Diez horas sin luz y pasando hambre, el día a día en Cuba

J. C. Espinosa SANTA MARTA / EFE

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Vecinos de Santa Marta, Cuba, durante un apagón.
Vecinos de Santa Marta, Cuba, durante un apagón. Yander Zamora | EFE

En la isla se oyen gritos de manifestantes: «¡Comida y corriente!», «¡Libertad!» y «¡Patria y vida!»

21 mar 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

En medio de la oscuridad de su casa, Catalina, de 35 años, repasa los problemas de su día a día, similares a los que padecen en Cuba millones de personas por la grave crisis económica que sufre el país y que ha generado protestas en varias ciudades en los últimos días. «No hay pan, no hay leche. No tenemos corriente. Los niños no van al colegio porque no desayunan y, cuando van, caminan hasta tres kilómetros porque no hay transporte…», cuenta mientras a su lado su esposo Víctor, de 49, asiente.

La pareja vive en Pura y Limpia, una humilde barriada de chabolas junto a Santa Marta (occidente de Cuba). Efe habló con ellos una semana antes de que allí —y en otros cuatro municipios de la isla— se vivieran este domingo manifestaciones, alguna con cientos de personas, en las que se gritaba «¡Comida y corriente!», pero también «¡Libertad!» y «¡Patria y vida!».

Para Catalina y Víctor, como para sus vecinos, la vida se ha vuelto cada vez más difícil en estos últimos tres años. La pandemia, las sanciones estadounidenses y los errores en la política económica y monetaria nacional han agravado problemas estructurales del sistema cubano y generado escasez de básicos (comida, medicinas, combustible) y apagones, así como inflación, migración masiva y descontento social.

Desabastecimiento

Tras el colapso de su agricultura, Cuba importa el 80 % de los alimentos que consume. Y la falta de divisas del Estado ha complicado cada vez más esta labor. La oferta en las bodegas (tiendas estatales de básicos subvencionados), en las que solo se puede comprar lo que corresponde por la libreta de abastecimiento (cartilla de racionamiento), se ha ido estrechando y son frecuentes los retrasos en la entrega de arroz, azúcar o café.

El Gobierno ya ha reconocido que durante marzo habrá problemas para cumplir con la distribución de pan por la libreta y que ha pedido ayuda al Programa Mundial de Alimentos para poder seguir distribuyendo leche subvencionada a menores.

Plan de ajuste

Para dar un volantazo en el rumbo de la economía —aún por debajo del nivel del 2019 y con la previsión de firmar su quinto año consecutivo con un abultado déficit fiscal— el Ejecutivo está implementando un severo plan de ajuste. El programa incluye el aumento de la gasolina en un 400 %, que entró en vigor el 1 de marzo, y subidas en servicios como el agua y la electricidad. Esto augura más dificultades para el ciudadano medio y más inflación.

A estos problemas se suma la incapacidad del sistema eléctrico para producir la energía que precisa el país, por averías en las centrales y falta de combustible. Desde febrero entre el 20 y el 45 % de la isla llega a quedar a oscuras cada día en el momento de máxima demanda. Los apagones son, además, impredecibles, lo que irrita a los cubanos. «Se cocina y se come cuando se puede», resume Felipe Miranda.