Un informe señala que Asturias necesita alrededor de 1.000 plazas en centros de media y larga estancia para pacientes que reciben el alta pero aún necesitan cuidados
04 feb 2017 . Actualizado a las 05:00 h.Existe un momento de vértigo para los pacientes crónicos o para aquellos que han sufrido algún revés severo. Esa sensación se produce cuando reciben el alta hospitalaria pero son conscientes de que no disponen de la autonomía suficiente para cuidarse por sí mismos. El puente entre la cama de un hospital y la plena recuperación lo prestan los servicios socio-sanitarios, un área asistencial todavía en un estado muy incipiente en España que ya está plenamente desarrollado en otros países de Europa y que es especialmente importante en territorios con poblaciones muy envejecidas, como la asturiana. Un estudio reciente del Instituto para el Desarollo y la Integración de la Sanidad (IDIS) señala que en todo el país son necesarias, como mínimo, 31.000 plazas más para atender a enfermos que no están en condiciones de irse a casa. En el Principado se necesitan como mínimo un millar.
No es una cifra al azar. Esta investigación realiza un exhaustivo trabajo de investigación sobre los recursos existentes, los posibles usuarios potenciales y los servicios existentes en otros países. Reconoce que el aumento de la esperanza de vida es milagroso pero abre nuevos retos a las administraciones. Uno de ellos es crear nuevos servicios asistenciales para la atención integral de los enfermos crónicos, de los que sufren accidentes cerebrovasculares o los que se encuentran en una situación de dependencia que puede ser temporal. La estancia en estos servicios puente oscila, de media entre las dos y las seis semanas. Ese es el tiempo que necesitan desde que reciben al alta hospitalaria hasta que su recuperación les permite defenderse.
Datos para argumentar
La situación es un claro ejemplo, según el estudio, de la necesidad de estas plazas. Del millón de habitantes del Principado 252.000 tienen más de 65 años. Los hospitales, además, tramitan 103.000 altas al año, de las que más del 50% son de pacientes que superan esa edad. Muchos de ellos necesitan una atención complementaria y pocos la reciben. El informe reconoce la existencia de solo 138 plazas de media y larga estancia en Asturias, de las 15.000 que funcionan en España. A estas, sin embargo, también habría que sumarles las dos unidades de hospitalización a domicilio o domiciliaria que cumplen una función similar. El Servicio de Salud del Principado (Sespa) dispone de dos de estas unidades que pueden llegar a atender a 637 pacientes. Luego también están las plazas residenciales, para las que existe una lista de espera.
El Instituto Idis, en función de la pirámide de población, los recursos económicos, los datos sanitarios y las experiencias de otros sistemas, estima que el Principado tendría que contar con casi 1.100 plazas en centros de media y larga estancia, supervisadas por equipos multidisciplinares. Como solo existen 138, calcula que el déficit ronda el millar.
Los expertos recaban otros argumentos de peso para exigir la ampliación de esta red complementaria que sirve de muleta después de pasar por el hospital. Uno de ellos es económico. Aunque pueda parecer caro poner en marcha estos servicios, explica que se ahorraría de otras partidas. En España se producen hasta 1,4 millones de estancias hospitalarias inadecuadas al año, por ejemplo, porque se puede aplazar el alta de un paciente que ya no necesita ni más pruebas ni tratamiento vigilado hasta que recupere fuerzas. Eso cuesta a las arcas públicas más de 884 millones de euros al año. Asturias también puede hacer su extrapolación.
El planteamiento no es del todo nuevo. En noviembre de 2013, el Gobierno del Principado ya publicaba una propuesta de acciones sociosanitarias, cuya prioridad era crear nuevas estructuras y también diseñar órganos de coordinación, como la Comisión Interinstitucional para la Coordinación Sociosanitaria. No existe, de todos modos, una normativa específica que regule la acreditación de esos centros que prestan la atención sociosanitaria. Ahora mismo funcionan gracias a un decreto de 2006 que marca los requisitos que deben reunir las instalaciones de media y larga estancia para recibir autorización.