En Nueva York han empezado a utilizar ataúdes de cartón para incinerar a fallecidos por coronavirus, mientras en Japón las mascarillas repartidas por el gobierno son objeto de burla al estar obsoletas y, en algunos casos, llevar hasta insectos. En Estados Unidos, una jefa de urgencias se ha suicidado al no ser capaz de soportar ver tantos pacientes fallecidos. En Lationamérica, un trapo rojo colgado en las ventanas se ha convertido en contraseña del hambre. Hoy en el Reino Unido se ha guardado un minuto de silencio por los sanitarios y trabajadores esenciales fallecidos
Redacción