Cientos de empleados desplazados, entre ellos el «embajador» de Iberdrola participan en esta gigantesca obra
29 abr 2018 . Actualizado a las 13:05 h.José María Otero es uno del medio centenar largo de gallegos que están contribuyendo a levantar el mayor complejo de producción de energía hidráulica de Portugal, el que está construyendo Iberdrola a un tiro de piedra de Galicia, en la comarca lusa del Alto Tâmega, que toma su nombre del río que nace cerca de la localidad ourensana de Laza y se funde con el Duero en el municipio portugués de Peñafiel, ya en el distrito de Oporto.
Pero José María no es un obrero más. Es el responsable de relaciones externas y servicios afectados por el magno proyecto de Iberdrola. O sea, es el intermediario entre la compañía española y las instituciones portuguesas. Una especie de embajador encargado de negociar con los siete municipios afectados por las obras (entre ellos, Chaves y Montealegre, fronterizos con Galicia), que suman una población cercana a los 100.000 habitantes, y la Administración central.
Las obras arrancaron en el 2014 y finalizarán nueve años después, en el 2023. El complejo constará de tres centrales de una potencia conjunta de 1.158 megavatios (todas las gallegas suman 3,500), y será capaz de generar 1.700 gigavatios hora anuales. Tal cantidad de energía adicional contribuirá a laminar el precio de la electricidad en el mercado ibérico que ya comparten España y Portugal y a reforzar la estabilidad del sistema de generación.
«Nada tan grande como esto»
Otero sabe un rato largo de hidráulicas. Cuenta que participó en la ampliación de la gallega de San Pedro y en otras de Iberdrola. Pero «en algo tan grande como esto, nunca». Se trata de uno de los proyectos hidráulicos más importantes de los últimos 25 años en toda Europa, recuerda Otero, quien destaca que la construcción del complejo «es todo un reto, porque dentro de la casa [de Iberdrola] gente que construyese presas queda muy poquita».
El macroproyecto emplea en la actualidad a 1.500 trabajadores. Medio millar de ellos son portugueses porque así lo establecen los acuerdos de compensación pactados con el Gobierno luso; además, hay 71 gallegos, según datos suministrados por la empresa. Pero a lo largo de los nueve años que en total durarán las obras de las tres centrales habrán puesto su granito de arena en los trabajos de Alto Tâmega 40.000.
Iberdrola invertirá en total 1.500 millones. Casi todos para las obras en sí, pero también para distintas actuaciones de compensación. Precisamente, José María Otero detalla cómo avanzan las obras muy cerca de ellas. En la localidad de Tresminas, en el municipio de Vila Pouca de Aguiar. Ahí se encuentra uno de los proyectos de recuperación del patrimonio en los que está implicada la compañía: la restauración de una antigua explotación de oro romana, contemporánea de la de las Médulas (León). De hecho, la mina lusa quiere optar a la declaración como patrimonio de la humanidad que ya tiene la española.
Otero reconoce que las tres centrales hidráulicas tendrán su impacto en el territorio, aunque han tratado de que sea mínimo. «A cambio, tenemos medidas de minimización de las obras, de compensación en flora y fauna, en el patrimonio, y medidas socioeconómicas a través de un plan de acción con el que financiamos proyectos de los ayuntamientos», explica el responsable de Iberdrola. Ese plan de acción suma 50 millones para los siete municipios.