Acostumbrarse a vivir así

Diego Valiño
Diego Valiño REDACCIÓN

OPINIÓN

- Aspecto que presenta hoy jueves el centro de Oviedo. Llevar mascarillas es ya obligatorio en espacios públicos
- Aspecto que presenta hoy jueves el centro de Oviedo. Llevar mascarillas es ya obligatorio en espacios públicos J.L. CEREIJIDO

19 jun 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

El próximo lunes arranca la «nueva normalidad» (a día de hoy ya la disfrutan gallegos, vascos y catalanes). La caducidad del Estado de Alarma, ante la falta de apoyos parlamentarios para que el Gobierno central pudiera continuar con más prórrogas, conlleva que ya no habrá restricciones en los movimientos (y como derecho constitucional que es podremos desplazarnos por todo el país). También regresa, a todas las comunidades autónomas, la asunción plena de las competencias en materia de Sanidad. Hay lugares como Asturias/Asturies que han completado el calendario previsto en cuanto a la superación de las fases, pero las hay también como Madrid que no han estado ni estarán en fase 3. Una de las paradojas de este momento está en que por una parte y ante la llegada del verano nuestra principal industria, que es el turismo, necesita que se llenen los hoteles, los restaurantes y que haya gente por todos los sitios, pero por otra estamos todavía con la amenaza de tirar por la borda todo lo conseguido y hay mucho miedo ante posibles rebrotes. 

Es evidente que la desescalada llevó consigo un relajamiento ciudadano que se puede agravar en los próximos meses si esa sensación errónea de que ya no hay virus permanece en el ideario común. Ni mucho menos. Hay que seguir preservando la salud a la par que se reactiva la economía, y sobre todo debemos aprender a convivir con el coronavirus hasta que llegue la vacuna. Ayuso ha sido a mi parecer la dirigente política más irresponsable, sobre todo en su permanente enfrentamiento con el Gobierno central. Tampoco ha estado a la altura ni mucho menos su (todavía) vicepresidente, el señor Aguado, y la última perla que ha sacado por su boca ha sido la de tildar de catetos a aquellas personas que promueven (según él) la «madrileñofobia», en referencia a que con el fin del Estado de Alarma y ante los datos epidemiológicos de la Comunidad de Madrid pueda darse un rebrote de casos en diferentes lugares de nuestro país por la movilidad de las y los ciudadanos que viven en la capital de España. Tampoco se salvan el resto de consejeros responsables de las residencias de mayores y que difundieron unos protocolos a los hospitales que mediante filtraciones vamos conociendo la falta de consideración con los que más atención médica necesitaban.

Comparto que la mejor decisión que se puede tomar actualmente es la cautela y la prevención. Todos queremos retomar la actividad que teníamos antes del 14 de marzo e ir a eventos multitudinarios, a manifestaciones, a reuniones diversas, a una discoteca a bailar… pero nos tendremos que acostumbrar por ahora a suspensiones (ojalá en la mayor parte de los casos sean aplazamientos) como la conocida ayer con San Mateo (no habrá chiringuitos, conciertos donde se agrupaba mucha gente, el desfile del Día de América en Asturias…). Me parece positivo que se estudien casos piloto como con los alemanes que han llegado estos días a Baleares a ver cómo sale y así ir tomando decisiones poco a poco. La vuelta al cole será también otro reto importante a partir de septiembre.

No podemos vivir con el miedo permanentemente pero tampoco se debe perder el respeto por una pandemia muy letal para el ser humano. En China vuelven a saltar las alarmas en Pekín, en Alemania hay 7.000 personas confinadas obligatoriamente y en el conjunto del planeta hablamos de más de 8,3 millones de casos y más de 449.000 fallecidos, con Estados Unidos como el país más afectado. Solamente nos queda vivir en las circunstancias que hay (uso de mascarillas, limpieza de manos…) y acostumbrarnos y amoldarnos a la situación.