La legitimidad del Senado y el Congreso

Francisco Espiñeira Fandiño
Francisco Espiñeira SIN COBERTURA

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Alberto Núñez Feijoo, presidente del PP, se retira del atril tras intervenir en la sesión de control en el Congreso de los Diputados.
Alberto Núñez Feijoo, presidente del PP, se retira del atril tras intervenir en la sesión de control en el Congreso de los Diputados. Eduardo Parra | EUROPAPRESS

11 abr 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Lleva meses el PSOE intentando deslegitimar el papel del Senado y la politización de la Cámara Alta por parte del PP como si el PSOE y sus aliados no politizaran el Congreso con cada decisión, desde la aprobación de una ley a las sesiones de control.

Es cierto que solo unos meses, entre el 2018 de la moción de censura, y el 2019, hubo una convivencia entre un Gobierno (PSOE) y un Senado (PP) de distinto color político. Pero en aquellos días de cambio, apenas hubo legislación por la que chocar. Desde luego nada tan divisivo como el perdón a unos golpistas. Y la situación pasó desapercibida.

Pero el Senado tiene sus funciones. Y sus miembros son tan electos como los del Congreso. O quizá más, porque en su caso hay que elegirlos con una x mientras que para llegar a San Jerónimo basta con que te incluyan en una lista.

Otros países, como Estados Unidos —cuya democracia es al menos tan saludable como la española—, conviven una Cámara de Representantes republicana con un Senado demócrata. Y los choques son constantes, con la amenaza del cierre presupuestario sobre la mesa cada trimestre. Pero los dos partidos logran aparcar sus diferencias por unas horas y dar continuidad a la gestión. Quizá esa sí sea la diferencia. El muro que Pedro Sánchez prometió levantar en su investidura le impide alcanzar consensos con quien no le vota. Pero para eso habría que hablar. Y escuchar.