Manuel Ramírez, director de El Ranchito: «Eso es lo bueno, que nadie sepa que hemos trabajado en la película»
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Los efectos visuales de «La sociedad de la nieve» son una de las últimas producciones de este estudio
06 jul 2024 . Actualizado a las 18:15 h.Fue una superproducción española de Juan Antonio Bayona la que los puso en el radar de las productoras estadounidenses. Después de Lo imposible, el realizador los volvió a llamar para Un monstruo viene a verme y, más recientemente, para La sociedad de la nieve. Entre medias se llevaron un Emmy a los mejores efectos visuales por dar vida a los caminantes blancos en Más allá del muro, de Juego de Tronos, y un segundo por un capítulo de otra serie, Después del huracán. Manuel Ramírez es el director del estudio El Ranchito, con oficinas en Madrid y Barcelona y 150 trabajadores. Forman parte de un grupo empresarial con presencia en Estados Unidos, Australia y Canadá y son los autores, también, de los efectos del vídeo de C. Tangana Oliveira dos cen anos, para el Celta de Vigo. Ramírez ofreció este viernes una de las conferencias del congreso internacional Mundos Digitales, cuya vigésimo segunda edición concluye este sábado en A Coruña.
—La escena de la colisión del avión en los Andes de «La sociedad de la nieve» es parte de la historia de su estudio y del cine español.
—Si le preguntas a cualquiera por los efectos visuales de La sociedad de la nieve, lo más probable es que te hable de esa escena, pero es que en la película hay más 1.500 planos retocados digitalmente, y no se notan, no te sacan de la historia. Prácticamente la totalidad de los fondos están cambiados. La peli está llena de efectos visuales que no se ven, que no se percatan. El más evidente es que se rodó en tres localizaciones diferentes de Sierra Nevada, en Granada, y no en las montañas de Argentina.
—¿Se pierde magia, realismo, con tantos efectos visuales y menos efectos especiales?
—Para esta película en concreto, estuvimos trabajando más de dos años y medio. Hubo que prever muchos elementos para que todo encajara, la posición del sol, la dirección de la luz, las sombras. Granada es el hemisferio norte, pero por la orografía y clima de su montaña, contábamos con una zona similar a la del Valle de las Lágrimas. J. A. Bayona quería que los actores lo pasaran un poco mal para transmitir la gesta de los chavales, pero era imposible rodar en los Andes. Con una herramienta mezclamos los dos escenarios. Eso es lo bueno, que nadie sepa que nosotros hemos trabajado en la película.
—¿Los casos como los de su empresa son todavía contados?
—El sector va madurando, pero todavía no hay grandes compañías. Exclusivamente de efectos, somos de las más importantes. Estaría bien que vinieran aquí las más grandes, como Framestore. Más que ser competencia, ayudarían a generar industria, y eso siempre es bueno y sano, como sucede en Londres, por ejemplo.
—¿La inteligencia artificial es aliada o enemiga?
—Prefiero verla como una oportunidad. Acabo de ver la serie sobre Balenciaga. Estamos viviendo algo parecido a lo que le pasó a él cuando pasó de la alta costura al prêt-à-porter. Espero que destile en una serie de herramientas que nos ayuden a sacar cromas o eliminar ruido de las imágenes, a ser más eficientes, porque hay mucho trabajo repetitivo. Lo que no sabemos es qué va a pasar con la inteligencia artificial generativa, donde se pretende que sea el pixel final. Estamos muy expectantes. Las imágenes generadas por inteligencia artificial las veo un poco sintéticas, pero aquí, en un mes lo anterior es como de otra época. Aún así, me niego a pensar que nuestro trabajo se va a reducir a dar indicaciones y que te lo haga todo la máquina. El Ranchito es como una boutique de efectos donde somos modistos digitales. El prêt-à-porter, la moda rápida, sería la inteligencia artificial. Hay un mercado para eso, donde no importa tanto la calidad ni la finura, como el mundo influencers o redes sociales, pero también creo que va a haber un espacio para ver imágenes a 25 metros de ancho.
—¿A Balenciaga qué le sucedió?
—La marca sigue ahí, y ahora es prêt-à-porter.
—¿Notaron los efectos de la huelga de actores y guionistas de Hollywood?
—Nos dio de lleno, el 80 % de nuestros clientes y de la facturación anual son de producciones norteamericanas. Esperamos que en septiembre empiece a mejorar la cosa. Después de la pandemia hubo una burbuja que tampoco era sana. La normalidad probablemente llegará en el 2027.
—¿Los efectos visuales son imparables?
—Cada vez hay más, pero no se ven. Y no hace falta irte a una película de época. Ahora todo es digital, poco se rueda en 35 milímetros. Es una maldición, no puedo ver una película tranquilo, sin pensar cómo harían esto.