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Charlamos sobre sostenibilidad y economía circular con Jorge Rodríguez Menéndez, productor y promotor de eventos, entre ellos el Starlite Festival en el cual trabajó durante seis años

  • «Debemos utilizar nuestra proyección para sensibilizar a la gente en el ámbito del reciclado, la naturaleza y la sostenibilidad» 

  • «Abogo por la economía circular. La gente que nos hemos criado en el campo somos bastante sensibles a lo que pasa con el medio ambiente»

Jorge Rodríguez Menéndez (Oviedo, 1982), pasó su infancia en Careses, un pueblo ganadero del concejo de Siero, donde se le grabó a fuego el amor por la naturaleza. Cuando contaba poco más de veinte años empezó en el mundo de la producción, primero en la televisión y más tarde en la organización de grandes eventos. Tras seis años al frente de la producción del prestigioso festival Starlite, hoy combina la producción de actividades online con la organización de eventos en un recinto de estreno relativamente reciente, el Marbella Arena, en Puerto Banús. Actualmente vive en Madrid.

¿Cómo empezó en la producción? ¿Siempre quiso hacer esto?

—Era lo que quería desde un principio. Estuve en Teleasturias en la realización de informativos del fin de semana. Después con una productora en Teleoviedo. Me ofrecieron entrar en la TPA en una productora, pero no comulgaba mucho con los contenidos y estaba entre ir de realizador en la TPA y hacer un máster de producción ejecutiva. Lo que me gustaba era producir proyectos propios y decidí irme a Madrid a hacer el máster. Empecé formándome y con el ganado en paralelo financiaba los estudios. Empecé a vender «xates». Me ayudó porque esos estudios estaban vinculados más a lo privado y requerían un gasto considerable. Entonces tratabas desde casa de salir adelante con lo que podías y el ganado era una forma de financiarme.

¿Costó empezar en Madrid?

—Sí. Había ido con mi hermano y a los pocos meses me quedé sin dinero porque el Máster costaba un dineral, cerca de 25.000 euros. Había pedido un crédito, tuve que afrontarlo y me quedé sin dinero. Entonces pedí que me adelantaran las prácticas, que eran remuneradas, para poder cobrar y seguir pagando. Me cogieron en una serie en Televisión Española y empecé poniendo desayunos. Al mes, la serie se canceló y el director de producción me ofreció trabajo. Hice catorce producciones de ficción y entretenimiento en siete años. Después fue cuando me llamaron para Starlite, donde estuve otros seis años. pero soy un culo inquieto y ahora inicié otra andadura.

¿Qué se trae entre manos?

—Acabo de cerrar un formato para un dúo de humoristas andaluces, para contenido digital, que todavía no está vendido. Estoy también en entretenimiento digital. Eventos digitales, e-sports, influencers y youtubers, etcétera. Por otro lado, estoy comercializando y programando un auditorio nuevo en Puerto Banús, el Marbella Arena. Hacemos eventos de todo tipo, desde la presentación de un videojuego o un automóvil hasta conciertos o monólogos. Es un espacio multidisciplinar que está arrancando.

Supongo que la COVID sería un golpe duro.

—Sí, además el año de la pandemia nació una de mis hijas. Nos pilló en Madrid, con mi mujer embarazada y directora de una residencia. Yo estaba con Starlite, con 60 días seguidos de eventos. Nosotros no cancelamos. Estábamos entre el cierre y salir adelante; y salimos adelante. Fue muy duro, con pérdidas, pero lo que hizo fue consolidar más el producto, la marca, porque ese año muchos promotores no pudieron hacer nada.

¿Cree que la gente tiene más ganas de salir a la calle?

—Sí. Es el año de más eventos de los últimos diez años. Todos y cada uno de los promotores están sacando el producto que no sacaron en la época de la COVID. España es la principal potencia de festivales y eventos a nivel mundial. Por poner un ejemplo: el Wizink Center estaba en los últimos años en tercera posición, y desde hace dos es el que tiene mayor número de eventos a nivel mundial, por encima del Auditorio Nacional de México o del Madison Square Garden de Nueva York.

¿Cómo ve el potencial de Asturias?

—La tendencia de los eventos va hacia el Norte. Se están haciendo muchas cosas. Está el Metrópoli, el Boombastic en Llanera, la apuesta de Gijón por La Laboral. Es un modelo a seguir, me parece muy interesante y se está haciendo muy bien. También están surgiendo espacios cerrados como el Palacio de Deportes de Oviedo, que están reformando como edificio multidisciplinar, que creo que es un acierto. Tenemos una oportunidad, no solo en España sino también en Asturias, que puede tener y va a tener mucho desarrollo.

La sostenibilidad es ineludible y cada vez lo será más. ¿Cómo se gestiona en los grandes eventos?

—Nosotros estamos trabajando con entidades privadas destinadas al reciclaje y la gestión de residuos, además de con los Ayuntamientos. Después, hay una parte de concienciación. Ya que tienes a tanta gente allí, aprovechas su presencia para concienciarlos.

¿Cómo se hace?

—A través de campañas con celebridades que se añadían dentro del propio evento y que cuentan con alcance nacional. También aprovechamos la proyección que tienen los eventos para incorporar el mensaje de la necesidad de ser sostenibles, reciclar, etcétera.

Se dice que queda mucho por hacer en los macroeventos respecto a la gestión de los residuos.

—Sí, deberíamos trabajar mucho más coordinados entre las empresas que se dedican a esto y los que estamos en los eventos. Utilizar nuestra proyección a nivel de medios y comunicación para dar visibilidad y sensibilizar a la gente en el ámbito del reciclado, de la naturaleza, de la sostenibilidad... Tenemos que trabajar como uno. Queda mucho. Queda todo por hacer. Creo que lo fundamental es tener una estrategia conjunta. Hay que tener claro el comportamiento de la gente dentro de un espacio. Tienes que pensar en cómo tienes que tratar, dirigir y educar a la gente. Abrir espacios, canales y hacer llegar bien la información. La gente tiene que ver la información y tenerla siempre muy clara; a través de la repetición, acabas concienciándola y ya la interioriza. Debería de haber una forma estandarizada de gestionar los residuos y que los promotores cumplieran una serie de requisitos.

¿Cómo lo gestiona en su propio trabajo?

—Siempre me reúno con la concejalía que lleva el área de gestión de residuos y establecemos una estrategia conjunta tanto de recogida como de información. Y en algunos casos, dependiendo de la tipología del evento, se ponen en contacto con nosotros empresas de gestión de residuos. Nos sentamos y establecemos protocolos y campañas de sensibilización y promoción. Actualmente, estamos creando y preparando nuevos eventos que son sostenibles y van muy vinculados y centrados en la naturaleza, el entorno y lo que supone. Entendiendo el futuro desde el pasado. 

Ya fuera del ámbito laboral, en el día a día, ¿cómo contribuye personalmente a la sostenibilidad?

—Yo soy de campo. Soy muy rural, lo tengo en el ADN. Me crié en Careses y tuvimos vacas toda la vida hasta que marché para Madrid. Me financié los estudios vendiendo vacas. Ver un plástico en el campo para mí es muerte. La gente que nos hemos criado en el campo somos bastante sensibles a todo lo que pasa con el medio ambiente, la sostenibilidad... y somos muy conscientes y bastante coherentes en el día a día. Yo reciclo, evidentemente; también planto, tengo 600 manzanos plantados desde hace unos pocos años.  

Usted pertenece a la generación 3R. ¿Con qué aspecto se queda?

—Me valen las tres erres porque son mi día a día. Abogo mucho por la economía circular. Estoy bastante convencido. Creo que todos podemos utilizarlo y dejar de tirar. La palabra «tirar» suena feo. Me pasa, por ejemplo, con los juguetes. Si los cuidas bien, siempre les puedes dar un nuevo uso, como a un libro, como a todo. Si lo cuidamos seguramente va a tener un uso muy duradero y ojalá que la palabra «tirar» llegue un momento en el que, pasados los años, desaparezca. A mi no me gusta tirar cosas sino reutilizarlas. Es todo circular, al final. Voy, como siempre, al ejemplo de campo, que es el que me toca: una vaca va a un prado, come la hierba, las semillas las expulsa en el estiércol, que a su vez abona y vuelve a incorporar semillas. Eso es lo circular.

con la colaboración de