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Analizamos el triunfo del Real Oviedo en el derbi a través de la actuación del doble pivote oviedista
21 dic 2022 . Actualizado a las 08:26 h.Por primera vez desde el reencuentro de 2017, un derbi asturiano arrancaba con un planteamiento inicial que desde el principio acercaba más a la victoria al Sporting que al Oviedo. Fueron poco más de 15 minutos, sí, pero suficientes para que Álvaro Cervera hiciese un pequeño gran ajuste que devolvió la competitividad a los suyos. A partir de que empezase ese segundo partido dentro del partido en general, los azules -sobre todo ese doble pivote que forman Luismi y Jimmy- encontraron su lugar. Y en los derbis, que pase esto casi siempre es sinónimo de victoria, importando poco la forma en la que llegue esta.
Gragera se aprovechó de la situación
«Creíamos que les podíamos hacer daño en su salida de balón y no lo estábamos consiguiendo», dijo Cervera hora y media después en la sala de prensa del Carlos Tartiere. Y, claro, fue tal que así. El Oviedo se lanzó al reto de robar muy, muy cerca de la primera línea sportinguista y el resultado no fue bueno. Por el camino, los azules se olvidaron de ese pase inicial -tan obvio, pero tan necesario en la jugada- a Gragera, pivote que se quedaba por dentro, y el mediocentro del Sporting recibía cómodo. A partir de ahí, los oviedistas llegaban tarde y, poco a poco, los de Abelardo iban activando otros pases que les hacían avanzar.
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Los puntas no cerraban dentro, a Jimmy no le daba tiempo a saltar a Gragera y a Bastón y Enrich -viendo que el Sporting ni se inmutaba- les costaba realizar una presión orientada que tapase el pase extra por la banda. Ahí, durante un par de veces, esperaba Rivera para dar continuidad y profundidad a la jugada. Está presión más alocada de lo normal también se podía apreciar tras la pérdida oviedista, momento en el que las marcas se desajustaban y Gragera volvía encontrar el pase que más daño podía hacer al Oviedo: el que superaba a Luismi y Jimmy.

La orden de Cervera
Gragera acabó el partido siendo el jugador del Sporting que más veces participó en zonas intermedias, pero el peligro de esta estadística se concentró en el primer cuarto de hora ya mencionado. Cuando cerca del minuto 14 Cervera ajustó, el partido cambió. El técnico azul ordenó a los suyos que esperasen algo más atrás, con el fin de juntar más las líneas, cerrar espacios y complicarle la tarea a Gragera, aunque eso supusiese que la primera línea rojiblanca en los inicios de juego no tuviese oposición. Reto aceptado, debió pensar Cervera... y acertó.
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Luismi y Jimmy comenzaron a liderar el bloque, Enrich y Bastón estaban más pendientes del doble pivote que de los centrales y tanto Viti como Hugo Rama centraban sus esfuerzos en juntarse al doble pivote para tapar los pasillos interiores, dejando más libres los costados. El ajuste se hizo notar casi al instante y los problemas de Gragera para jugar hacia adelante se fueron acrecentando con el paso de los minutos. Fue fundamental, claro está, que esta variante se produjese con el marcador luciendo un empate sin goles. El Oviedo sobrevivió primero y, ya con la oportunidad que le había ofrecido el partido en la mano, creció después.
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Jimmy y sus pases de seguridad hacia delante
El Oviedo crecía y la confianza no solo es fundamental en defensa, también en ataque. Con balón emergió la figura de Jimmy, que si llega a encontrar algo de lucidez en la última línea, hubiese protagonizado más de una ocasión clara de gol. El canterano, al que muchas veces se le hace de menos en su faceta ofensiva debido a la seguridad y al equilibrio que aporta en la defensiva, tiró de primeros toques para superar líneas con facilidad y poner a los delanteros y a los extremos de cara al Pichu Cuéllar.

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Suele ser el pase de seguridad un recurso muy útil para, cuando un equipo roba, asentar la posesión y evitar una pérdida letal con espacios de por medio. Ese pase de seguridad, dado hacia atrás, lo ejecuta un jugador con la marca encima y sin mucho tiempo para pensar. Durante una fase del derbi, Jimmy lo ejecutó, pero hacia delante: es decir, además de evitar la pérdida, generaba el caos en el Sporting. Hasta en cuatro ocasiones el ovetense lanzó el ataque de los azules, superando al primer toque la presión del doble pivote sportinguista. Así llegaron los únicos acercamientos de los carbayones.
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Un lugarteniente llamado Luismi
En cada acción ofensiva de Jimmy, se podía ver a Luismi cerca, pero siempre un paso por detrás. Cuando el Oviedo tenía el balón era el ovetense el que arriesgaba o ganaba metros, mientras que el gaditano aseguraba la zona a su espalda. El orden instalado por Cervera sirvió también para que Luismi ajustase las distancias y pudiese instalar su campamento base habitual en el centro del campo que le permitía saltar a la presión o realizar ayudas sin que dichas decisiones supusiesen demasiado riesgo.
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Así, Luismi comenzó a complicar el giro a los jugadores más desequilibrantes del Sporting y a imponer su ley en las segundas jugadas. Como pasó en el último derbi disputado en El Molinón, el '5' azul dio una clase maestra de estar bien colocado en los balones largos, tanto en los que salían de las botas de los centrales locales como en los que salían de las visitantes. Si Tarín o Dani Calvo se imponían en el duelo aéreo -que casi siempre lo hacían-, Luismi estaba ahí para asegurar la posesión al Oviedo.
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Koba
Los minutos pasaban y, aunque el Oviedo no sufría, parecía difícil que se moviese el 0-0. Fue entonces cuando Cervera apostó por Koba. El francés, en su primera participación a las órdenes del nuevo técnico, fue ubicado por detrás del punta: el 1 que va detrás del otro 1 (delantero centro) en el esquema más utilizado por Cervera en Cádiz. El impacto fue inmediato.
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Fueron solo un par de jugadas, pero una acabó en falta lateral y la otra en el penalti que decantó el partido. La segunda acción nació, cómo no, del buen hacer de Luismi y Jimmy. El primero robó y cedió, el segundo dio el pase que hizo ganar metros al Oviedo. Ahí estaba Koba para hacer de vértice del triángulo, ganar una altura más y dar profundidad a la circulación oviedista. El resto ya saben cómo acabó. Dos chispazos que, quién sabe, podrían cambiar la futura piel del armazón de Cervera.