Elisabetta Gnone, autora de las W.I.T.C.H: «Los fans llevaban años pidiendo más de Fairy Oak»

CULTURA

Elisabetta Gnone dice que las W.I.T.C.H son «una metáfora de la adolescencia».
Elisabetta Gnone dice que las W.I.T.C.H son «una metáfora de la adolescencia».

Esta maga «bestseller» de la fantasía tejió la infancia de miles de niñas que crecieron con las W.I.T.C.H y las gemelas de Fairy Oak

10 sep 2023 . Actualizado a las 13:36 h.

Es una de las escritoras de literatura infantil y juvenil más conocidas del mundo. Ha acompañado a miles de jóvenes nacidas en los noventa, que vivieron su infancia y adolescencia acompañadas de las chicas que nacieron de su cabeza. La italiana Elisabetta Gnone debutaba entonces en España con la serie de cómics infantiles W.I.T.C.H para Disney, que presentaba a cinco jóvenes brujas adolescentes. También arrasó con la trilogía compuesta por El secreto de las gemelas, El encanto de la oscuridad y El poder de la luz que dio lugar a la tetralogía Fairy Oak, los cuatro misterios. Sin embargo, diez años después, la autora sorprendió a sus lectoras con La historia perdida y El destino de un hada, una vuelta al universo.

—Sus libros tienen siempre a protagonistas femeninas. ¿Cómo ve el papel de la mujer en la sociedad actual?

—Es una pregunta sobre la que se podría escribir todo un artículo o un libro, pero diría que somos esenciales, sobre todo por el gran papel que podemos llegar a desempeñar en la sociedad.

­—Lleva muchos años escribiendo literatura juvenil. ¿Le gustaría lanzarse a escribir algo para el público adulto?

—Sí, pero hay tantos géneros y temáticas que abordar que estoy buscando el correcto. Solo sé que quiero que sea un tema que sea útil.

­—Es una de las creadora de las W.I.T.C.H. ¿Cómo surgió la idea? ¿Esperaba el éxito que llegó a tener?

—Las W.I.T.C.H nacieron como una metáfora de la adolescencia. Cinco niñas pequeñas que se enfrentan a la transformación de su cuerpo y sus sentimientos de cinco maneras diferentes, como sucede en cualquier grupo de amigas jóvenes. Cada una con una historia detrás de ellas, una realidad, y una gran amistad que las une. La verdad es que no esperábamos tener tanto éxito ¡y menos que todavía funcionen tan bien a día de hoy!

—¿Qué se siente al haber acompañado a tantas niñas con sus historias en su niñez?

—Siento una emoción inmensa por poder compartir sentimientos, sueños, esperanzas que aún hoy me unen a muchos lectores, pero también es una gran responsabilidad.

—De hecho, muchas de ellas ya son adultas y siguen ansiosas por saber más de sus historias...

—Considero que Fairy Oak ha respondido a necesidades latentes que todos tenemos: sentirse tranquilos y seguros para sentirnos felices y a gusto en un lugar que amamos y que nos excita cada día. Creo que el crédito de esto tiene que ver con que las historias se establecen en entornos naturales y la naturaleza tiene muchos poderes grandes.

—¿En qué ha cambiado su forma de escribir desde las W.I.T.C.H?

—Cada historia trae consigo un estilo lingüístico y narrativo. No es solo una cuestión de objetivo. El sentido de la historia, el escenario, la época, los personajes, su forma de pensar y hablar inevitablemente condicionan la escritura. O al menos pienso que deberían.

—En España también hemos podido disfrutar de la saga de Fairy Oak, ¿cómo surgió su universo?

—Mi objetivo era compartir la belleza y el equilibrio de la naturaleza con los niños. Las protagonistas y sus amigos adquieren poderes mágicos y deben aprender a usarlos para mantener la armonía de su mundo. Colaboré con artistas como Alessia Martusciello, Barbara Baldi, Valeria Turati y Claudio Prati, para enriquecer el libro con ilustraciones que añadieran autenticidad y amplificaran este mundo lleno de hadas y hechiceros.

—¿La pandemia hizo que el mundo de Fairy Oak renaciera de sus cenizas diez años después?

—Sí. Los fans de la saga llevaban años pidiéndome más historias de Fairy Oak, pero yo había escrito el último libro, Adiós, Fairy Oak, con la intención de cerrar la saga. Luego vino la pandemia y me animé a reabrir el mundo de fantasía que había creado años atrás, para ayudar de alguna manera a amenizar la situación extraordinaria que estábamos viviendo.

—¿Cómo se inspira a la hora de escribir?

—En realidad, tomo mucha inspiración de mi día a día y de situaciones que presencio. También de dibujantes como Charles Shulz, el padre de Snoopy, y de italianos como Franco Bonvicini.

—¿Qué tipo de literatura le gusta leer cuando aparca la faceta de escritora?

—La verdad es que apenas leo ficción y literatura juvenil. Suelo leer ensayos científicos y biográficos.