Especialistas en bioética analizan el tratamiento experimental con células madre al que someten al campeón alemán
14 jun 2020 . Actualizado a las 09:07 h.¿Y si no fuese Michael Schumacher? El siete veces campeón del mundo de fórmula 1 pasará por el quirófano para someterse a un tratamiento con células madre que intentará regenerar su sistema nervioso central. Una noticia que, como casi todas las que rodean al alemán desde que hace seis años y medio sufrió un grave accidente haciendo esquí, ha despertado un profundo debate, alimentado por el secretismo con el que su familia lleva la situación. ¿Hay una base científica que invite a la esperanza? ¿Podrían otras personas someterse a este tratamiento?
Especialistas en bioética consultados por La Voz para abordar estas cuestiones indican que el caso, incluso para ellos, entraña un peliagudo debate. «Es un tema muy controvertido. Los ensayos con células madre son muy prometedores, pero hasta el momento ninguna agencia de medicamentos los reconoce», avisa el médico y miembro del Consello de Bioética Rosendo Bugarín.
Tres situaciones singulares
Según explica Bugarín, hay tres situaciones en las que se aceptan tratamientos como el que el cardiólogo francés Philippe Menasché va a aplicar a Schumi: «Puede hacerse en el contexto de un ensayo clínico, siempre tras ser aprobado por un comité de ética e investigación y con el consentimiento informado de la familia, porque en este caso el paciente no puede aceptar. También con el debido consentimiento informado podría darse como tratamiento compasivo si, pese a no estar aprobado, se cree que puede ser útil porque ha habido avances significativos en otros contextos. Y por último, como medicamento fuera de ficha técnica, si ya está aprobado, pero para tratar otra cosa, y se cree que puede ayudar en esto».
Sanidad pública o privada
Para Bugarín, que alerta de que sus opiniones son personales y no tienen por qué coincidir con el sentir general del Consello de Bioética, los recursos y contactos del expiloto no deberían tener una influencia decisiva en que se opte por este tratamiento: «En un país como Estados Unidos, con sanidad privada, sí; en un sistema de salud público como la mayoría de los europeos no debería serlo, aunque es difícil de determinar porque su familia tiene un dinero y unos contactos que la mayoría no tenemos. En cualquier caso, si entendemos que se trata de un ensayo clínico, no se puede pagar más allá de una dietas por desplazamiento o una compensación por perder la jornada en tu puesto de trabajo».
La desesperación de la familia
En una línea similar se expresa Carmen Ramil, exmiembro del Consello Galego de Bioética, que reconoce que tiene conocimiento del asunto solo por la prensa: «De las células madre se habla desde hace años y se cree que pueden tener mucha importancia para enfermos medulares. En el caso de Schumacher, entiendo que ante una situación tan desesperada la familia acepte».
¿Es ético jugar con la esperanza sin garantías de que pueda mejorar? «La situación es tan desesperada que no tienen nada que perder. Si funciona, perfecto, y si no, ya está casi todo perdido», razona la doctora Ramil sobre la situación del expiloto de 51 años, al que pretenden regenerar su sistema nervioso central después de la grave caída que sufrió en el 2013. A los seis meses despertó del coma y fue trasladado al domicilio familiar.
El caso de Christopher Reeve
Ya fue intervenido por Menasché hace un año en un caso que a Ramil le recuerda al del actor Christopher Reeve, que hizo varias veces de Superman y se seccionó la médula espinal tras caerse de un caballo en 1995. «Con él también probaron de todo, pero falleció en el 2004. Ojalá lo de Schumacher sea distinto», indica sin certezas.