El club tiene una serie de indicadores para medir el rendimiento diario de los técnicos
28 nov 2024 . Actualizado a las 20:27 h.A mediados del pasado mes de junio, el Real Sporting de Gijón publicaba un comunicado oficial en el que confirmaba la renovación y continuidad de Aitor Zulaika como entrenador del Sporting Atlético una temporada más. El técnico vasco, que por aquellas fechas contaba con el interés activo de su antiguo club, el Real Unión de Primera RFEF, mantenía ligado su trabajo en el principal equipo de la cantera rojiblanca. Sin embargo, el acuerdo ya se había alcanzado anteriormente.
Por ponerlo en contexto, el Sporting Atlético disputó la primera ronda del Playoff de ascenso a Segunda RFEF, es decir, la semifinal autonómica, en la última semana de mayo. Una eliminatoria que no superaría al caer por 2-3 en Mareo ante L'Entregu, consumando el fracaso en el objetivo deportivo del segundo equipo rojiblanco, que no es otro que lograr el ascenso. Fue antes de esa eliminatoria a doble partido cuando los dirigentes del club y el técnico se reunieron para valorar su continuidad, con independencia del resultado que se diera en las semanas venideras, alcanzando un acuerdo.
Esta apuesta del club no iba ligada ni respondía por tanto a los resultados que se cosechaban cada fin de semana en el campo. Y es que la prioridad para los dirigentes rojiblancos en su proyecto de cantera pasa porque los jugadores que llegan al Sporting Atlético consigan dar el paso al primer equipo con el objetivo de lograr asentarse. Eso, tal y como trasladó el club en su último desayuno informativo con la prensa, está situado en el primer escalón de su lista de prioridades, antes que cualquier ascenso del B.
Un ascenso al que no le restan importancia, pues estrechar la distancia de categorías entre el primer y el segundo equipo se entiende como algo muy positivo para facilitar ese salto de los jugadores que queman su última etapa formativa en el Sporting Atlético, pero se antepone el plano formativo al competitivo. Esto es lo que llevó a la dirección del club a apostar por la continuidad de Zulaika, recabando buenos informes del trabajo diario del técnico vasco, más allá de unos resultados en el fin de semana que son secundarios. En otro contexto, aunque también basando su decisión en el día a día, fue la misma determinación que tomó el club cuando apostó por la continuidad de Miguel Ángel Ramírez en un momento muy convulso en el verano de 2023.
Una filosofía de anteponer el trabajo diario que el propio Zulaika también expresó recientemente en una entrevista en AC Principado TV:
«El año pasado hicimos 275 entrenamientos y 34 partidos, ¿Qué es más importante? Yo soy de los que les da muchísima más importancia esas 275 sesiones, porque al final es lo que hace crecer al jugador (...) si estamos en una categoría más alta y los jugadores no consiguen dar el salto, ¿para qué sirve? Lo importante es que logren subir al primer equipo, y si estamos en categorías superiores pues mejor. Para mí es mucho más importante el día al día que lograr un ascenso, y que los jugadores que vayan a entrenar o a la convocatoria a jugar con el primer equipo estén muy preparados y que nos digan, 'este jugador que ha subido ha venido muy preparado', esa es nuestra misión. Es en lo que más nos tenemos que centrar; en formación, más que en resultados, no queriendo por ello quitarnos la mochila de los resultados o el ascenso de encima».
En ese sentido, el club, con Óscar Garro al frente, también explicó la manera que tienen de evaluar a los técnicos que forman parte de la estructura de la cantera rojiblanca, atendiendo a todas aquellas etapas que se consideran formativas. Los dirigentes rojiblancos miden una serie de KPI's (cuyas siglas en castellano significan 'Indicadores clave de rendimiento'), muy de aplicación en el ámbito empresarial, a través de los cuales valoran si el entrenador cumple con ciertos indicadores. Entre otros están los mensajes que lanza al jugador, que deben ser de refuerzo y reflexivos, la forma organizar y desarrollar los entrenamientos, así como de preparar los partidos, y un largo etcétera con los que realizan 3 evaluaciones anuales, reuniéndose con los formadores y trasladándoles cómo va su progreso. Un modelo estipulado con el que tratan de medir el rendimiento de los técnicos en el día a día.