El ministro Puente desata una tormenta con una respuesta sobre el tren entre Galicia y Asturias

F. S.

ASTURIAS

23 abr 2024 . Actualizado a las 09:38 h.

La lengua afilada del ministro de Transportes, Óscar Puente, es celebrada por sus partidarios y denostada, y a veces temida, por sus detractatores. Eso en el ámbito político porque incluso entre los favorables al dirigente socialista el tono pendenciero no gusta cuando se dirige a particulares. Y una respuesta de este cariz, con el transfondo de las comunicaciones ferroviarias entre Asturias y Galicia, ha despertado toda una tormenta en redes sociales por habérsela plantado a un ciudadano.

Ocurrió en la red social X, antes conocida como Twitter, en la que Puente se desenvuelve como pez en el agua, y allí estaba el ministro en otro encendido debate (pero que ha sido borrado, probablemente trataba sobre las líneas de alta velocidad de Andalucía) cuando otro usuario de la red le inquirió, y lo cierto es que de forma educada, diciendo: «Ministro porfavor (sic) solo quiero ir de Ferrol a Oviedo sin tardar 8h y 30. Y a ser posible del tirón, sin tener que coger un bus por el medio por avería».

La respuesta del ministro fue devastadora: «Pues nada maestro, ponte a estudiar la orografía del territorio que separa ambas localidades, luego haces un cálculo de costes de una línea ferroviaria que pueda unir ambos puntos, y después la demanda de viajeros potencial que compartiría tus necesidades. Y me cuentas».

Las reacciones no se hicieron esperar, entre ellas del diputado y secretario general de Foro Adrián Pumares que pidió responsabilidades al presidente del Principado, Adrián Barbón. Y no fue el único que apeló a una reacción del ejecutivo asturiano, y no solo por el tono, sino porque realmente sí hay una propuesta del gobierno autonómico para reducir los tiempos por tren entre Galicia y Asturias: la reforma del Transcantábrico.

Más que una propuesta se trata de un estudio que valora distintas posibilidades para mejorar de forma notable las conexiones ferroviarias al norte de la cordillera, para los pasajeros, pero también para las mercancías porque el fondo del asunto está en contar con enlaces adecuados y eficaces entre los principales puertos del Cantábrico.

Dentro de las variables hay una muy alocada, que se lanzó siendo Francisco Álvarez Cascos como ministro de Fomento y que consistía en llevar a cabo una línea de alta velocidad, de nueva creación, desde Galicia a País Vasco, como una suerte de compensación (así se vendió) por el vertido del Prestige y cuyo coste debe de estar en cifras inaccesibles para la mente humana del común. Esa línea teórica uniría Ferrol con Irún en poco más de dos horas.

En todo caso, ingeniería de caminos-ficción aparte, desde el Gobierno asturiano se lanzó la iniciatva -que recibió el respaldo de Galicia- de iniciar obras de mejora en las líneas existentes para reducir los tiempos de Ferrol a la frontera con Francia hasta las 6 horas y media, la mitad de lo que se tarda ahora.

El informe proponía ampliar la longitud máxima de los trenes de mercancías, para poder alcanzar los 550 metros en trenes de longitud básica y 750 metros de longitud especial. El corredor enlazaría los puertos de la Cornisa. En cuanto a los pasajeros, la velocidad se ampliaría a 120 Km/h para mejorar los tiempos de viaje a recorridos de corta y media distancia. El estudio sostiene que velocidades superiores a 150 km/h exigen un nuevo trazado. El corredor conectaría los puertos de Ferrol, San Cibrao, Avilés, Gijón, Santander, Bilbao y Pasajes. Los cálculos de aquel momento proponían ampliar la velocidad de los trenes de pasajeros a 120 Km/h para mejorar los tiempos de viaje a recorridos de corta y media distancia de manera que fuera posible viajar del País Vasco a Galicia en seis horas y no 14 como ahora. La inversión calculada para las reformas de la vía en Asturias oscilaba entre los 3.000 millones de euros; la media para toda la obra en el Cantábrico era de 11,37 millones de euros por kilómetro.