Argentina nunca había debutado en un mundial con un empate y el país ya hace cábalas sobre los puntos que debe sumar para no decir adiós a Rusia
17 jun 2018 . Actualizado a las 23:17 h.Pasaron 100 años hasta que la selección de Chile logró por fin ser campeona de América. Fue en el año 2015. El técnico que acabó con aquella maldición centenaria -cimentada sobre un pasado de desgracias, complejos y robos arbitrales-, fue Jorge Sampaoli. Un argentino que ya había llevado a los chilenos a sobrevivir al grupo de la muerte en el Mundial de Brasil y que acabó como verdugo de su propia patria. Aquella final se decidió en los penaltis. Chile empezó lanzando y anotó los cuatro que intentó. Argentina solo marcaría uno, el de Messi.
Tres años más tarde, el juego está totalmente revuelto; Chile fuera del Mundial, Sampaoli en el banquillo argentino y Messi fallando desde los once metros.
Ni siquiera la carta del 10 funcionó ante Islandia. La estrella de la albiceleste, el hombre sobre el que pivota todo, erró y el país saca la calculadora. Nunca antes Argentina había debutado en una fase final de un mundial con un empate. Mientras el país hace cuentas, Sampaoli alimenta su debate interno.
«Pensar más en el arco ajeno que en el propio más allá del dibujo». Son palabras del seleccionador que parecen no concordar con un doble pivote en el que malviven Mascherano y Biglia. El primero, alejado de la competición de élite, sospechoso de haber obtenido el billete a Rusia más por su afinidad con Messi que por rendimiento. El segundo, foco de las críticas de un país que suspira por ver a Lo Celso o a Banega en el once. Argentina quiere más poesía y menos cuchillo.
Y viene Croacia, que ya tiene tres puntos. Tres puntos y dos centrocampistas punteros en el fútbol mundial que pueden acabar por caricaturizar a este combinado, que llegó con penuria y podría marcharse con drama.
Todo es presión en un país de naturaleza efervescente. A Sampaoli le acusan en los periódicos de su país de traicionar su credo futbolístico, de querer ser «más messista que el propio Leo». Darle la pelota al 10 parece un buen plan, el problema aparente es que todo lo que rodea al barcelonista es territorio yermo.
La selección sudamericana cerrará la fase de grupos con Nigeria, esa cenicienta que le goleó hace siete meses. Un encuentro tan casual como habitual. Ambos equipos se las han visto en la fase de grupos en cinco de los siete últimos mundiales. Ni se contempla una posible derrota.
Solo faltaba Maradona. «Islandia, estamos hablando de Islandia», apuntó. «Jugando así, Sampaoli no puede volver a Argentina», disparó. De lo que se sume ante Croacia y Nigeria dependerá el cruce de octavos. Evitar a Francia o vérselas con Dinamarca, Australia o la Perú de Gareca. Otro argentino aspirante a verdugo.