«No quiero sentirme valiente cuando salga a la calle, quiero sentirme libre». Este es uno de los mensajes, junto con el ya famoso «no es no», que más se ha podido ver en concentraciones y manifestaciones en los últimos años en nuestro país. Veo las noticias, leo los periódicos y escucho la radio y cada vez que se trata el tema de la violencia hacia la mujer se me ponen los pelos de punta, me hierve la sangre y me enfado. Me enfado conmigo, con los demás y con el mundo.
Soy mujer y empiezo a vivir con miedo, miedo de salir sola a la calle cuando voy a trabajar muy temprano o cuando vuelvo a casa por la noche, me dan escalofríos cada vez que me cruzo con un grupo de hombres o con uno solo, tal vez por la alarma social que se ha generado con todas las noticias y sobre todo con el caso de la Manada; miedo de que alguien me agreda física o verbalmente porque los valores y el respeto ya no existen en nuestra sociedad.
Soy mujer y vivo con miedo, decía, y a lo que más le temo es a aquellos que en vez de proteger a las víctimas las dejan desamparadas, a los que justifican una violación, a los que dictan libertad a asesinos, violadores, pederastas, a lo que más le temo es a la impunidad de todos aquellos que han provocado daños irreparables a otras personas.
Tal vez estoy generalizando demasiado y diréis que soy una exagerada, pero exagerado me parece que estemos educando a las niñas, adolescentes y adultas a no salir solas, a que usar falda o un escote es provocar a los hombres, a que no debes de saludar o sonreír a un desconocido porque tal vez ese gesto de amabilidad él lo interprete como un deseo sexual hacia su persona.
Nos estamos equivocando cuando pedimos este tipo de cosas a las mujeres y no pedimos que se eduque a los varones en un contexto de igualdad en el que tanto hombres y mujeres deben respetarse mutuamente y que las mujeres somos libres de vestir como nos apetezca, de hablar y sonreír con quien queramos, de usar falda o pantalón, de usar escote o no usarlo, de salir a la calle de día o de noche, igual que un hombre lo haría, igual que se haría en una sociedad con valores y con una buena educación.
En España se están registrando oficialmente 4 violaciones diarias, lo que refleja un crecimiento del 11,3 % respecto a años anteriores. Está creciendo la violencia sexual y no estamos haciendo nada para evitarlo, estos datos son solo de aquellos casos en los que la víctima tuvo la fuerza suficiente para denunciar ante las autoridades. Tal vez muchas mujeres en la misma situación no se han atrevido a denunciar, y tal vez muchas otras no lo harán porque tristemente al final «la culpa será de ella». Y no me malinterpretéis, pero si estáis al tanto de los últimos casos que han sido mediáticos se ha considerado culpable a la víctima por ir sola, por hablar con gente que no conocía, por intentar rehacer su vida tras ser violada.
Luchemos, hombres y mujeres, por un cambio que nos permita ser libres a todos, que los que son culpables de agresiones, violaciones, asesinatos paguen por ello con sentencias justas y no se convierta al victimario en víctima y se le lleve a los platós de televisión. Concienciémonos de que necesitamos un cambio y consigamos que todas esas mujeres que han sufrido abusos puedan rehacer sus vidas de la mejor manera posible y que las demás podamos sentirnos orgullosas de la sociedad en la que vivimos y podamos vivir sin miedo.
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