pretendemos es que el peatón gane prioridad», explica Álvarez. Pone como ejemplos las calles Vicaría, Óscar Olavarría y Eladio Verde, completamente inaccesibles para personas con movilidad reducida o que simplemente lleven un carricoche de bebé o un carrito de la compra. En algunos tramos las aceras miden 10 escasos centímetros. «No se puede usar el carro en la acera y hay que bajar a la calzada de adoquines. Por eso planteamos que las aceras y las calzadas se pongan al mismo nivel. Sabemos que el espacio es el que es. Si el peatón tiene prioridad, y eso pasaría por ejemplo por limitar la velocidad de los coches, calles como Vicaría serían de paso y permitirían la convivencia entre peatón y coche. La fisonomía del barrio complica abordar un plan de movilidad, por eso es más necesario que en otros lugares», subraya.

El mantenimiento de aceras y calzadas también es una reivindicación histórica. Hay calles, como Atocha, en las que no hay baldosa que no se mueva o esté rota. Y eso no deja de ser peligroso. La semana pasada, por ejemplo, una señora tuvo una caída en esta calle. «Si el mantenimiento urbano en Gijón deja mucho que desear en los últimos años y la conservación viaria brilla por su ausencia, aquí ya es escandaloso», lamenta el presidente vecinal.

Otra de las propuestas pasa por un plan de fachadas y conservación de edificios. En este punto, Álvarez hace hincapié en la conveniencia de rehabilitar y recuperar viviendas públicas que hoy están deshabitadas por ser inhabitables y abandonadas, algunas incluso tapiadas: «Qué mejor que arreglar esa docena de casas e incluirlas en los próximos sorteos de viviendas sociales para que cumplan el objetivo que tienen que cumplir»

Otro de los proyectos es la recuperación de la memoria histórica a través del arte urbano en medianeras del barrio. Una idea que incluso fue inaugurada y que ha quedado en un limbo administrativo porque el ayuntamiento no tramitó de manera correcta la petición a la dirección regional de Patrimonio Cultural, al estar el barrio declarado como Bien de Interés Cultural. «El proyecto se paralizó. La idea era realizar un lavado de cara y, al mismo tiempo, recuperar su historia con imágenes de las cigarreras, las pescadoras, Rambal? e incluso se abría la posibilidad a realizar itinerarios en los que los vecinos podrían aportar explicaciones como ya se hace en otras ciudades». El coste era mínimo: 30.000 euros.

Otras peticiones del plan de dinamización pasan por mejorar los accesos, teniendo en cuenta a las bicicletas por ejemplo, ampliar la escuela de 0 a 3 años, favorecer la recuperación de la actividad económica con un plan de locales, reparar la Casa del Chino y adecuar las casamatas del cerro para uso público. «A veces da la impresión de que no importa más que el ladrillo nuevo y lo vemos con Tabacalera, pero de nada sirve rehabilitarla si lo de alrededor está completamente degradado. Hay que empezar con lo básico», insiste Sergio Álvarez.

La rehabilitación de Tabacalera

Tabacalera, si el plan de dinamización del barrio sale adelante como quieren los colectivos, sí puede volver a ser un referente para Cimavilla si se aborda con éxito. De momento, se trabaja en la estructura del edificio que, según explica Álvarez, acumula un sinfín de posibles usos culturales y sociales sin ninguno definitivo. «No está nada aprobado, por eso necesita abrirse a la participación ciudadana». Y, de hecho, tiene tres procesos participativos abiertos o a punto de abrirse a su alrededor. Primero, el propio plan de dinamización del barrio. Segundo, el plan de participación de Tabacalera, que tiene mucha vinculación con el anterior pero que se acometerá de manera paralela una vez que se abra el proceso de al menos cuatro meses que está a punto de licitarse. Un tercero está vinculado al proyecto europeo 2nd Chance de intercambio de experiencias entre ciudades europeas con grandes edificios sin uso. La antigua Fábrica de Tabacos de Cimavilla es el único proyecto español en este plan europeo que contempla la creación de grupos locales de trabajo a partir de septiembre.

La próxima gran cita del barrio serán las fiestas de los Remedios y la Soledad entre el 7 y el 18 de septiembre. De ello se encarga, como siempre, la asociación de festejos del barrio. «Cada asociación se dedica a lo suyo, pero están conectadas y trabajamos de forma conjunta. Este año el día del socio lo vamos a integrar en las fiestas el día 16, con una sardinada y el homenaje a los mayores del barrio». En septiembre, se celebrará un nuevo encuentro de la comisión de dinamización para que Cimavilla se convierta en el casco histórico que se merece.