Trump y López Obrador, condenados a entenderse

Héctor Estepa BOGOTÁ / E. LA VOZ

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Andrés Manuel López Obrador y Donald Trump, el miércoles, en la Casa Blanca
Andrés Manuel López Obrador y Donald Trump, el miércoles, en la Casa Blanca KEVIN LAMARQUE

Los presidentes de Estados Unidos y México inician una nueva etapa de entendimiento diplomático después de las tensiones por la política fronteriza de la Casa Blanca

10 jul 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Estamos bien, y de buenas». Así resumió Andrés Manuel López Obrador su visita a Washington, poco antes de emprender el viaje de regreso a México. Había cumplido, 403 días después de llegar a la presidencia, una de sus promesas electorales. Su primer viaje al exterior fue, como aseguró en el 2018, a la capital de EE.UU., donde este miércoles se reunió con su homólogo Donald Trump.

A ambos líderes les separa un abismo ideológico, aunque también les unen posturas comunes como privilegiar el nacionalismo al multilateralismo. De hecho, López Obrador no había salido todavía al extranjero argumentando querer centrarse en los asuntos locales. Hasta ahora había enviado al ministro de Exteriores, Marcelo Ebrard, a cumbres y reuniones internacionales.

La reunión, celebrada en el marco de la entrada en vigor del tratado de libre comercio entre Canadá, EE.UU., y México (T-MEC) fue cordial, a pesar de la animadversión mostrada por Obrador contra Trump en el pasado, y de las duras palabras del magnate contra los migrantes mexicanos, a quienes llegó a calificar de «violadores».

Antes violadores, ahora gente increíble

«Usted no nos ha tratado como colonia. Al contrario, ha honrado nuestra condición de nación independiente», señaló el líder mexicano, mientras que el mandatario estadounidense decía que los ciudadanos del país vecino son «gente trabajadora» e «increíble» porque tienen «mucho éxito» en los negocios.

La actual cordialidad entre dos personas que están obligadas a entenderse contrasta con las posiciones pasadas de cada uno. El líder mexicano llegó a escribir un libro, en el 2017, titulado Oye, Trump donde criticó la política migratoria de EE.UU. y llegó a comparar la situación con el Holocausto. «Es una canallada que Trump y sus asesores se expresen de los mexicanos como Hitler y los nazis se referían de los judíos, justo antes de emprender la infame persecución y el abominable exterminio», relataba el todavía candidato López Obrador hace tres años.

El gran ausente de la reunión fue Justin Trudeau. El líder canadiense argumentó motivos de agenda para evadir la visita, aunque su mala relación con Trump es vox populi, y acabó también molesto con México por la decisión del país latinoamericano de sentarse en mesas a dos con EE.UU. durante la negociación del tratado.

Espaldarazo a la campaña

Por eso, aunque la entrada en vigor del T-MEC era el motivo oficial de la visita, muchos analistas, tanto estadounidenses como mexicanos, vieron la llegada de López Obrador a Washington como un espaldarazo a la campaña de Trump a la reelección.

De hecho, los demócratas intentaron frenar la visita, y pidieron al líder mexicano que se reuniese también con su candidato, Joe Biden, pero Obrador lo rechazó argumentando que no había viajado a EE.UU. para hacer política partidista.

La buena relación, al menos de puertas para afuera, entre los líderes de los países vecinos, podría favorecer las inversiones a ambos lados de la frontera, pero López Obrador ha sido criticado por algunos articulistas de su país por mostrar sumisión, en vez de apaciguamiento, ante Trump.

El impacto de la pandemia

Los dos presidentes también hablaron de la crisis del covid-19, y prometieron cooperar juntos. Trump destacó haber mandado 600 respiradores al otro lado de la frontera. La crisis ha afectado gravemente a ambos países. EE.UU. es el lugar con más muertes con coronavirus del mundo, y México es el quinto. Ambos líderes son reacios a paralizar la economía de sus países para luchar contra la pandemia.