Imanol Pradales, el remero e hijo de obreros con «ocho apellidos castellanos»

María Salgado
María Salgado REDACCIÓN / LA VOZ

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Imanol Pradales, candidato a lendakari del PNV.
Imanol Pradales, candidato a lendakari del PNV. Luis Tejido | EFE

Alumno de Urkullu en EGB, es el candidato con más números para convertirse en el séptimo lendakari de la democracia

21 abr 2024 . Actualizado a las 22:03 h.

Lo suyo es remar a contracorriente. Nació en una familia obrera que no hablaba euskera, sorprendió como delfín de los nacionalistas vascos, y este domingo, jornada electoral, celebra su 49 cumpleaños como previsible séptimo lendakari de la democracia. Imanol Pradales Gil (Santurce, 1975) presume de sus raíces burgalesas y de sus «ocho apellidos castellanos», que no le impiden definirse como un «independentista con los pies en el suelo».

Es el mayor de cuatro hermanos y se crio en un modesto piso del barrio de pescadores de Mamariga, donde sus padres, Manu y Rosi, las pasaron canutas para sacarlos adelante. En la crisis de los años setenta, el progenitor cerró su taller y estuvo en el paro hasta que en 1985 encontró un empleo en un almacén de Vitoria.

Imanol estudió desde EGB hasta COU en la ikastola Asti Leku, en Portugalete, donde tuvo como maestro en dos cursos a Iñigo Urkullu, actual presidente vasco, que más tarde lo reclutaría para la política. Remero del club La Sotera durante 17 años, llegó a bogar en La Concha, la catedral del remo, una afición que le permitió conocer a su esposa, Laura, y a su cuadrilla de amigos.

Sus orígenes humildes no le impidieron ser trilingüe —habla castellano, inglés y vasco—, de hecho se declara activista a favor del euskera. Se doctoró en Ciencias Políticas y Sociología en Deusto, universidad de la que es profesor en excedencia, gracias a una pequeña indemnización que cobró su abuelo como herido en la Guerra Civil.

En el 2007, empezó a dirigir Bizkaia Talent; en el 2008, coordinó el Think Gaur, un proceso de reflexión del PNV; en el 2011, fue diputado foral de Desarrollo Económico de Vizcaya; en el 2015 cometió un desliz: compró 7.200 acciones de Sacyr, constructora con la que trabajaba su departamento, pero rectificó y se deshizo de ellas; y desde el 2019, es diputado foral de Infraestructuras y Desarrollo Territorial. Un ascenso discreto, pero sin pausa. Seguidor del Athletic, tiene una hija de dos años y aceptó ser candidato al ver las lágrimas de su madre tras preguntarle qué le parecería tener un hijo lendakari.