Corren tiempos de clausura en el Sporting

Andrés Menéndez GIJÓN

SPORTING 1905

Baraja
Baraja Real Sporting

Artículo de opinión

22 feb 2018 . Actualizado a las 09:39 h.

No han tardado mucho los analistas de salón en disparar contra el Pipo. A Baraja le achacan problemas que vienen de fondo pero, en cambio, le niegan virtudes que ahora afloran en el equipo y que se consideran como normales, lógicas y, casi, obligadas. Muchos olvidan el calendario cuando el paso de las semanas se acelera. Se olvidan muchas cosas y, también, se dan por entendidas otras. Se olvida, por ejemplo, de donde viene el equipo. Se ha olvidado la debacle del Mini Estadi o el ridículo en casa ante el Cádiz o, también, la dependencia de Mariño o la tétrica imagen entre noviembre y diciembre con números de descenso. Es lo que tiene el mundo del ahora que lo de ayer ya ni existe ni tiene peso.

Está bien recordar que la bipolar cara de los rojiblancos es un mal endémico y viene de lejos. Lo de caer fuera no es un vicio contemporáneo sino adquirido. Dicen que un día, sin duda uno malo, el Sporting decidió que lo más justo era sacar lo de casa y, si tal, tratar de sumar fuera. Se disfrazó de humilde con una careta cutre y apostó por tablas cuando, sin querer, lo estaban haciendo por el uno. Y así, con todo tipo de propuestas y entrenadores, hemos llegado hasta hoy. Tal es el grado de frustración que los analistas de salón afilaron sus cuchilos tras la debacle de Lorca. Que, por cierto y sin querer huir de la crítica, fue un empate con un penalti errado.

En Murcia, el Sporting, como viene haciendo cada quince días, se olvidó de competir. Evitó bajar al fango porque estaba muy cómodo de gala. Tuvo miedo a ganar pero el rival era tan flojo que casi por inercia empató. En su afán por paliar la crisis a domicilio, Pipo Baraja, se la pegó con el invento del trivote, idea que convencía a todos antes del pitido inicial y no supo gestionar un partido de necesidad. No le convenció nada, ni mucho ni poco, lo que vio en su banquillo y, ni siquiera, agotó el cupo de cambios.

Pero algunos lo estaban esperando. En una semana se ha criticado su exigua experiencia, su falta de conocimiento, y un largo etcétera de guiones recurrentes. Estaría bien hacer juicios de mayor envergadura y recorrido, apuntar los números, cinco victorias en nueve partidos, y rendir cuentas, si se tienen que rendir, al final de temporada. Pero estamos en febrero, en Gijón, empieza a asomar el final de campaña y vuelven a correr tiempos de clausura en el Sporting.