El joven de 19 años desapareció bajo las aguas en la playa de San Lorenzo, en Gijón, tras intentar salvar a su novia, de 16, cuando la arrastraba la corriente
28 abr 2023 . Actualizado a las 10:20 h.Alrededor de la medianoche, nueve horas después de que sus gritos de auxilio conmocionaran a la playa de San Lorenzo, en Gijón, el mar Cantábrico devolvía el cadáver del joven Yencer de los Santos Germosén, de 19 años. A las tres de la tarde del martes había decidido darse un baño a la altura de la escalera 2, con su novia, S.D., de 16 años. El mar estaba revuelto y la bandera amarilla ondeaba en el mástil. En cuestión de segundos, los gritos de socorro resonaron en el Muro y en el cercano Club de Regatas.
La que gritaba desesperada era la chica. Su novio intentaba cogerla. La rápida reacción del equipo de Salvamento permitió salvarla. Dos socorristas la «pescaron» con sus motos acuáticas. Pero ella se resistía. Les apuntaba hacia dentro. Su novio seguía luchando con la corriente. Algunos testigos aseguran que vieron cómo braceaba co gran esfuerzo.
El muchacho desapareció en cuestión de segundos. De nada sirvió el amplísimo dispositivo de búsqueda que se montó para rescatarlo. Policía Local, Policía Nacional, Bomberos, Cruz Roja del Mar, Salvamento Marítimo, con el Helimer; y buzos del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) peinaron durante horas, sin éxito, la playa gijonesa. El mar no estaba cristalino. Las corrientes habían revuelto mucha arena y eso dificultaba la visibilidad para localizar al joven. La playa de San Lorenzo se encontraba prácticamente llena y la marea estuvo subiendo hasta las siete de la tarde.
Sin fuerzas suficientes
Los jóvenes habían entrado al mar por la escalera dos pero las corrientes les habían empujado hacia la iglesia de San Pedro, la zona del Club de Regatas, que es más complicada. De hecho, el portero y un socio de la entidad, Enrique Suárez, fueron los primeros en dar la voz de alarma. Ellos, al igual que otros paseantes que presenciaron la escena, vieron a Yencer de los Santos sumergirse. Había contribuido a sacar a su novia pero él no tuvo fuerzas suficientes. La familia del chico llegó pronto y siguió durante horas el dispositivo desde el puesto de socorrismo, en la escalera 12. Allí también se encontraba la novia, conmocionada por lo sucedido.
Todos contaron con el apoyo de psicólogos. Uno de sus tíos incluso se desplazó al Club de Regatas para, desde esa atalaya, observar las operaciones. Contó que su sobrino conocía bien San Lorenzo, porque era uno de los arenales que solía frecuentar. Con el paso de las horas, la esperanza de encontrarlo con vida se desvanecía.
El dispositivo continuó mientras hubo luz. Poco después de las diez de la noche, cuando ya la familia había abandonado la playa, todos los equipos de rescate volvieron a sus bases. Tal y como esperaban, el mar devolvió el cadáver con la marea baja. Fue visto por un gijonés que observó algo que flotaba en la orilla.
La playa de San Lorenzo no se distingue por ser un arenal peligroso. De hecho, este es el primer bañista ahogado desde el 2011.
