Semáforos, cruces y obras pendientes: motivos y soluciones al colapso en la «faba», según los expertos
OVIEDO
Los atascos en la nueva glorieta de la Cruz Roja podrían derivar en el aumento de vehículos en otras entradas a la ciudad: «La situación podría agravarse»
08 mar 2024 . Actualizado a las 05:00 h.¿Por qué se tarda tanto tiempo en entrar y salir de Oviedo? Es la pregunta que se hacen a diario cientos de conductores en la capital asturiana. Se estima que el tráfico rodado que llega a la ciudad todos los días a través del Bulevar de Santullano ronda los 20.000 vehículos, que por diferentes motivos ven mermada su llegada en tiempo y forma debido a las caravanas que se generan al llegar a la nueva glorieta de la Cruz Roja, apodada popularmente por su forma como la «faba». Varios expertos explican los motivos y las soluciones a los atascos. «La situación podría agravarse en el futuro», señala Ícaro Obeso, geógrafo de la Universidad de Oviedo.
La reordenación de la glorieta, ahora catalogada como plaza, se dio con la premisa de pacificar el tráfico entre la calle del General Elorza y la Ronda Sur. Un espacio en el que tendrían que convivir vehículos y peatones en un perfecto ecosistema, aunque en este caso con una prioridad para los viandantes. Sin embargo, la actuación no ha logrado por el momento solventar los problemas de tráfico. Es más, los ha agravado. Según explica Obeso, esta situación se da debido al gran volumen de tráfico rodado y a que «hay varios proyectos de obra que impiden que el tráfico se distribuya correctamente», en relación a la glorieta que se construirá tras el derribo del puente de Ángel Cañedo.
Sobre este futuro nuevo elemento, aún en construcción, habla Pedro Plasencia, ingeniero de caminos y experto en infraestructura de los transportes por la Universidad de Oviedo: «Aunque la 'faba' no esté en obras sí lo está el conjunto global de la actuación. Habría que esperar a que se terminara la nueva glorieta de Ángel Cañedo para sacar conclusiones, porque sí podría actuar como elemento para el calmado del tráfico». En este sentido, el experto asegura que la nueva glorieta serviría, en parte, para retardar la llegada de los vehículos a la «faba», lo que disminuiría los atascos.
Los ciclos semafóricos, el principal problema
Más allá de las medidas que se tomen cuando el bulevar completo esté finalizado, ambos expertos coinciden en que una medida sencilla a corto plazo pasaría por reprogramar los ciclos semafóricos. La estructura al completo debería contar con semáforos inteligentes que se regulen de forma automática en base al tráfico rodado en tiempo real. Un funcionamiento similar al que utilizan aplicaciones de navegación por carretera para calcular el tiempo de destino en función de la hora del día, accidentes o atascos, entre otras variables. «Los ciclos condicionan el tráfico», recalca Pedro Plasencia, quien señala que «la situación podría resolverse con un modelo de tráfico detallado y a raíz de ese estudio analizar cómo se podría optimizar la glorieta, teniendo en cuenta cuáles son los movimientos más habituales o si hubiera carriles infrautilizados».
Además, otras medidas que podrían tomarse a corto plazo, según comenta Plasencia, sería la instalación de cuentas atrás en los ciclos semafóricos, tanto para peatones como para los vehículos: «Es una estrategia muy válida para que los coches arranquen antes, lo que provoca que pasen más en cada ciclo. En España no se ha invertido dinero en eso y es muy eficaz». Asimismo, el experto explica que en la «faba» habría un problema de «exceso de cruces». «No hay menos tráfico y el número de cruces es mayor», apunta.
Caminos alternativos ante los colapsos
La teoría dice que ante los atascos en una zona, los conductores buscan rutas alternativas de forma natural con el paso de los días. Esta situación, según explica ícaro Obeso, podría derivar en el colapso de otras entradas a Oviedo, en concreto por Plaza Castilla o la AS-II. «La población tiene que ser consciente de que al centro de la ciudades no se puede llegar rápido y en coche», señala Pedro Plasencia, quien apunta que «estamos acostumbrados a que el rey de la calle sea el conductor, pero el peatón también existe y cada uno tiene sus exigencias». «Tiene que haber un cambio de mentalidad», coinciden los expertos.