A veces pienso que quien más alardea de algo es el que más debería callar. Uno tiene derecho a cambiar de opinión (e incluso como humanos es natural que nos podamos contradecir en alguna ocasión), pero ejemplos como el de Toni Cantó creo que sinceramente denigran la política. Es mirar la hemeroteca y no hay más que ejemplos sobre lo malo que le parecía el PP, partido al que está llamando ahora a la puerta. ¿Acaso con Casado y con Ayuso hay alguna diferencia con sus predecesores? Como ciudadano español me preocupa ver la imagen de dos ex presidentes declarando en la Audiencia Nacional para esclarecer si hubo caja b en el partido y si hubo sobresueldos (tal y como recoge unas anotaciones a mano realizadas por el anterior tesorero, Luis Bárcenas).
Al margen de que no me guste para nada el PP, esas dos personas me han representado en lo bueno y en lo malo al frente del Gobierno de España y lo primero que exijo es honradez. ¿Qué encuentra hoy Toni Cantó de diferente al PP a cuando ponía verde? ¿Qué imagen traslada una persona que pica por cuarta vez en la puerta de un partido para pedir que se le incluya en una lista electoral? ¿Qué cara se le queda a un militante de base que desinteresadamente deja su tiempo y esfuerzo en todas las campañas electorales para que fichajes de este estilo representen a sus siglas? Yo solamente le diría a Casado que tenga cuidado con este paracaidista si no quiere seguir la estela del hundimiento de las anteriores formaciones por las que pasó Cantó.
El terrorismo machista es una lacra social que, lamentablemente, no forma parte de las principales preocupaciones para la ciudadanía (si nos fijamos en lo que dicen las encuestas). La justicia, en casos como La Manada, genera con algunas de sus sentencias mucha indignación porque dejan totalmente desamparadas a las víctimas. Si en su día en Canal Sur un testimonio tan valiente como el de Ana Orantes despertó conciencias, hoy pasa algo parecido con el caso de Rocío Carrasco en Telecinco. Se puede creer en la veracidad del testimonio de la denunciante, se puede utilizar su caso para decir que la violencia de género no entiende de clases sociales y se puede pensar que se han hecho estos tres documentales muy tarde y con una intención lucrativa, pero en este mundo imperfecto a veces el fin justifica los medios y ha conseguido ser uno de los temas más comentados de la semana (otro ejemplo reciente lo protagonizó a escala mundial Meghan Markle con otra lacra no menos importante como es el racismo). Solo espero que se revierta esa escasa preocupación ciudadana por estos temas, porque no los podemos seguir viendo como casos privados, sino como un problema social a extinguir.
De cara a la Semana Santa me preocupa mucho las imágenes de Madrid, sobre todo de las personas que vienen desde Francia para pasar unos días y, tal y como les venden, con la posibilidad de no cumplir con las normativas ante la ausencia de multas. Empiezan dos semanas en las que debemos ser muy cuidadosos para que no se disparen los casos tal y como ocurrió después de la Navidad. Espero que podamos por fin en verano tener una vida más o menos similar a la que teníamos antes de la pandemia, y para ello es imprescindible que se cumplan los pronósticos de que estemos vacunados alrededor del 70% y podamos así poco a poco retomar nuestra vida cotidiana (ojalá ayuden las 30 millones de vacunas encontradas en un almacén de Italia que escondía AstraZeneca).
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