El príncipe Guillermo responde a su hermano: «No somos una familia racista»

La Voz REDACCIÓN / LA VOZ

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Guillermo y Kate se reunieron con maestros y profesionales de salud mental tras la reapertura de los colegios en el Reino Unido
Guillermo y Kate se reunieron con maestros y profesionales de salud mental tras la reapertura de los colegios en el Reino Unido POOL

El duque de Cambridge no ha hablado todavía con Enrique y Meghan después de la entrevista en la que revelaron la preocupación de los Windsor por el color de piel de su hijo

13 mar 2021 . Actualizado a las 18:02 h.

El príncipe Guillermo ha asegurado este jueves que la familia real británica no es como Enrique y Meghan la describieron en la demoledora entrevista que concedieron a Oprah Winfrey y que se emitió el pasado domingo. «No somos para nada una familia racista», aseguró ante las cámaras el duque de Cambridge, con un gesto de enfado que se adivinaba detrás de la mascarilla, al ser preguntado directamente por las acusaciones formuladas por su cuñada contra algún miembro de los Windsor del cual prefirió no dar el nombre.

Durante una visita que Guillermo hizo junto a su mujer, Kate Middleton, a un colegio del este de Londres, el periodista le preguntó también al primogénito del príncipe de Gales si había hablado con su hermano después de la bomba que soltó en televisión hace ya cuatro días y este respondió: «No he hablado con él todavía, pero lo haré». Una respuesta que da una nueva muestra de las tensas y frías relaciones que mantiene la familia. El propio Enrique admitió en su charla en televisión (que este sábado se emitirá en abierto en Antena 3 y el domingo en La Sexta) que su padre, el príncipe Carlos, ha dejado de responder a sus llamadas.

Entre otros temas, Enrique y Meghan Markle hablaron en su charla con la popular periodista norteamericana acerca del racismo, la salud mental y el tratamiento que les han dado los medios de comunicación y otros miembros de la familia real británica. Una de las revelaciones más impactantes de la entrevista fueron las conversaciones mantenidas durante el primer embarazo de la duquesa sobre supuestas «preocupaciones» familiares por el color de piel que podría tener su hijo, Archie, dado que la exactriz es birracial.

Winfrey matizó horas más tarde que ni la reina Isabel II ni su marido, el príncipe Felipe de Edimburgo, hablaron nunca con la pareja sobre el color de la piel del bebé. La casa real británica se declaró «preocupada» por las acusaciones de racismo vertidas en la entrevista y subrayó que las aseveraciones tenían que tomarse «muy en serio», asegurando que la familia las abordaría «de forma privada». El Palacio de Buckingham afirmó, en un comunicado, haberse «entristecido» al conocer los desafíos a los que se enfrentaron los duques de Sussex durante su tiempo en Reino Unido.

Mientras tanto, según medios británicos como el Daily Mail, la reina asumirá personalmente la tarea de tender puentes con Enrique y Meghan después de su entrevista. También ha impuesto en palacio una ley del silencio para evitar que el personal pueda comentar en público las cuestiones internas que rodean a este asunto, muy especialmente a la hora de señalar quién es el miembro de los Windsor que trasladó a los duques de Sussex su preocupación por el color de piel de su hijo, de casi dos años de edad.

Pese al toque de atención, fuentes de palacio han filtrado que Meghan fue poco sincera cuando señaló en la entrevista que la habían dejado sola y sin asistencia para aprender a moverse y a manejarse dentro de los esquemas y los protocolos de la realeza después de su compromiso con el príncipe. Según afirma el Daily Mail citando a fuentes internas, a la duquesa le ofrecieron todo un equipo cualificado de mentores especializados y se le brindó la posibilidad de elegir personalmente a quince profesionales para constituir su oficina privada. «Había un equipo brillante de ayudantes leales y con mucha experiencia para ayudarles. Tristemente ni ella ni Enrique estaban en disposición de escuchar a nadie. Y esa es la pura verdad», afirma el periódico.

Entre estos profesionales asignados a los Sussex se encontraba la asistente privada de la reina Samantha Cohen, que no era una trabajadora cualquiera dentro de Buckingham. Llevaba 17 años trabajando para la familia real en las más altas instancias y llegó a colaborar como secretaria de comunicación y asistente de Isabel II, quien la condecoró por su labor. De puertas adentro era conocida como «La pantera», por su férrea defensa de la institución, y se le encomendó la labor de preparar la boda y de asesorar a Meghan para adaptarse a los usos y costumbres de la monarquía. Tras unos meses de trabajo, ella fue la segunda asistente de Meghan en presentar su renuncia cuando trascendieron las críticas por el mal carácter de la duquesa de Sussex.

En el caso de la casa real británica, las sospechas de racismo vertidas contra un miembro no identificado de la institución pueden tener repercusiones que van todavía más allá del abuso y la falta respeto. Las acusaciones amenazan con socavar el apoyo de las excolonias de la Mancomunidad de Naciones (la Commonwealth) hacia la monarquía británica, según informa Efe. Más de 50 países de los cinco continentes, con una población de más de 2.000 millones de personas de razas diversas, forman parte de esta familia de naciones y algunos de ellos tienen a la reina Isabel II como jefa de Estado. Las voces a favor de romper los lazos con la monarquía británica han ido en aumento en países como Australia.