En pocas horas arrancará la XII legislatura de nuestra actual etapa democrática. Las Cortes quedarán así constituidas para que nuestras queridas señorías vuelvan a deleitarnos con su oratoria y su buen hacer, siempre y cuando se consiga formar gobierno, y no tengamos que volver a esas terceras elecciones para las cuales alguno ya tiene hasta fecha reservada.
Si la sesión de constitución de enero nos dejó estampas como el beso entre Xavier Domenech y Pablo Iglesias, o la cara de asombro de Celia Villalobos al ver pasar a un diputado recién llegado al hemiciclo cuyo peinado consistía en unas rastas y que pareció asombrarle más que la vez que consiguió batir su propio record en el Candy Crush. En esta ocasión no esperen tanto alboroto, pues muchos no están para tirar voladores tras el resultado del 26-J.
Aun con la incógnita de quién ocupará la presidencia del Congreso, todo hace indicar que nos perderemos volver a ver a Patxi López enzarzarse con algunos diputados por si resulta oportuno o no dar lugar a un turno de réplica. Con el pacto de PP y Ciudadanos acerca de la Mesa ya cerrado, y con PSOE y Podemos en plena disputa conyugal al más puro estilo Pimpinela, se da por hecho que la presidencia la ocupará el PP, puesto para el cual ya han propuesto a la actual Ministra de Fomento, Ana Pastor. Ciudadanos por su parte disfrutará de dos puestos en la Mesa, ellos que no venían a por sillones tendrán así unas estupendas vistas del hemiciclo. El ya habitual en las mesas de los parlamentos, Ignacio Prendes, también conocido por dinamitar UPyD Asturias en su momento y fugarse a Ciudadanos, estará encantado de repetir puesto.
Así pues, arranca una legislatura donde Rajoy se siente legitimado por las urnas para ser Presidente, pero sin prisa para lograr la investidura y sin miedo a una tercera cita electoral. Deja hacer a los demás, sabedor de que se queman solos y que eso le da fuerza para negociar más adelante. Sánchez, sin audacia ni coraje más allá que para resistir las disputas internas aireadas en televisión, espera el momento de abstenerse sin cambio a nada, pese a los impulsos que llegan por la tramontana para que lo intente si Mariano vuelve a fracasar. Mientras Podemos, que bastante tiene con encontrarse consigo mismo, y a ese millón de votantes que prefirieron quedarse en sus casas o en la playa, que ir a introducir su papeleta, sigue jugando y tentando al socialista para que muerda la manzana. Por último, Rivera, como buen comercial que es, ya ha sacado rendimiento a sus 32 diputados obteniendo los dos sillones ya mencionados en la Mesa del Congreso.
De cualquier forma, la música volverá a la Carrera de San Jerónimo, y como decía aquella canción de Queen, el espectáculo debe continuar.
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