Triste normalidad

OPINIÓN

Varias personas pasean por el parque de Invierno de Oviedo
Varias personas pasean por el parque de Invierno de Oviedo Alberto Morante

11 dic 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Margaret Keenan, una mujer inglesa de 90 años, nos ha dejado una foto histórica y esperanzadora de cara a que el fin de esta pandemia esté un poco más cerca. Esta señora se ha convertido en la primera persona en el mundo en recibir una dosis de la vacuna de Pfizer contra el coronavirus de la que se espera que sea efectiva para volver cuando antes a la normalidad. En Asturias/Asturies, tras el análisis a los datos actuales, se ha decidido aliviar las medidas adoptadas levantando (con matices) los cierres de los bares y restaurantes, centros comerciales y de los gimnasios. La ópera regresará al Campoamor al igual que se podrán reanudar más actividades culturales, y por último se ha decidido retrasar hasta las 23 horas el conocido «toque de queda». Los cierres perimetrales entre municipios ya no estaban en vigor pero esa decisión no ha conllevado a levantar también las restricciones para entrar y salir de nuestra comunidad autónoma. Ante la ambigüedad con lo que se considera «allegado» queda volver a apelar a la responsabilidad de todas y de todos para que después de Navidad esa temida tercera ola no nos devuelta a la triste normalidad que hemos vivido en noviembre con unos datos muy elevados en número de fallecidos y en nuevos contagios.

Quizás la noticia más positiva para la mayoría de la ciudadanía sea ver que las diferentes administraciones públicas están sacando adelante sus presupuestos. Quitando matices, a grandes rasgos se puede afirmar que habrá un importante apoyo público para que nadie se quede atrás. Hay excepciones, como es el caso de Oviedo/Uviéu, donde el bipartito de derechas ha decidido prorrogar las cuentas de 2020. En cambio, a nivel regional, nacional y también en el seno de la UE se comenzará 2021 con nuevos presupuestos adaptados a los tiempos que nos tocan vivir. Sin duda alguna la protección a las personas se hace primordial porque lo primero es la salud y la apuesta por una sanidad pública de calidad, pero cuando consigamos derrotar al virus tendremos que sostener la economía y ahí el papel de las administraciones es vital. Se antoja un cambio de modelo que por una parte no veo mal que se produzca, porque si algo es una triste normalidad es que el mercado laboral español es inestable. Los bajo salarios que no cubren las necesidades básicas (parece que por ahora no se subirá a los 1.000 euros mensuales del Salario Mínimo Interprofesional), y si ya es un drama el desempleo, la figura del trabajador pobre es inaceptable en una sociedad moderna y avanzada. No contaré ninguna novedad si digo que hay que analizar muy bien los movimientos en el campo de internet, porque si algo nos está demostrando esta pandemia es que ha venido para quedarse el comercio online, que puede afectar a la larga al trabajo presencial en sectores como el comercial, pero también suponer nuevas oportunidades laborales ante la proliferación de riders y de repartidores de grandes logísticas. Urge una reforma laboral que les garantice cobertura social y que castigue a quienes someten a esas personas a ser falsos autónomos.

No sé en qué momento veremos una noticia relacionada con la Casa Real y con el PP digna de aplaudir. El rey emérito sigue más preocupado en salvar su cuello que en dar una mínima explicación a la ciudadanía. El juez Pedraz está investigando obras adjudicadas en los gobiernos de Aznar con un valor de 600 millones de euros. Todo en la triste normalidad. Bueno, hay una excepción y no es poca cosa en esta España a la que tanto le cuesta desprenderse de su pasado: el Estado tiene por fin las llaves del Pazo de Meirás.