España pierde otra vez el Eurogrupo

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Calviño se queda a las puertas de lograr la presidencia, que recae en las manos del irlandés Paschal Donohoe, pese a contar con el apoyo de Alemania, Francia e Italia

09 jul 2020 . Actualizado a las 21:42 h.

La historia se repite. Y España se queda otra vez a las puertas de la presidencia del Eurogrupo. Ahora con Nadia Calviño como candidata. En la anterior ocasión fue Luis de Guindos el que perdió la partida y dejó al país con la miel en los labios. En el 2015.

Y eso que la vicepresidenta tercera y ministra de Economía partía como favorita en las quinielas. Contaba con el apoyo del eje franco-alemán para convertirse en la primera mujer que llevase las riendas en los 22 años de vida de la institución. Y con el respaldo del prestigio atesorado durante su fulgurante carrera en puestos destacados de la Comisión Europea. Esa reputación que ha propiciado en los últimos años que su nombre haya figurado periódicamente en las listas de aspirantes a ocupar las vacantes que han ido quedando en las instituciones internacionales más relevantes. Así fue también cuando llegó la hora de encontrarle sustituto a Christine Lagarde, hoy presidenta del BCE, al frente del FMI. No lo consiguió entonces. Ahora tampoco.

Llegaba Calviño a la crucial reunión -telemática, como manda la pandemia- arropada por los cuatro grandes: Alemania, Francia, Italia y España. Los que aportan el 80 % del PIB del club del euro. No fueron suficientes esos apoyos. Y el pez chico acabó comiéndose al grande.

No tenía la gallega asegurados los diez votos que le hacían falta. Además del de los cuatro grandes, había recabado los de Grecia, Portugal y Finlandia. Y confiaba, claro -y todo parecía apuntar a que así sería- en arañar los tres que le faltaban. Pero se quedó a uno de alcanzarlos. A los siete anteriores logró sumar solo otros dos. Insuficientes para dejar fuera de juego a sus dos contrincantes: el luxemburgués Pierre Gramegna y el irlandés Paschal Donohoe.

Victoria en segunda vuelta

Se imponía, pues, una segunda vuelta. Como estaba previsto, el luxemburgués dio un paso atrás, y el pulso quedó reducido a cosa de dos. Lo ganó el irlandés. Todo hace pensar que gracias a los votos -que son secretos- que había cosechado antes Gramegna.

De esa manera, inesperada para muchos, se hacía el contrincante más joven de los tres con la famosa campanilla del Eurogrupo. La que blande su presidente en las reuniones.

Contaba de partida Donohoe con el favor de los países más ortodoxos, con el empuje soterrado de los Países Bajos, y la cobertura explícita de la familia política conservadora europea. Y al final eso le bastó para imponerse a Calviño.

Con todo, ha estado la vicepresidenta tercera más cerca que nunca de conseguir que España asumiese el control del Eurogrupo, uno de los altos cargos más codiciados de la arena europea. Pero se ha quedado a las puertas. Y eso eleva el balance final de España en ese combate a dos derrotas (tres si se computa el amago con retirada a tiempo que protagonizó De Guindos en el 2017, dos años después de su pinchazo) en los últimos cinco años.

Felicitación vía Twitter

El irlandés, al que Nadia Calviño felicitó vía Twitter, con un mensaje en el que señalaba que espera trabajar junto a él para garantizar una recuperación «sólida» que «no deje a nadie atrás», relevará al portugués Mario Centeno, socialista, a partir del próximo día 13. Donohoe se convertirá entonces en el responsable, durante los próximos dos años y medio, de elaborar una agenda de trabajo de reuniones mensuales que es fundamental para coordinar las políticas económicas de los Estados. Su desafío más inminente en el calendario: la gestión de aspectos clave del plan de recuperación (como la condicionalidad y la supervisión semestral) que los jefes de Estado y Gobierno deberían aprobar la próxima semana en su primera cumbre presencial en Bruselas desde febrero por culpa de la crisis del coronavirus, informa Colpisa.

Pierre Donohoe, el intermediario europeo que apuesta por la baja fiscalidad

El ministro irlandés de Finanzas, Paschal Donohoe (Dublín, 1974), contaba con una importante baza a su favor: el papel de centro que iba a jugar entre los países del norte de la zona euro -proclives a la disciplina fiscal a pesar de la actual situación económica que vive el Viejo Continente tras el terremoto provocado por la pandemia- y de los del sur, los que esperan millonarias inyecciones de dinero para esquivar una recesión todavía peor de la que se espera. No todo eran luces en la candidatura del irlandés. En su contra, pesaban las medidas fiscales puestas en marcha por Irlanda durante los últimos años, de las que él mismo ha sido impulsor, contra el resto de intereses de los socios europeos.

En la candidatura de Donohoe han pesado al final más los pros que los contras y el temor a que se reproduzca otro estallido en el sur ha decantado la balanza de los miembros del Eurogrupo a su favor. El ministro de Finanzas irlandés presentaba su candidatura a presidir el cónclave que reúne a los ministros de economía de la zona euro con una razón de mucho peso en su argumentario. Se exhibía como el hombre de consenso que podría aunar las reclamaciones de unos y las discrepancias de otros. También ha sido determinante su pertenencia al ala conservadora europea, con el Partido Popular Europeo en los Gobiernos de una mayor parte de países frente a los socialdemócratas.

Su cargo, en el aire

Donohoe, graduado en Políticas y Economía, asumió la carteras de Finanzas y Gasto Público y Reformas en junio de 2017 como miembro del Fine Gael, el partido conservador irlandés. Sin embargo, desde el pasado mes de febrero, cuando tuvieron lugar las elecciones generales en las que se impuso el SinnFein, su partido está negociando con el centrista Fianna Fail y el Partido Verde para juntos formar una gran coalición. El hecho de que este pacto acabe provocando su salida al frente de la cartera económica irlandesa, y por tanto que se vea abocado a dejar también la presidencia del Eurogrupo, no ha parecido ser un impedimento para que saliera adelante su candidatura.

Antes de ser ministro de Finanzas y Gasto Público y Reformas, asumió en el 2013 las carteras de Asuntos Europeos, también capitaneó la de Turismo y Deporte, entre el 2014 y el 2016. Su punto débil era la baja fiscalidad del país. Pero, sobre todo, haber bloqueado la propuesta francesa para una tasa Google a nivel comunitario. Pero nada de eso ha pesado en su contra.