Ha sido un honor y un verdadero privilegio entrenar a Pau Gasol. El poder compartir con él y aprender de él; como no he podido ser jugador profesional siempre he tratado de aprender mucho de los jugadores. Con Pau fue una delicia.
Soy de los que piensan que las grandes leyendas no se forman solo con títulos, récords, medallas y anillos, sino por los valores que transmiten. Porque el deporte tiene valores, pero también los deportistas. Ese es el gran legado que deja Pau Gasol. Una herencia que recibió de los que vinieron antes, pero que él ha engrandecido. No es una exageración decir que ha transformado el baloncesto con su carrera deportiva y personal.
Si no se le conocen sombras a Pau es porque siempre ha actuado con absoluta naturalidad. Y eso es una cuestión muy difícil. Es lo mismo que sucede con Rafa Nadal, otro ejemplo para nuestro deporte. Sus capacidades son grandísimas y sus títulos, muchos, pero yo no me acuerdo de cuántos títulos tienen. Sin embargo, por lo que nunca se me olvidará la figura de Pau Gasol y de Rafa Nadal es por los momentos que hemos vivido con ellos, las sensaciones que nos han transmitido o los valores que nos han aportado. Para el deporte, pero también para la sociedad. Eso es lo que nos dan esas grandes figuras. Sentido de unidad, de fuerza y de muchas posibilidades que se abren también para la sociedad en cualquier profesión.
Con Pau se ha ido una generación casi al completo de jugadores increíbles. Que nadie espera que tras sus retiradas vayan a venir clones de ellos. Sí tendremos a gente que quiera ser como ellos. Con distinto cuerpo y distintas capacidades físicas y técnicas. Pero el deporte es evolución y superación. Esa es la base. El deporte está para mejorarse. Tendremos distintos jugadores, distintas capacidades, pero espero que se mantenga el estilo que ha marcado la selección española de baloncesto desde el Mundial del 2006. Porque en todos los éxitos de España fue muy importante el «cómo fue». Espero que el legado de Pau Gasol caiga en tierra fértil, pero que la gente no espere de inmediato a unos jugadores de 2,16 y unas habilidades técnicas extraordinarias con las dos manos como las de Pau. Sí gente que pueda transmitir la misma capacidad para entender el juego y el equipo. Las nuevas generaciones intentarán superar lo anterior.
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