La talento estadounidense superó a su compatriota Alexandra Raisman y sumó su segundo oro
12 ago 2016 . Actualizado a las 07:28 h.La estadounidense Simone Biles es la nueva campeona olímpica de gimnasia, título individual que suma al que logró dos días antes en la final por equipos de los Juegos de Río. Biles, también triple campeona mundial, sumó 62,198 puntos, por de 60,098 de su compatriota Alexandra Raisman y 58,665 de la rusa Aliya Mustafina, plata y bronce.
Sorprendió que la tarde de la final del concurso general individual femenino, con Simone Biles como principal reclamo para una cita de «alta demanda» para la prensa, no se llenase la Arena Olímpica de Río, pero lo que no llamó la atención fue la esperada exhibición de la mejor gimnasta del mundo. Un huracán de potencia, técnica, dificultad y talento arrolló y volvió a asombrar en el majestuoso escenario preparado para coronar a la reina de los Juegos de Río. A la pequeña gimnasta estadounidense de 1,45 metros que aspira, y apunta a ello, a conquistar al menos cinco oros en estos Juegos que ya disfrutan de su simpatía y de sus ejercicios imposibles. De su poderoso salto en suelo y de su facilidad para ejecutar con brillantez retos de máxima dificultad.
La única gimnasta que presume de tres títulos mundiales consecutivos en el concurso general sumó este jueves su segundo oro en Río tras el ganado por equipos, en otra jornada grandiosa para quien, en la senda de Nadia Comaneci, ha revolucionado este deporte. La imparable y espectacular Biles, que sabe cómo ganarse al público dentro y fuera del tapiz, sólo encontró rivales en un aparato, las paralelas asimétricas. Es lo que peor se le da a la afroamericana de 19 años. No sólo fue superada ahí por la rusa Aliya Mustafina, sino por otras cinco rivales. Deleitó como se esperaba, no sólo en suelo, donde cerró y llegó la apoteosis final, sino también salto y barra de equilibrio a un público que, aunque apoyó al máximo a las representantes brasileñas y presionó con sus gritos, debió plegarse ante Biles y corresponder con vítores y encendidos aplausos a la diminuta gimnasta que poca veces pierde su sonrisa.
Se echó en falta en cuanto terminó en las asimétricas y los jueces concedieron 15,666 puntos a Mustafina y ella se llevó 14,966. Anteriormente, la diez veces camoeona del mundo comenzó otro día de gloria en salto, donde se impuso con 15,866 frente a los 15,633 de su compatriota Alexandra Raisman. Clavó el ejercicio Biles para llevarse la primera gran ovación de la tarde. Comenzaba como estaba previsto, con autoridad y seguridad al frente de la clasificación.
Inmensa en suelo
Después sería aún mayor, cuando finalizó el tercer aparato de la rotación, la barra de equilibrio, con la afición encantada y cruzando los dedos mientras presenciaba su difícil ejercicio. Volvió a clavarlo Biles y en cuanto levantó los brazos con sonrisa tan radiante y el público estalló en tan potente salva de aplausos, ya era evidente que su nota sería elevadísima e inalcanzable. Se abrazó radiante la campeona a sus preparadores y esperó paciente la puntuación. 15,433 para ella, mientras quedaban todas sus rivales por salir. A ella la tocó abrir en la barra. Mientras sonaba en el recinto música de samba, clásica, de Pink Floyd e incluso foxtrot para algunas de las participantes, Simone Biles esperaba notas entre ejercicio y ejercicio seria y concentrada en su asiento, pero en cuanto podía relajarse, recuperaba la sonrisa y saludaba brazo en alto.
Después de la tercera y penúltima rotación de salto lideraba como era previsible la general con 46,265 puntos, frente a los 44,732 de Mustafina y los 44,665 de Raisman. Faltaba el aparato en el que nadie realiza un ejercicio tan difícil, espectacular y perfecto como ella, el suelo, donde estuvo inmensa. Aunque Raisman brilló (15,433), Biles, sin un solo error y levantando a los aficionados de sus asientos, fue recompensada con 15,933. La más grande esperó a ser coronada junto a su compañera Raisman (plata) y, en cuanto se hizo justicia (62,198 para el oro frente a los 60,098 de su compatriota), ambas se fundieron en un abrazo.