Texto de análisis
20 feb 2023 . Actualizado a las 10:35 h.Era la primera vez que el Real Sporting de Gijón visitaba suelo andorrano para la disputa de un partido oficial. Y el resultado no pudo ser peor. En un partido en el que los de Miguel Ángel Ramírez repitieron síntomas, tras un fatal inicio, un desarrollo de menos a más, pero insuficiencia para desequilibrarlo a su favor, contando además con un factor VAR que restó tiempo de juego en el encuentro, el Sporting se fue de vacío y con malas sensaciones mientras la zona de descenso acecha a tan solo 4 puntos. Analizamos en base a 4 claves destacadas los motivos de la derrota rojiblanca:
Planteamiento inicial errado desde la presión
El Sporting se vio especialmente superado en el primer tiempo, algo que ya era sencillo de presagiar desde los primeros minutos. El Andorra no varió un ápice su propuesta de juego, pero el plan de partido rojiblanco no fue el indicado para hacerle frente. Dada la gran acumulación por dentro de los de Eder Sarabia en el carril central, adonde se acercan tanto los laterales como uno de los extremos, ayer Germán Valera, resultaba fundamental tapar esas líneas de pase y asumir riesgos en caso de querer presionar arriba y defender hacia adelante. Estos nunca llegaron. Los tres centrales, especialmente los dos de fuera, no tomaron partida de la presión al estar demasiado lejos de los interiores como para saltar a ellos, mientras Zarfino y Pedro ya se veían superados en la medular por los tres centrocampistas tricolor, la aparición de Valera por dentro desde la derecha o el juego interior especialmente de un incisivo Pampín por su lado izquierdo, fueron indetectables para una presión que buscaba emparejar de forma individual sobre la primera línea andorrana mientras dejaba liberado el costado opuesto.
El ritmo de circulación de los de Eder, junto a sus cambios de orientación, así como los citados apoyos por delante y el desequilibrio desde la conducción de sus centrales y laterales desarbolaron con facilidad la presión planteada por Ramírez. Un punto clave para entender la superioridad local en el primer tiempo.
Mejora con el cambio de sistema: igualdad de fuerzas en los pasillos exteriores
La reacción del equipo tras el descanso fue positiva, de nuevo derivado de la correcta lectura e interpretación de la situación por parte del cuerpo técnico, como ocurriría con anterioridad ante Huesca o Málaga. Esto llegó desde un cambio de sistema pasando a formar un 1-4-4-2, pero no solo desde lo posicional, sino también la diferente intención marcó la mejoría rojiblanca. El Sporting renunció a presionar tan alto, mantuvo el bloque en una zona más intermedia y juntó líneas para evitar la progresión sencilla de los locales. Una clave pasó además por igualar el número de efectivos por los costados. Con la presencia de dos hombres de banda, los laterales rivales estaban más fijados, mientras que los extremos, especialmente Varela, contaban con una marca definida por parte de los laterales asturianos. Una mejoría enfocada desde lo defensivo pero que también permitió a partir de esas recuperaciones crecer en lo ofensivo, donde el Sporting apenas había encontrado caminos hacia la mitad de campo rival en los primeros 45 minutos.
Desequilibrio corregido en el centro del campo
A pesar del ajuste táctico al descanso, seguía existiendo superioridad teórica por dentro, ahora con Varane y Pedro como habitantes del doble pivote rojiblanco. La solución pasó por liberar a uno de los centrales en ese pequeño paso atrás del bloque mencionado, a sabiendas de que los hombres de fuera contaban con una vigilancia que antes no tenían. La idea se basó en que los puntas del Sporting se fuesen turnando según el central rival que tuviera el balón para que uno saltara a la presión mientras el otro tapaba la línea de pase con el pivote andorrano, Marc Aguado. Esto debilitó las posesiones y el ritmo de circulación del Andorra, sin claras opciones de avance. Una ralentización del juego que no les benefició y que ayudó al Sporting a crecer en el partido. En lo táctico ya era más sencillo encontrarle un sentido al planteamiento defensivo respecto a lo visto en el primer tiempo.
Errores en la toma de decisiones y su ejecución
Una mejoría rojiblanca que se tradujo en ocasiones de gol, algunas de ellas muy claras, y diversas situaciones, tanto con marcador igualado como en contra, para generar peligro y acercarse al área rival. Sin embargo, la falta de acierto volvió a ser condenatoria, mientras que algunas tomas de decisión en el último tercio, así como definiciones y centros laterales no terminaron de ser especialmente precisos. Unos errores en ataque que también se complementaron con otros fatales en defensa, donde se cometieron dos penaltis en área propia, uno de ellos anulado por falta previa, pero que terminó marcando el partido de forma negativa. El Andorra mereció mucho más en el primer tiempo y el Sporting generó lo suficiente en el segundo como para aprovechar que los locales no sacaran tajada de esa superioridad. Pero no supo o no fue capaz. El día de la marmota.
Los cambios
Otero y Varane por Aitor y Cote. Sustituciones enfocadas al cambio de sistema, con apartado especial para Varane, que firmó un buen encuentro con su despliegue abarcando mucho campo, aunque fue claramente de más a menos. El colombiano aportó más en un sentido defensivo desde lo posicional que en lo ofensivo, donde más allá de la voluntad, no estuvo especialmente acertado. Ambos habían superado recientemente un proceso febril y pudo tener su influencia.
Milo y Queipo por Djuka y Zarfino. Apuesta en firme por un juego directo y recursos para los centros al área. De hecho, Milo conectó con una de las mejores ocasiones del partido que salvó meritoriamente el portero rival. Dos cambios por buscar una tendencia diferente a pesar del crecimiento de los dos sustituidos al momento del relevo.
Campuzano por Cristo. Logró sumar su ocasión, aunque salió para eso en los últimos minutos del partido ya con el marcador en contra. No pudo aparecer mucho más.
Nota a Ramírez y el resto del cuerpo técnico
Suspenso. Esta vez la mejoría en el segundo tiempo y la correcta lectura al descanso no compensan los peores minutos desde su llegada -obviando el día del Valencia-. El planteamiento inicial fue errado y evidente a ojos de cualquiera visto el desarrollo del primer tiempo desde que iniciara el choque. La gestión posterior del segundo tiempo también pasa revista, pues aunque se le pueda entender una intención, no está siendo capaz de encontrar eso que tanto destacan los técnicos en su trabajo: potenciar rendimientos individuales de sus futbolistas. No fue una buena tarde del Sporting y lo más preocupante es que sigue sin verse esa evolución tan necesaria en el juego del equipo. Sin ello será más difícil encontrar una dinámica levemente positiva en cuanto a resultados.