Analizamos qué le puede aportar al Real Oviedo el jugar con dos delanteros
12 abr 2019 . Actualizado a las 11:49 h.El debate sobre las ventajas de jugar con dos delanteros se está convirtiendo en un asunto de estado entre la afición del Real Oviedo. Después de recuperar en las primeras semanas de 2019 el terreno perdido en diciembre de 2018, el conjunto azul se encalló a nivel de juego y resultados. Una victoria, cuatro empates y dos derrotas es el bagaje del cuadro de Juan Antonio Anquela en las últimas siete jornadas. Ahora, con el equipo a cinco puntos de los puestos de playoff, todo el mundo busca soluciones.
Desde que el técnico jienense ocupa el banquillo azul, el Real Oviedo no ha sido un equipo que potencie a sus hombres de ataque. Los azules fueron, en su mejor versión vista hasta el momento, un conjunto rocoso que minimizaba los puntos fuertes de su rival, acortando el campo al máximo y realizando una presión intensa para que, basándose en su desequilibrio individual, Saúl Berjón, Yoel Bárcenas, Mossa o, en su momento, Aarón Ñíguez, resolviesen en campo contrario.
En este escenario, Toché, Linares, Joselu e Ibra arañaron lo que pudieron. Con más o menos ocasiones, rara vez se han visto partidos en los últimos meses en los que el delantero del Oviedo jugara la mayor parte del encuentro en el último tercio del campo. Se han fallado ocasiones claras, eso es así, pero en esta categoría es muy difícil exigir efectividad cuando casi no se entra en contacto con el balón. No se fichan goleadores, se fichan rematadores que luego se potencian para que saquen a relucir su mejor versión.
Los últimos partidos han demostrado que, ante la falta de ideas en el juego posicional y las dificultades para ocupar las distintas alturas del ataque y conseguir crear circulaciones de balón fluidas, ocupar el área es una práctica simple pero muy eficiente.
El Oviedo, uno de los equipos que más utiliza las bandas en fase ofensiva, es a su vez uno de los conjuntos que menos carga la zona de remate. En la mayoría de centros que se dan en un partido, Joselu o Ibra siempre están en situaciones de inferioridad con sus defensores y tan solo reciben la ayuda del extremo o el carrilero contrario. Cuando Anquela se decide a jugar con dos puntas, los rivales sufren más a la hora de defender estas acciones.
El técnico jienense no suele tocar lo que alguna vez le ha funcionado, pero ese 3-5-2 visto ayer en el amistoso ante el UP Langreo no parece una variante tan agresiva. Conservando la eficacia de la línea de tres centrales y sin renunciar a la profundidad de los carriles, el Oviedo gana en presencia ofensiva y potencia las virtudes de sus delanteros.
Al conjunto carbayón le quedan ocho encuentros. Menos diez partidos para, por cuarta vez consecutiva, intentar el asalto al playoff de ascenso. Los cinco puntos de distancia, de momento, no parecen un reto inalcanzable. El problema está en el propio Oviedo. Con lo visto hasta ahora está claro que van a competir y que, incluso, pueden salir vencedores, pero la sensación es que hará falta un pasito más. Quién sabe si dicho pasito está al alcance de la mano.