La Felguera se vuelca en la conmemoración del centenario del barrio de Urquijo
15 jun 2016 . Actualizado a las 05:00 h.El de Urquijo es un barrio con porte, un barrio que a pesar del paso de los años te transporta a otra época en cuanto entras en su perímetro, aquella época en la que la siderurgia era un todo en la localidad langreana de La Felguera. Y, precisamente, vinculado a ese sector se construyó el Barrio Obrero Marqués de Urquijo, un conjunto impulsado por la Sociedad Metalúrgica Duro Felguera que hoy forma parte del Catálogo Urbanístico de Langreo y que este 2016 cumple el centenario del comienzo de su edificación, un centenario que los actuales vecinos del barrio tienen pensado celebrar con una serie de actos conmemorativos que tendrán lugar entre el 17 y el 23 de junio, ya que desde hace décadas se celebra allí la «foguera» de San Juan y han decidido hacer coincidir los cien años del barrio con la popular fiesta.
Pero para entender cómo surge este barrio obrero allá por 1916 hay que mirar aún medio siglo más atrás. Concretamente, Jerónimo Blanco, portavoz de la Asociación Cultural Musi-Pedro Duro y gran conocedor de la historia de la siderurgia en Langreo, comienza el relato en un 2 de abril de 1859, cuando se inaugura en la margen derecha del río Candín la fundición de Vega, «justamente en los terrenos que hoy ocupa el Barrio de Urquijo», explica. Un poco después, el 8 de septiembre del 1863 se inaugura la Capilla de la Fábrica bajo la advocación de la Virgen de Valbanera patrona de La Rioja y construida por orden de Pedro Duro Benito. En un lugar destacado del interior de la misma se encontraban dos placas que Jerónimo Blanco no quiere pasar por alto porque «hace unos años fueron recuperadas por los vecinos del Barrio Urquijo y restauradas, encontrándose ubicadas en la actualidad a la entrada del Museo de la Siderurgia».
Lo siguiente que destaca el portavoz de la Asociación Cultural Musi-Pedro Duro para explicar la construcción del Barrio Urquijo es una crisis que se dio en el mercado siderúrgico. Tras una serie de arrendamientos de la fundición de Vega entre 1868 y 1872, «en julio de 1874 Duro y Cía. compra la fundición de Dominguez-Gil y Cía. Fábrica de Vega». Pero según explica Blanco es «en los años 1915-1916 cuando que se inician los estudios para construir las casas para los obreros en los antiguos terrenos de la Fundición de Gil y Cía». Así, entre 1916 y 1918 se levanta un conjunto de edificios para los trabajadores de la fábrica siderúrgica de La Felguera. «Su autor es Enrique Rodríguez Bustelo y es una excelente muestra del paternalismo industrial», comenta el portavoz del colectivo, quien añade que en la construcción del Barrio de Urquijo «se siguen estilos modernistas y centroeuropeos, inspirados en la casa rústica alsaciana» y destaca que «cada pabellón presenta unas características artísticas diferentes».
Jerónimo Blanco cuenta basándose en la documentación de la que dispone el colectivo que «en una primera fase se levantaron nueve pabellones de viviendas y una capilla, en el solar del primer emplazamiento de la fábrica de Duro. En esa primera promoción había casas de dos, tres y cuatro alturas. Las viviendas rompían con el molde de las residencias obreras de la época y contaban con más amplitud y mejores servicios. Disponían de tres habitaciones utilizadas como dormitorios, cocina, comedor, aseo y despensa. Posteriormente, se edificó una segunda fase del barrio, en el espacio anexo, entre la carretera Carbonera y las vías del primitivo ferrocarril de Langreo a Gijón».
En la historia del Barrio también están las guerras. Blanco recuerda que «uno de sus edificios quedó parcialmente destruido tras la Revolución de Octubre de 1934, pues albergaba el Cuartel de la Guardia Civil» y que junto a este barrio se construyó en 1946 otro de trazas racionalistas.
Los expertos destacan la trascendencia del barrio Urquijo, tanto por su valor arquitectónico como histórico. «Hablamos de un barrio que dignificó la vivienda obrera, con unas dimensiones insospechadas para la época que llegaban a alcanzar los 90 metros cuadrados. Es cierto que no suplieron las necesidades de residencia, que eran muchas, ni estaban dirigidas para todos los obreros, porque se destinaron fundamentalmente a los cuadros medios, pero es de justicia reconocer que supusieron una novedad muy destacada», manifiesta el portavoz del colectivo Musi-Pedro Duro. Y es que la amplitud de las casas del Barrio Urquijo y los servicios que ofrecían contribuían a prevenir la propagación de enfermedades, algo que también interesaba a la empresa porque permitía que los obreros rindieran más. «En cualquier caso, hay que reconocer que las viviendas impulsadas por Duro en el Barrio Urquijo eran más humanitarias, por decirlo de alguna manera. El término paternalismo industrial se utiliza a veces de forma peyorativa, pero en este caso Duro llegó a sustituir la labor que debía realizar el Estado con la promoción de viviendas», defiende Jerónimo Blanco.
En la actualidad, el Barrio Obrero Marqués de Urquijo forma parte del Catálogo Urbanístico de Langreo y en el espacio contiguo al antiguo grupo se levantan los edificios del nuevo barrio Urquijo, que sigue el proyecto de trazas racionalistas de 1946 de los arquitectos Francisco y Federico Somolinos.
ACTOS DE CONMEMORACIÓN DEL CENTENARIO
La intención de la Asociación de Vecinos del Barrio Urquijo es conmemorar el centenario de este espacio urbano con un abanico de actividades. La idea es concentrar esos actos desde el 17 hasta el 23 junio, haciéndolos coincidir con la fiesta de San Juan que tradicionalmente se celebra en el barrio con la Foguera.
Y para organizarlos nadie mejor que el presidente de la Asociación de Vecinos del Barrio de Urquijo, Juan Coto, uno de los vecinos más veteranos del mismo ya que nació allí hace 72 años, por lo que es capaz de recordar desde la destrucción del Cuartel de la Guardia Civil que comentaba el portavoz de la Asociación Musi-Pedro Duro hasta la construcción de los nuevos edificios pasando por la reforma del barrio con fondos mineros en 1995. Y por supuesto, en esa vuelta al pasado Juan Coto manifiesta su nostalgia por los vecinos que había en el barrio cuando él era niño: «Antes había otra unión en el vecindario, pero lo cierto es que ahora está muy rejuvenecido y sigue teniendo vida», comenta. Y es que entre las 74 viviendas de los pabellones antiguos y las 64 del nuevo, el Barrio de Urquijo suma 138 viviendas.
Respecto a los actos conmemorativos del centenario del barrio, el presidente del colectivo vecinal adelanta que comenzarán este viernes día 17 en la Casa de Cultura de La Felguera con un acto sobre los 100 años de historia. Además se hará entrega de una placa a la socia de más edad, Rafaela Alonso Fernández, de la que Juan Coto destaca que «siempre ha ayudado a la Asociación en la organización de las fiestas de San Juan».
El sábado 18 tendrá lugar en el Langrehotel la comida de confraternización del centenario, a la que se espera que acudan algunos antiguos vecinos del Barrio de Urquijo que en la actualidad viven fuera de La Felguera e, incluso, fuera de Asturias. Y es que, como explica el presidente del colectivo vecinal «siempre es un orgullo ver volver a la gente, ver en él a mis hijos y a mis nietos».
Los actos se volverán a retomar, según ha explicado Juan Coto, el jueves 23, Dia del Socio, del centenario del barrio y de la Foguera de San Juan, una foguera que el presidente de la Asociación de Vecinos data por primera vez en 1920. Así desde las cinco de la tarde que arrancará el festejo con la música de la gaita y el tambor, se sucederá el reparto del «bollu» entre los socios, la espicha, el pregón a cargo de Javier García Cellino (escritor también nacido en el Barrio de Urquijo), el sorteo de regalos, la música del país, el encendido de la foguera a medianoche y la danza prima para coronar la fiesta.
Sin embargo, lo que más quiere destacar el presidente de la Asociación de Vecinos del Barrio Urquijo, y lo hace emocionado, es «el recuerdo a todos los vecinos fallecidos del barrio», porque la historia del Barrio Obrero Marqués de Urquijo es la historia de cuando, cómo y por qué surgieron esas edificaciones pero, sobre todo, de la gente que habitó en ellas en el transcurso de estos cien años.