El equipo de Montella empata con un rácano Manchester United y la eliminatoria se decidirá en Old Trafford
21 feb 2018 . Actualizado a las 23:01 h.Presentó el Ramón Sánchez-Pizjuán el aspecto de gala de sus mejores noches europeas. Era la ida de los octavos de final y el baile era con uno de los 'cocos' del viejo continente. El Manchester United visitaba tierras andaluzas para aspirar a los cuartos de final ante una de las 'cenicientas' que quedaban aún tras la fase de grupos. El Sevilla, con la esperanza e ilusión del que ha sido invitado muchas veces con los mayores pero nunca ha dado la talla. En el primer enfrentamiento, que acabó en tablas, lo técnico desde los respectivos banquillos superó a lo deportivo que jugaba sobre el terreno de juego. Un empate a cero que contentó a los ingleses, pero no tanto a los españoles, que merecieron vencer con nítida diferencia pero se estrellaron ante David de Gea.
El Sevilla saltó al césped sevillano con la intención de repetir hazañas pasadas. Recordando cómo llegó a la final de Copa en su momento más difícil de la temporada, el técnico sevillista quiso repetir jugada. No se arriesgó con el once titular, puso a aquellos que más confianza le daban sin miedo a que muchos, como Banega y Correa, hayan estado entre algodones hasta 24 horas antes del inicio del choque. En el bando contrario, decidió Mourinho ser fiel a su estilo de estratega en su visita al Pizjuán. Sacó un once distinto, diferente a lo que había estado ensayando durante un par de semanas. Bien fuera por despistar a esa prensa que nunca siente como amiga o por las dudas musculares de varios hombres de su extensa lista de estrellas, lo cierto es que antepuso la eficacia goleadora y el contragolpe al músculo sobre el tapete. McTomnonay suplió a Pogba, mientras que Mata hizo lo propio con Martial. Dos piezas del ajedrez luso que puso en jaque durante la primera media hora lo programado por Montella.
Fuera del plano estratégico todo quedó para lo deportivo. Ahí la jugada laberíntica que tenía pensada Mourinho se le nubló al cuarto de hora del pitido inicial. Fue el tiempo que tardó Ander Herrera en tirarse al suelo y pedir el cambio. El riesgo de los dos entrenadores con las lesiones musculares de sus hombres recayó de forma negativa en el lado portugués. La entrada de Pogba parecía que volvía a otorgar una apuesta por ganar el medio del campo, empero dio más alas a la fuerza ofensiva del Sevilla. La primera mitad acabó en empate a cero gracias a un nombre: David de Gea. El portero de los 'diablos rojos' salvó a sus compañeros de una victoria momentánea hispalense. Con dos paradas en el tramo final de la primera mitad demostró por qué media Europa le sigue los pies para la próxima campaña.
Realizó el cancerbero español una soberbia actuación, sobre todo ante un cabezazo de Muriel a dos metros de distancia, que levantó incluso la admiración de la grada rojiblanca. Los sevillistas se marcharon a los vestuarios con sensación agridulce. Ante uno de los gigantes de Europa consiguieron mantener una actuación honrosa, pero al mismo tiempo sus méritos le hicieron acreedores de algún gol en su haber. Para la reanudación, el United adelantó líneas e intentó finiquitar la eliminatoria por la vía rápida para no encontrarse con problemas en la vuelta. Sin embargo, de nuevo fue el Sevilla el que gozó de las mejores ocasiones, aunque con más corazón que cabeza en muchos tramos.
Mientras Mourinho realizaba cambios que intentaran darle cierta ventaja, Montella jugó casi todo el duelo con los mismos once jugadores de inicio. Tardó 85 minutos en realizar el primer cambio y el cansancio hizo mella en la parte final. El empate sin goles final deja al equipo español con la esperanza intacta y la ilusión por las nubes frente a un Manchester que demostró como visitante ser más cobarde que la valentía que enseña su cartera fiscal. Todo queda para la vuelta.