Tela marinera

OPINIÓN

Salvador Illa y Miquel Iceta, en una imagen de archivo
Salvador Illa y Miquel Iceta, en una imagen de archivo Quique Garcia | EFE

22 ene 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Que Trump ya no sea el inquilino de la Casa Blanca es una buena noticia para todas y todos, independientemente de que nos ilusione más o menos su sucesor (desde luego que me da mucha más simpatía Kamala Harris que Joe Biden). Tardaba ya este 2021 en darnos por fin una buena noticia, porque no ha hecho más que comenzar pero sigue arrastrando las malas noticias de 2020. Es un motivo de preocupación que muchas autonomías hayan rogado al Estado adelantar el toque de queda por las consecuencias que está originando la tercera ola.

Los datos de fallecidos, hospitalizados y contagiados suben a niveles muy alarmantes (quizás estemos pagando ahora aquello de salvar la Navidad) y debemos aún más ser precavidos en nuestro deber de seguir las recomendaciones sanitarias. No hay tampoco un ritmo uniforme en toda España en cuanto a la gestión para poner las vacunas, aunque lo que ha eclipsado la actualidad son varios casos de dirigentes políticos y técnicos que no han esperado su turno establecido en los protocolos y, lógicamente, se han visto obligados a dimitir (como es el caso del Consejero de Salud de la Región de Murcia) o han sido expulsados de militancia, como ha ocurrido con varios ejemplos en las filas del PSOE. Tela marinera con quien se salta

No es poca broma la situación de las elecciones catalanas. La justicia ha puesto por ahora el 14 de febrero como fecha para los comicios, aunque intuyo que con toda probabilidad acabará por ser en otra fecha. Ayer el CIS decía que el PSC es quien parte con la condición de favorito para resultar el partido vencedor, algo impensable hasta hace poco, y más para la causa independentista, que en su peculiar uso de las instituciones creyeron conveniente dejar que se agotase el plazo máximo para la convocatoria automática tras la inhabilitación de Quim Torra. El efecto Illa ha cambiado las estrategias y es evidente que el interés de Esquerra y de Junts de fijar el 30 de mayo responde más a ganar tiempo e intentar darle la vuelta a la tortilla a las encuestas.

De hecho, un tema que pensé que estaría encima de la mesa en este momento serían los indultos a los políticos presos, pero curiosamente no ha generado por ahora demasiado ruido. Sí que ha sido muy duramente criticado el exceso verbal de Pablo Iglesias, porque considerar a Puigdemont como exiliado es indecente para un español de izquierdas que sabe lo que ocurrió en este país hasta no hace mucho tiempo. Tiene tela que haya que reiterar que ese señor no lo persigue la justicia española por sus ideas, sino por las actuaciones que realizó siendo President y de las que era plenamente consciente que no eran legales. 

De lo que estoy bastante alucinado es de lo que gana un youtuber y una influencer. Entiendo que haya muchas formas de ganarse la vida y que una sea a través de internet, que nos parezca bien o mal cada vez más gana terreno y la actividad humana se traslada a interactuar a través de una pantalla. Lo que tiene mucha tela lo de que fijen sus residencias en Andorra para pagar menos impuestos. A mí mientras la actividad que realicen no vaya en contra de los derechos humanos y lleven al día sus obligaciones tributarias (como debe realizar cualquier persona), no tengo nada que objetar, pero también diré que, siendo alguien al que le encanta lo virtual, se me escapa cuál es el gancho para facturar esa barbaridad de dinero por subir vídeos y fotos. A ver si indago un poco más en encontrar el sentido a estos nuevos oficios que a saber si han venido para quedarse o son simplemente pasajeros.