Excesos de Israel

OPINIÓN

MOHAMMED SABER | EFE

18 dic 2023 . Actualizado a las 08:53 h.

La imposición israelí de que los gazatíes debían desplazarse al sur de la Franja se corresponde mal con la siguiente decisión del primer ministro Benjamín Netanyahu de bombardearlos y acosarlos con saña en la zona de destino. Algo que tiene una difícil explicación que Israel ni siquiera se ha esforzado en argumentar, más allá de su decidida determinación de desmantelar a Hamás (algo que parece ser ya la gran excusa para lograr otros objetivos de conquista territorial). Porque la brutalidad de la operación terrestre israelí en Gaza está cosechando un gran rechazo internacional, que ha empezado a distanciar a Israel incluso de EE.UU., que es su gran respaldo mundial.

Desde una perspectiva histórica, algunos observadores y comentaristas han traído a colación la memoria de los campos de concentración de la Alemania nazi, sobre todo los abiertos en el territorio polaco de Auschwitz, donde murieron más de un millón de judíos. La memoria de aquellos episodios salvajes quizá debería servirle a Israel (y a todos nosotros) para ver algo igualmente horrible en las masacres de Gaza.

Porque es verdad que Hamás ha atacado Israel causando la muerte de unos 1.500 israelíes, entre civiles y militares. En respuesta a este ataque, Netanyahu sentenció que iba a demoler a Hamás, pero lamentablemente su cólera se ha derramado sobre todos los habitantes de la Franja de Gaza. Hasta el Gobierno de China ha advertido ya que Israel está actuando «más allá de la autodefensa». Y el presidente de EE.UU., Joe Biden, acaba de reconocer que Israel «está perdiendo apoyo internacional». Se detecta que ya son mayoría los observadores internacionales que se están pronunciado en este sentido.

Como periodista en activo, pasé ocho días en Israel hace unos veinte años. Todo lo que entonces me fue explicado por guías y colegas de profesión me causó la mejor de las impresiones. Israel comparecía ante mis ojos como un Estado próspero y moderno, sin tensiones con los países vecinos. Solo en Belén escuché unas quejas palestinas por la presencia de dos tanques cerca del portal en que nació el Niño Jesús, pero no me pareció algo que pudiese alterar la paz que se respiraba. Ahora ignoro adónde ha ido a parar aquella realidad. Pero lo cierto es que el sangriento drama no debe de continuar, porque Israel empieza a ser ya irreconocible en su propio pasado. Y Netanyahu lo sabe.