«Todos los efectivos disponibles» vigilan la costa: Asturias se prepara para la llegada del mar de plástico

Elena G. Bandera
E. G. Bandera REDACCION

ASTURIAS

Recogida de pellets en la playa de Penarronda, entre Tapia y Castropol
Recogida de pellets en la playa de Penarronda, entre Tapia y Castropol

Las cantidades detectadas hasta ahora son «testimoniales», con mayor incidencia entre el occidente y Cabo Peñas, y la ministra de Transición Ecológica ya ha ofrecido los medios del Gobierno para ayudar en las labores de recogida

09 ene 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Cientos de personas forman parte del operativo de vigilancia y retirada activado «de manera temprana» por el Gobierno de Asturias ante la llegada a la costa asturiana de los pélets de plástico perdidos por el barco Toconao en aguas portuguesas a principios de diciembre. De momento, la cantidad de pequeñas esferas de plástico que se han detectado en varias playas, sobre todo del occidente asturiano, es testimonial, aunque las previsiones de los expertos apuntan a que la marea de plástico acabará avanzando prácticamente por toda la costa cantábrica.

El Gobierno asturiano ya ha mostrado su interés ante el ofrecimiento hecho por la ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, para ayudar en las labores de recogida que podrían tener que intensificarse en los próximos días. «Nuestros equipos están preparados para responder tan pronto se solicite», escribía la ministra en su perfil de X/Twitter. 

No obstante, en Asturias de momento está activado el nivel más bajo de los tres que tiene el Plan Territorial de Contingencias por Contaminación Marina Accidental del Principado de Asturias (Placampa), de alerta y vigilancia, que se coordina junto con los ayuntamientos. El director general de Custodia del Territorio e Interior, David Villar, explicaba esta mañana en la playa de Penarronda, una de las afectadas por el vertido, que el dispositivo de vigilancia y retirada permitirá controlar la posible llegada de estas esferas de plástico en todas las playas asturianas en principio entre el occidente y el Cabo Peñas, «que es donde más incidencia hemos visto hasta ahora».

pellets asturias.Restos de bolitas de plástico en una playa asturiana
Restos de bolitas de plástico en una playa asturiana

Este proceso de vigilancia, dado que las esferas de plástico tienen un diámetro de 5 milímetros, es «casi quirúrgico» aunque de momento sí se ha podido apreciar que están llegando cantidades «muy poco significativas, casi testimoniales». El operativo preventivo dispuesto en las costas asturianas, que se irá ampliando en función de lo que vaya ocurriendo en los próximos días, está integrado por agentes medioambientales, de residuos del Principado, de la Demarcación de Costas y de vigilancia pesquera para que, «entre todos y en colaboración con los ayuntamientos, podamos detectar de manera temprana dónde están llegando estos restos y a partir de ahí establecer esa labor de retirada y de gestión del residuo».

El contingente de vigilancia está formado por cientos de personas, «todos los efectivos disponibles», mientras que el de retirada y gestión de los residuos es mucho menos debido a que no se han encontrado demasiados restos. Villar, que estuvo acompañado en Penarronda por los alcaldes de Vegadeo, Castropol y Tapia de Casariego, también explicó que el Gobierno asturiano ha decidido asumir esta responsabilidad «de manera temprana» porque «entendíamos que, aunque las competencias en materia de residuos recaen en los ayuntamientos, se trata de un caso excepcional y nos hemos puesto desde un primer momento a su disposición y en coordinación con ellos».

¿Cuándo se produjo el vertido?

El pasado 8 de diciembre, el barco Toconao, con bandera de Liberia, perdió seis contenedores cuando navegaba a 80 kilómetros de Viana do Castelo, en la costa norte de Portugal. Uno de los contenedores perdidos portaba 1.050 sacos de bolitas de plástico. Cada saco pesaba 25 kilogramos. El 14 de diciembre ya empezaron a verse cantidades masivas de pellets en la costa gallega y, en concreto, los primeros aparecieron en Muros.

¿Qué son exactamente estos pellets de plástico?

Son bolitas de plástico de unos cinco milímetros de diámetro, denominadas granza, que se utilizan como materia prima para hacer diferenres piezas de plástico. En este sentido, Marinella Farré, investigadora del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), explica en Europa Press que cada uno de ellos podría tardar en desaparecer del medio marino «entre 50 y 70 años» y que, al tratarse de una materia primera, no deberían tener grandes concentraciones de elementos tóxicos. En Galicia los han analizado y han descartado que sean peligrosos.

Otra investigadora, Carmen Morales, del área de Ecología del Instituto Universitario de Investigación Marina de la Universidad de Cádiz, explica a través de Sciencia Media Centre en España que, además del evidente impacto visual, estas esferas, dado su tamaño, podrían ser confundidas por alimento por organismos marinos y que, una vez ingeridas, podrían producirles «daños físicos, como el generado al alterar la ingesta de alimento o por abrasión, y también a otros niveles, como alteraciones endocrinas o impactos derivados de sustancias tóxicas asociadas».

También para Farré el impacto será negativo en la fauna y en la pesca, puesto que peces y aves podrían ingerir estas bolitas y morir atrangantados o con un tapón en el estómago, aunque en todo caso considera que no es muy probable que sean muchos los peces afectados por esta circunstancia.

Desde Greenpeace vienen alertando estas pequeñas esferas de plástico acabarán, con toda seguridad, en las cadenas tróficas ya que, dado su tamaño, es fácil que aves y peces las confundan con alimento. También señalan que su ingesta les puede provocar problemas grástricos y incluso la muerte.

¿Llegarán a toda la costa cantábrica?

Seguramente. «No hay límite. Llegarán donde la marea los haga llegar y, dependiendo de temporales y mareas, llegarán más lejos o no. Pero al final, en menor o mayor cantidad, prácticamente llegarán a toda la costa del Cantábrico», señala la investigadora Marinella Farré, que urge a que se retiren «lo antes posible» para que no acaben convirtiéndose en micro o nanoplásticos que ya tendrían un mayor impacto y de largo plazo. «Es una carrera a contrarreloj, cuando más se mezclan con la arena, más cuesta retirarlos. Cuánto más tiempo se tarde, más sacos se abrirán».

Por su parte, Carmen Morales, de la Universidad de Cádiz, asegura que estas pequeñas esferas plásticas son altamente persistentes en el medio natural y que, dada su flotabilidad, «pueden ser dispersadas por las corrientes, lo que hace muy difícil su recuperación». De hecho, indica que una parte de esas bolitas quedará fuera de la vista, «bien porque han sido transportadas mar adentro o porque aumentan su densidad y acaban hundiéndose, enredándose con materia orgánica o enterrándose en los sedimentos».