«La pantomima de El Molinón, su solera y la mediocridad del Sporting»

Alejandro Vigil Morán

SPORTING 1905

El Molinón
El Molinón LaLiga

Artículo de opinión

03 oct 2022 . Actualizado a las 23:12 h.

Todas las opiniones son respetables, vaya por delante, pero no me dejan de sorprender las reacciones de varios aficionados del Real Sporting de Gijón que comparan el estadio de El Molinón con la muralla romana de Lugo.

Queda precioso decir que El Molinón es el estadio más antiguo del fútbol español, nadie lo duda, especialmente en una SAD que durante estos lustros no ha tenido mucho más a lo que agarrarse para sacar pecho, celebrando como propios los éxitos de varios sportinguistas que han tenido que salir fuera para triunfar, como David Villa, Marcelino García Toral o Luis Enrique. Sin embargo, la realidad es que las instalaciones municipales no transmiten en absoluto lo que invita a pensar dicho mérito, y aquí dejo una reflexión, ¿en qué se parece el estadio que abandonó Manolo Preciado cuando fue despedido del que se encontró a su llegada a Gijón?

Desde hace décadas, el recinto ha disfrutado de diferentes transformaciones para adaptarse a los nuevos tiempos y por desgracia, nunca se tuvo el detalle de preservar ciertos guiños al pasado, como haber mantenido el escudo que presidía el fondo norte en la película 'Volver a empezar', ganadora de un premio Oscar.

Sporting
Sporting Asociación anselmo lopez

Siendo sinceros, en el supuesto escenario de que un guía turístico le mostrase a un extranjero el estadio de El Molinón y el del nuevo Carlos Tartiere, si le preguntaen cuál es el más longevo, quizá hasta diría que el ovetense por su aspecto. Nuestro estadio no es Craven Cottage, ni tiene gradas con solera, ni asientos de madera, ni detalles históricos, es un estadio de los tiempos que corren, sin más. Le tenemos cariño porque es nuestra casa actual.

Por otro lado, tampoco deja de sorprenderme lo pronto que han desaparecido las quejas sobre los problemas estructurales de la instalación, zonas del graderío con aspecto de caerse a trozos, constantes goteras desde que se le entregaron las llaves de la reforma al Sporting o una fachada 'autolavable' que está siempre sucia y que ya ha sufrido desprendimientos. Si estamos así en 2022, no quiero pensar cómo será la vejez de la 'reformona' si Gijón no coge el tren del Mundial 2030.

Y hablando de la ciudad, ¿dónde está el problema de que Orlegi proponga desarrollar un nuevo área comercial y una zona verde o incluso un hotel de referencia? Nos quejamos por la falta de impulso en Asturias, la carencia de iniciativas para generar empleos de cara a los jóvenes y a los no tan jóvenes, y ahora nos echamos las manos a la cabeza porque unos extranjeros quieran poner 15 bares en un lugar donde ya hay 5 y otras 10 tiendas donde ya existe alguna -es un ejemplo, habrá todo tipo de empresas-. Puede ser un buen punto inicial para desarrollar un polo económico y poner en valor la zona.

Lógicamente buscarán un retorno para el dinero que ofrezcan, al igual que los asturianos que viajaron a México en otros tiempos y crearon negocios lo hicieron con el mismo objetivo. De hecho, seguramente se sorprendieron al ver que el Sporting es la empresa que menos caja hace con los negocios realizados a diario en su propio estadio -en comparación con el gimnasio, los bares, restaurantes, el dueño de los bajos,...-, la boutique da lo que da y el museo resultó un fracaso, habría sido más rentable abrir un espacio polivalente con restauración, una casa del sportinguismo, como ya se señalaba en este medio hace varios años. Estos detalles de gestión también marcan la diferencia entre poder disponer o no de buenos futbolistas, unos ingresos extra pueden ayudarte a mantenerte en Primera división.

Dicho todo esto, no supone que Orlegi deba tener barra libre, una cosa es ampliar el centro comercial ya existente, y otra abrir un 'Eurovegas', un aspecto que no está sobre la mesa. A su vez, los fondos públicos por parte de Gijón y de Asturias deben ser simbólicos, como ocurriría con otros proyectos privados, y el Grupo mexicano debe ofrecer garantías para que no ocurran esperpentos como el del Valencia, que lleva años conviviendo con un estadio fantasma a medio rematar. Una obra de este calibre requiere de mucha seriedad y no se deben ir realizando excesivos cambios sobre la marcha.

Insisto, estoy a favor y no me preocupa el desplazamiento de mi querido estadio a unos metros de distancia, aunque también le doy mucha importancia a cuidar ciertas detalles que me preocupan, como la capacidad del Sporting para asumir los nuevos costes anuales del mantenimiento del flamante estadio y de sus aledaños, o qué ocurrirá con el nuevo aforo superior a 43.000 espectadores en una región que está viendo mermada su población.

Este último punto es el que menos me angustia, ya que las reducciones de aforo están a la orden del día, sería tan simple como construir las gradas de forma que tras el Mundial se puedan convertir algunos espacios en palcos VIP, o bien espaciar más las filas de asientos con las retiradas de algunas de ellas para mayor comodidad del abonado, o bien se podría poner algún tipo de decoración sportinguista en su lugar. De hecho, se podrían instalar los citados guiños históricos y tener un estadio que sí ponga en valor nuestro pasado centenario.

Para finalizar, no olvidemos la publicidad turística que aporta un Mundial y la obligación de ofrecer una serie de infraestructuras, puede servir de lanzadera para mejorar la conexión mediante tren y a través del aeropuerto asturiano. El Estado se implicará en las sedes y sus entornos con dinero de por medio. Esta oportunidad de oro no es solo del Sporting, es para toda la región.