La Manada y la posverdad

César Rodríguez Pérez
César Rodríguez JUEGO DE TRONOS

OPINIÓN

17 nov 2017 . Actualizado a las 07:34 h.

Barras de bar, patios de colegio, corrales, templos del cuñadismo... Los calificativos habituales para definir a Twitter, Facebook y el resto de redes cuando alguien grita «muera la inteligencia» y la masa corea enardecida se han quedado cortos esta semana. Se convirtieron en espacios alienígenas, poblados por seres de otra dimensión, incapaces de respetar o sentir empatía por una víctima, dispuestos a romper una y mil lanzas, sin argumentos ni datos objetivos, por una «manada» de presuntos violadores.

Fue una exhibición de posverdad. Un mar de comentarios prostituyó un concepto tan fundamental en democracia como la presunción de inocencia. Como los que espolearon a muchos a votar a Trump, a apoyar el brexit o a tragarse las trolas del procés, no eran espontáneos. Respondían a la estrategia, acción y provocación de una parte interesada: la defensa de unos acusados que -por palabra, pensamiento y obra- parecen cualquier cosa menos un modelo social.

Si a un toro le pones un trapo rojo, embiste. Si a una sociedad con un fuerte sustrato machista le das la oportunidad de cuestionar a una mujer agredida, se viene arriba, condena y lincha. Y a la víctima solo le queda descubrir que ha vuelto a sufrir un abuso, pero de otros verdugos a los que nadie condenará.