Controla instalaciones de crudo y gas para mantener su califato en Siria y Irak, mientras la irrupción de grupos que le han jurado lealtad agrava el caos en Libia, la inestabilidad en Egipto y amenaza a Argelia
Cientos de policías y militares han fallecido en el Sinaí por la violencia islamista, disparada desde el golpe de Estado que derrocó, en julio de 2013 a Mohamed Mursi